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La leyenda del diablito de la iglesia de San Miguelito

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Edificada en el Siglo XVII —en 1690, como lo indica la placa que ostenta en la entrada principal—, la iglesia de San Miguelito es considerada una de las primeras en erigirse en el municipio de San Pedro Cholula.

“Es la primera capilla de Cholula”, asegura uno de sus mayordomos, quien acepta la entrevista pero con la condición de que se cuide su identidad.

Señala que el inmueble, perteneciente a la religión católica, está dedicado a San Miguel Arcángel, el cual se encuentra en el altar mayor. “El ángel que logró vencer al demonio y que nos brinda amparo contra su perversidad y asechanzas”.

Detalla que el templo presenta una arquitectura novohispana de ladrillo y resalta por la leyenda de que alberga a un diablito fabricado en madera, el cual recobra vida y se escapa para cometer desgracias.

“La historia no me le sé bien y preferiría no contar algo erróneo. Es que aquí no se maneja igual que otras iglesias y la gente lo puede tomar a mal o generar malos entendidos”, aclara.

Por su parte, una de las mayordomos y custodio del templo, quien también pidió el anonimato, narra que la iglesia dio nombre entre el vulgo al barrio que actualmente lo alberga: San Miguelito (Aunque en realidad es el Barrio de Santiago Mixquitla).

Informa que la misma comunidad le da mantenimiento y dicta las actividades dentro y alrededor de esta construcción, la cual se vio afectada por el terremoto del 19 de septiembre de 2017.

“Registró algunas cuarteaduras, pero ya está todo perfectamente. Las vinieron a reparar y ya puede entrar uno con confianza”.

Resalta que todo estuvo supervisado por las autoridades correspondientes e incluso cuentan con el documento de aprobación para su apertura.

Menciona que el templo solo se abría los sábados a las 18 horas para impartir misas. “Ahorita no hay (actos religiosos) por lo de la pandemia”.

Respecto al origen del diablito de San Miguelito, indica que son muchas versiones las que se manejan por lo que prefiere no aventurarse en declarar alguna en específico.

“Está en una urna de cristal. Ahí está custodiada por las imágenes, especialmente por la de San Miguel (Arcángel), quien es la que lo está custodiando y cuidando”.

Detalla que se encuentra resguardado en la sacristía del templo por lo que pocas personas han tenido la oportunidad de observarlo.

Lo único que confirma es que cuando se lograba salir “para hacer travesuras” ocurrían accidentes en los alrededores, especialmente en la denominada “curva del diablo”, que se localiza en la intersección de la Antigua Federal a Cholula (hoy avenida Forjadores) y la Recta a Cholula, justo donde se convierte en la carretera a Huejotzingo.

Esto es a unos metros de la 12 Oriente esquina con la 2 Norte, en específico en el número 201, donde se localiza el templo, donde las crónicas narran que la figura de madera del diablito fue dejado abandonado en la puerta del atrio. Aunque otros citan que fue desenterrado sobre la citada curva.

Pero la creyente ataja y asegura que a partir de que le asignaron la custodia de San Miguel Arcángel dejó de salir de su reclusión.

“Como está custodiado ya no sale, pero (dicen que) luego sí. Vienen (algunos visitantes) y sale. Sale, creo yo, cuando quiere salir y sale a hacer travesuras”.

Pese a lo anterior, da a conocer que tras su inclusión en la urna de cristal —reforzada por postes de madera, cruces en color aluminio en cada una de sus caras y un manto como cubierta—, ningún protocolo o acto litúrgico especial se lleva a cabo para mitigar o impedir que intente abandonar su claustro. “Ahí está y ya no sale”, insiste.

Las crónicas que se manejan alrededor del singular personaje es que un día fue encontrado frente a la iglesia sin que nadie sepa a ciencia cierta cómo llegó o quién lo llevó. Se dice que lo desenterraron creyendo que se trataba de una reliquia prehispánica, o que el dueño, al no aguantar las fechorías del diablito, creyó que estaría mejor en un templo.

Se maneja también que tras su resguardo, a los sacristanes les costó mucho trabajo meterlo en la urna de madera ya que sin razón explicable no cabía, hasta que se realizaron unas oraciones.

También se difunde que por un tiempo estuvo atado a una de las columnas pero extrañamente a veces aparecía liberado y cuando esto pasaba en la iglesia, en el pueblo ocurría alguna desgracia que los vecinos asociaban a la estatuilla pues aseguraban que hasta que el padre o el sacristán lo volvían a atar a la columna cesaban los males.

Aseguran que cuando recién llegó la imagen a la iglesia, sin explicación cambiaba de lugar o de posición cuando nadie lo veía, e incluso tenían que cortarle las uñas porque rasgaba la madera del lugar donde estaba colocado.

Otros manejan que inicialmente en el templo colocaron una estatua del arcángel rematada en la base con la imagen de un diablo y que al acudir los fieles para solicitarle al ángel con la armadura romana algún favor y no verse favorecidos, por su desesperación volcaron sus suplicas a su complemento, lo que fue descubierto por el sacristán quien dio aviso al padre en turno, razón por la cual, decidió retirar del altar la efigie de lucifer.

Narran que lo que el sacristán escuchó fue que uno de los fieles le pidió lo siguiente al ángel caído: 

“Mira Satanacito, tu que estás a un lado de San Miguelito, haz que se muera mi vecino, además ya está reviejo y nada más me está cobrando el dinero que le debo, ándale, hazme ese favorcito y te ofrezco a cambio el alma de mi compadrito, por mi comadre no te preocupes, que yo la cuidaré”.

Finalmente, aseguran que si alguien desea visitar al diablito la Iglesia pide que se realice una alabanza a San Miguel Arcángel, para proteger a todo aquel que lo vea directamente. También se dice que si el visitante no realiza ningún rezo para protegerse, el diablito tomará su forma humana para poder salir del templo para seguir haciendo desmanes.

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