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El conservador Ulf Kristersson toma el cargo de Primer Ministro en Suecia

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El pacto que le ha convertido en primer ministro salva una carrera política que todos daban por acabada tras dos derrotas electorales

A sus 58 años, Ulf Kristersson, líder del conservador Partido Moderado desde 2017, veía hace apenas un mes cómo se le escapaba la oportunidad de ser primer ministro.

Con una popularidad entre los suecos del 32% frente al 55% de la primera ministra, la socialdemócrata Magdalena Andersson, Kristersson solo esperaba salvar los muebles y no sufrir una derrota muy humillante frente a la ultraderecha de los Demócratas Suecos (SD), que amenazaba con asestar por primera vez un “sorpasso” a los conservadores. 

Al final, los populistas superaron a los moderados en votos, pero la pírrica victoria del bloque de derechas frente a la izquierda (176 frente a 173 diputados) fue suficiente para salvar su carrera política y catapultarle a Rosenbad (sede del Gobierno sueco).

“La visión que tienen los moderados del líder de su partido es bastante similar a la del director general de una empresa que cotiza en bolsa: mientras todo vaya bien puede quedarse, pero si sale mal tiene que irse el mismo día”, explica el historiador político Torbjörn Nilsson.

Con gafas de montura de carey, una apariencia impecable y un físico esbelto, Kristersson nació en Lund (sur de Suecia).

Ex gimnasta, a menudo se lo fotografía llevando una vida activa, corriendo o caminando en la naturaleza con su perro Winston, el springer spaniel galés que obtuvo después de perder las elecciones de 2018 en Suecia.

En ese entonces, Kristersson había prometido que nunca negociaría con los Demócratas de Suecia, nacionalistas y antiinmigración, entonces vistos como “parias” en la escena política del país. Pero a la vista de que nunca volverían al poder si no era con el apoyo más o menos explícito de la ultraderecha, Kristersson inició conversaciones exploratorias con los Demócratas de Suecia en 2019, una cooperación que se ha profundizado en los años transcurridos desde entonces, persuadiendo a cristianodemócratas y liberales a que siguieran sus pasos.

Si bien el nuevo gobierno estará compuesto por los moderados, los demócratas cristianos y los liberales, SD le proporcionará el apoyo esencial para alcanzar la mayoría parlamentaria en Riksdag.

A cambio, el programa de Gobierno de 62 páginas está fuertemente influenciada por la extrema derecha con la promesa de reducir la inmigración y el asilo y construir centrales nucleares.

“Kristersson podría pasar a la historia como el cerrajero de la extrema derecha” que abrió la puerta a la aceptación de los Demócratas Suecos en el escenario político, escribió el diario de referencia en Suecia, el “Dagens Nyheter” antes de las elecciones.

Fanático de Tintín con un título en Economía, Kristersson había hecho una fuerte campaña sobre temas cercanos a los corazones de los votantes de derecha y extrema derecha, lo que le valió críticas como una versión más moderada de los Demócratas de Suecia. De ahí que muchos votantes prefieran el original que la copia.

Prometió tomar medidas enérgicas contra la migración y el crimen y “enderezar” una Suecia que, en su opinión, ha perdido el control sobre demasiados problemas, que van desde el aumento de los tiroteos entre pandillas hasta el alto desempleo y la escasez de parteras hasta las aulas escolares desordenadas.

“Una Suecia que no funciona se ha convertido en la nueva normalidad”, recalcó a lo largo de la campaña. Kristersson también prometió reducir los precios de la electricidad como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania. El nuevo Gobierno planea construir nuevos reactores nucleares, después de décadas de eliminación nuclear en Suecia.

Kristersson entró en política cuando era un adolescente en la escuela secundaria y ascendió a los 25 años a la presidencia de las Juventudes conservadoras, cargo que ocupó hasta 1992, cuando perdió la reelección en una apretada disputa con Fredrik Reinfeldt, futuro primer ministro (2006-2014). Mientras que Reinfeldt representaba el ala más conservadora, él era un ferviente defensor del neoliberalismo que llegó a difundir el nombre y teléfono de sus compañeros de partido concejales que aprobaban subidas de impuestos en sus respectivos ayuntamientos.

Rápidamente ascendió en las filas del partido y fue elegido diputado en 1994. No valorado por los sucesivos líderes conservadores, Kristersson se tomó descansos ocasionales de la política para trabajar en comunicaciones y como presidente de la junta directiva de una agencia de adopción.

Su antiguo rival, Reinfelt, le rescató del ostracismo político para nombrarle ministro de Seguridad Social. El nuevo primer ministro está casado y es padre de tres hijas adoptadas en China.

Paradójicamente, se hizo con las riendas del partido en 2017 después de que la entonces líder de los moderados, Anna Kinberg Batra, se viera obliga a dimitir por las malas encuestas y abrirse a dialogar con la ultraderecha.

Kristersson sigue los pasos de la vecina Dinamarca, donde la extrema derecha ha apoyado los sucesivos Gobiernos liberal conservadores habidos desde 2001 a cambio de aplicar una restrictiva política migratoria. La tradicional política sueca de acogidas de refugiados desde los tiempos de la Guerra de Vietnam puede correr la misma suerte.

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