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SEGEY se cura en salud y suspende actividades

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El día de ayer, a eso del mediodía empezó a circular en redes sociales, un oficio proveniente de la secretaría de educación del gobierno del estado, que informaba de la suspensión de todas las actividades que esa dependencia estatal venía realizando.

Al conocer el documento, procedimos a consultar con amigos que laboran en la mencionada dependencia. Los funcionarios nos indicaron que el documento era legítimo, si bien para evitarse complicaciones, nos solicitaron el anonimato.

El oficio suspendió de golpe y porrazo la realización de los consejos técnicos, las jornadas de limpieza escolar y los procesos de inscripción y reinscripción hasta nuevo aviso.

El propósito de esta medida, fue propiciar el distanciamiento social, a efecto de desalentar la propagación del virus del COVID-19 entre el alumnado, personal docente y administrativo.

Esta disposición dejó sin efecto, un oficio anterior, que calendarizaba todas estas actividades, poniendo de manifiesto la absoluta ineptitud de Loreto Villanueva y su equipo de colaboradores, una percha de buenos para nada, incapaces de dimensionar la magnitud de la pandemia.

Celebramos que haya imperado la cordura, pero la realidad es que la dependencia estatal no toma la determinación por reflexión o conciencia, sino a raíz de la muerte por contagio del virus del COVID-19 de un alumno de Hunucmá, situación que se ha vuelto un verdadero escándalo para la administración estatal en turno, por lo que en aras de evitar que lo ocurrido se multiplique, decidieron suspender actividades.

El gobernador del estado, debería hacerse un favor y ordenar el cese fulminante de ese florero llamado Loreto Villanueva Trujillo, que solo sirve de ornato y no es capaz de decidir nada, toda vez que en la SEGEY la que manda realmente es Carlota Storey y todo mundo lo sabe.

Vila debería remover de inmediato a Loreto Villanueva, porque esto no es un tema político, ni de partidos, se trata, nada más y nada menos, que de la salud y de las vidas, de nuestros hijos, de los niños y jóvenes de Yucatán. Ellos son los que importan.

Seguimos pendientes…

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