Religión

Debemos resistir las normas ilegítimas sobre el Rito Tradicional, afirma el Padre Claude Barthe

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El P. Barthe es uno de los mayores especialistas en la historia del movimiento tradicional y capellán de la peregrinación a Roma, y sabe lo que dice. Esta mañana, la Congregación para el Culto Divino publicó sus respuestas a ciertas disposiciones de la carta apostólica en forma de motu proprio Traditionis custodes. Hemos entrevistado al P. Claude Barthe.

Padre, se ve que a ofensiva contra la liturgia se intensifica de modo considerable, a juzgar por la publicación este 18 de diciembre de las respuestas a unas preguntas, o supuestas preguntas,  planteadas a la Congregación para el Culto Divino.

La verdad es que el ala dura de Roma está muy empeñada, como demuestra lo que llevan hecho hasta la fecha: la desaparición de la Comisión Ecclesia Dei, el sondeo a los obispos, un motu proprio, la carta del cardenal vicario de Roma, y hoy las respuestas que aclaran Traditionis custodes. Está claro que quieren hacer algo irreversible. Básicamente, las respuestas ya se conocían por la carta del cardenal De Donatis del pasado 7 de octubre a la diócesis de Roma.

¿Pueden las respuestas de una congregación ampliar lo que dice un motu proprio pontificio?

Desde el punto de vista técnico y jurídico, sí. La Iglesia es una monarquía absoluta, y los ministros del Papa pueden promulgar una ley en su nombre y por orden de él. En este caso, lo que hacen es especificar la intención del legislador. Poco se puede alegar, porque el Papa había aprobado esas respuestas en forma genérica (lo cual equivale a una endeble aprobación) y no de forma específica (que sería una aprobación máxima). Ahora bien, desde el punto de vista jurídico teológico, no: si Summorum Pontificum declaró que la Misa antigua no había sido abrogada y era una de las expresiones de la lex orandi, extender esto mediante una disposición a los otros libros (breviario, pontifical, etc.) es algo que se ha hecho en base a un juicio doctrinal   sustantivo. Toda ley en contrario carece de valor jurídico.

A pesar de ello, Traditionis custodes ha anulado esta declaración de Summorum Pontificum

Declaración que las respuestas explicitan y subrayan: según Traditionis custodes, los nuevos libros litúrgicos son la única expresión de la lex orandi. Ahora bien, provisionalmente se toleraba un uso más restringido del Misal antiguo a fin de «facilitar la comunión eclesial». Pero los otros libros litúrgicos (ritual, pontifical, etc.)no están comprendidos en esta tolerancia provisional y quedan por tanto prohibidos (excepto para el rito en parroquias personales, siempre que lo autorice el obispo).

Todo el aparato se basa en la declaración de Traditionis custodes que afirma invalidar Summorum Pontificum, aunque en realidad lo que hace es relativizarla, del mismo modo que la libertad religiosa pretendió anular el magisterio que fue válido hasta Pío XII.

En concreto, ¿qué queda prohibido?

Las consecuencias más sensibles de estas medidas, en caso de que sean aceptadas por los interesados, serían: la prohibición, salvo en parroquias personales, de las bodas por el rito tradicional (aunque en realidad, bastantes párrocos a los que sus feligreses se las pedirían harían la vista gorda); prohibición de las confirmaciones por el rito tradicional (pero cabe pensar que muchos padres de niños recurrirían a la FSSPX); y sobre todo la prohibición de ordenaciones sacerdotales según el rito tradicional. Con mucha diferencia, esto es lo más grave, porque apunta de forma muy concreta a los seminarios tradicionalistas. Los institutos Ecclesia Dei no lo aceptarán, como tampoco aceptarán la Misa nueva junto con la Tradicional en sus seminarios, la cual les quieren imponer con las visitas canónicas organizadas por la Congregación para los Religiosos. Sería un suicidio: los candidatos al sacerdocio lo pensarían mejor y se acabarían las vocaciones.

Entonces, ¿hay que resistir esta ley injusta?

Sí, mediante la gracia de Dios y la poderosa ayuda de la oración, aunque suponga ganar tiempo en los seminarios y en el apostolado. Claro que para que haya ordenaciones tiene que haber obispos dispuestos a considerar que las disposiciones prohibitivas no tienen fuerza de ley.

Y también que no les importe aceptar los riesgos que comporte contravenirlas, ¿no?

En realidad todos, tanto los obispos como los superiores, seminaristas y sacerdotes de a pie que tomen la resolución de no aceptar Traditionis custodes según explica la respuesta tendrán que asumir los riesgos.

¿Cuáles son esos riesgos? En el mundo secular se preparan previendo y calculando las crisis que puedan surgir. Lo peor que puede suceder –lo de monseñor Lefebvre en 1976– hay que recordarlo con respecto al orden: antes de celebrar una ordenación prevista habría que notificar al prelado una prohibición mandato speciali Summi Pontificis, que sería seguida por la suspensión a divinis o prohibición de celebrar los sacramentos. Por otra parte, cabe esperar que se tomen medidas muy diversas con las comunidades recalcitrantes, la peor de las cuales (una vez más, el orden) sería la supresión. Claro que también se puede pensar: ¿y por qué no? Siempre que la diplomacia de las partes interesadas combine habilidad en la forma y firmeza en la sustancia para que sólo haya reacciones  de principio. Eso sí, no debemos contar con ello, porque significaría subestimar la determinación de los autores de esos textos.

El típico equilibrio de poderes.

En efecto, y afortunadamente, para unos donnadies como nosotros, lo principal es que Cristo sostiene a la Iglesia. En todo caso, actualmente el equilibrio de poder es mucho más favorable de lo que parece al mundo de la Tradición, sobre todo en Francia, donde no se dejará avasallar. Es más, a las diócesis no les interesa que las comunidades se conformen con una semiindependencia temporal (como el IBP en París, en el Centro San Pablo). Sigo convencido de que el ala dura del Vaticano ha declarado con Traditionis custodes una guerra que irremisiblemente va a perder. Pero es una guerra que puede hacer mucho daño, hay que reconocerlo. Por eso, hay que rezar mucho para apoyar a los que tienen que tomar las decisiones.

Un comentario en «Debemos resistir las normas ilegítimas sobre el Rito Tradicional, afirma el Padre Claude Barthe»

  • Uruguay. 25 de Marzo de 2021. Fiesta del Consentimiento dado por la Virgen María para ser la Madre de Dios (Anunciación). Este día es el más importante de la Historia, porque Este Consentimiento habilitó Nuestra Redención y la Fundación de la Iglesia. El Post que sigue – Providencialmente, por problemas técnicos – no fue publicado íntegro el 1/11/2019, solo se publicó su Resumen estando pendiente de Ampliación, conforme a lo dicho en el Post publicado el 14/8/2020 en el Blogger sociedaduruguayafranciscobauza.blogspot.com.

    Viernes, 1 de noviembre de 2019
    Nuestra Insignia. Los principales Símbolos

    El Águila (1) que sin esfuerzo aferra con sus garras el Globo Terráqueo como una prolongación natural de su cuerpo.
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    (1) Escultura en bronce que acompañó la Época Fundacional del «Club Católico» de Montevideo (1875), y del que Francisco Bauzá fue «Alma Mater» hasta su muerte en 1899.

    Fortaleza de la Iglesia desde la que se defendió al Catolicismo como parte primera y esencial de la Identidad Nacional, y desde allí se organizaron ataques mortales contra el “Estado Laico” – Socialista y Totalitario – que con insolencia satánica la desafiaba.

    Hoy se encuentra (la Escultura) en su pedestal de madera tallada – como mudo testigo de un pasado pleno de gloria – en la Recepción de la Radio “Oriental” – mal llamada “la Radio de la Iglesia Católica» – que se instaló en el Edificio que otrora ocupara el «Club Católico» de Montevideo.
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    Es el Principal Símbolo, los demás solo se explican en función de El. Representa a la Virgen – Madre de Dios, Coronada en el Cielo por Su Divino Hijo como Reina y Señora de Todo lo Creado (5to. Misterio Glorioso), por tanto, Reina de la Historia.

    La Historia se desarrolla en el Globo Terráqueo y Ella ordena los acontecimientos Soberanamente.

    Lo Primero y Excluyente que Ella como Intermediaria entre Dios y los Hombres nos Exige, es que haciendo nuestro el Grito de Guerra de los Macabeos: “Más vale morir a vivir en una tierra devastada y sin Honor” (1er. Libro de los Macabeos), erradiquemos de la faz de la Tierra la Despenalización del Aborto – el Filicidio – sea en el Vientre Materno, sea por Descarte de Embriones en las Técnicas Complejas de Reproducción Humana Asistida.

    En esta Guerra que la Virgen – Madre de Dios nos pide, debemos combatir en dos frentes: el Interno (los enemigos que actúan dentro de la Iglesia) y el Externo (los enemigos que están fuera Ella).

    En el Interno debemos denunciar la Herejía (1.1.1.) que ha hecho posible la Despenalización del Aborto, culpable de millones de Filicidios.

    Niega – contradiciendo lo que Enseña el Magisterio Tradicional de la Iglesia (Págs. 3 a la 10, y 14 a 22) – que la Pena de Excomunión “latae sententia” (automática) prevista para el Delito de Aborto por el Canon 1398 – “Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae” – del “Código de Derecho Canónigo” vigente, o el Canon 2350 – “Los que procuran el aborto, incluso la madre, incurren, si el aborto se verifica, en excomunión latae sententiae reservada al Ordinario; y si son clérigos, deben además ser depuestos” – del Código anterior, Promulgado en 1917 – realizado el primer aborto “legal” – alcance a todos los Católicos que a cualquier título – Individual, Votantes, Propagandistas, Promotores, Periodistas, integrantes del Gobierno, Parlamentarios, Jueces, etc. – fueran partidarios de la “ley” que lo despenalizó (Pág. 2).

    Y debemos Acusar a los Herejes, y por tanto Usurpadores de la “Cátedra de San Pedro” (1.1.1.2., Págs. 23 a 28), los mal llamados: Benedicto XV (1914-1922), Pío XI (1922-1939), Pío XII (1939-1958), Juan XXIII (1958-1963), Pablo VI (1963-1978), Juan Pablo I (1978), Juan Pablo II (1978-2005), Benedicto XVI (2005-2013), y el mal llamado Francisco I (2013 en adelante).

    Análogamente inculpamos también del Delito de Herejía y por tanto de Usurpadores de sus Cargos, a los mal llamados Cardenales, Arzobispos, Obispos, Sacerdotes y Religiosos que hubieran incurrido en similar Pecado de Omisión; y a los Seglares en lo que corresponda.

    El Papa San Pío X (1903 – 1914) fue el Ultimo Vicario de Cristo en la Tierra (1.1.2., Págs. 23 a 39), y Su Legado debe Guiarnos en la Fidelidad al Magisterio Tradicional de la Iglesia. Su Intercesión continua ante la Virgen-Madre de Dios nos fortalecerá en el “Buen Combate”.

    En el segundo frente (1.2., Págs. 39 a 42) – los Enemigos Externos de la Iglesia – debemos enfrentar al “Eje Comunista” conformado por los Gobiernos – ilegítimos y opresores de sus Pueblos – de Rusia, China e Irán y sus satélites: Cuba, Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte, Vietnam, etc..

    Debemos – con serenidad y firmeza – gritar al Mundo que no aceptamos el “chantaje nuclear”, y que para el Católico – heredero de la Sangre de Mártires y Guerreros muertos en Lucha por la Fe – la vida terrena no es un objetivo absoluto, sino que es un medio para conquistar la Eternidad – “¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?” San Mateo 8:36 –cumpliendo la Ley de Dios, la que el Comunismo viola absolutamente.

    Tenemos la obligación de Denunciar la Complicidad con el Comunismo y sus metamorfosis – Nazismo, Fascismo, Falangismo, Socialismo, SocialDemocracia, Democristianismo, Socialismo del S.XXI, Progresismo “Católico”, Feminismo, Ideología de Género, etc. – durante los Siglos XX y XXI de muchos Gobiernos de Occidente, particularmente de los Gobiernos de los EEUU – traicionando al Pueblo Norteamericano – como el actual, Presidido por D. Trump.

    El Comunismo y la Herejía se compenetran en la Despenalización del Aborto.

    Francisco Bauzá (1849 – 1899) es el “Varón Católico”, bajo cuyo patrocinio nos ponemos y que desde la Corte Celestial intercede por nosotros ante la Virgen – Madre de Dios (Págs. 44 a 49).

    Sol de la Iglesia y de la Patria (6., Pág. 44), ha sido puesto en el más brutal y radical de los ostracismos por la Historia Oficial de la Iglesia y del Uruguay, pero como “el Sol no se puede tapar con las manos” y la Madre de Dios es la Reina de la Historia, nosotros creemos que está en sus inescrutables designios, el resurgimiento glorioso y la exaltación de este paradigma del Catolicismo de todos los tiempos.

    Los demás Símbolos de Nuestra Insignia – 2. “Inimitias ponam inter te et Mulierem…” (Gen. 3;15); 3. El Santísimo Rosario; 4. La Corona de Espinas; 5. La Flor de Lis sobre el fondo Azul Francia, (Págs. 43 y 44) – los explicamos en el Post que sigue.
    http://sociedaduruguayafranciscobauza.blogspot.com

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