Opinión

Las cosas de Yucatán

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2 de enero de 2024

Líbreme Dios de que me caiga un rayo, de un burro en el mes de mayo y de un pendejo a caballo

Tal es lo que prescribe un viejo refrán charro, que el abuelo nos refería, haciendo hincapié en los riesgos que tales supuestos acarrean.

De todos, el más peligroso es el último, precisaba el abuelo, sabedor que un jinete sin experiencia, entraña un riesgo significativo para él mismo, para su montura y para quienes cabalguen a su alrededor, pensando que están en compañía de gente que sabrá que hacer en caso de una eventualidad.

Mi abuela paterna, que era un pozo de sabiduría y se las sabía de todas en materia de consejas, nos advertía que no hay nada peor que un pendejo con iniciativa, previniéndonos de los acontecimientos que pudieran acaecer merced a las acciones que emprendiera alguien desconocedor de tal o cual actividad o materia, por buenas que fueran sus intenciones.

Para concluir con la sabiduría popular, la política de la vieja escuela, indicaba que un deseo del jefe, debía ser interpretado como una orden y cumplirse de inmediato. Dicha situación se cumplimentaba diciendo: al jefe no se le rebasa, ni en la carretera.

Tales recuerdos vienen a colación tras los recientes sucesos acaecidos durante la más reciente gira de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, candidata de MORENA a la presidencia de la república, en un par de municipios de nuestra entidad.

En el municipio de Kanasín, la paisana de los bacilos, elogió hasta el cansancio a una tal Lucía Figueroa, a quien presentó como la divina garza capeada en huevo, resaltando que era la responsable de entrenar a la policía capitalina (con razón andan tan fregadas las cosas, en la tierra del abominable hombre de las liendres), diciendo que era un orgullo que fuera paisana nuestra y cualquier cantidad de zarandajas adicionales.

Doña Claudia es evidente que desconoce el aserto que prescribe: las cosas de Yucatán, dejarlas como están.

En similar orden de ideas, encontramos lógico que trate de dar el espaldarazo a una de sus allegadas. No obstante, los yucatecos tenemos claro que si algo funciona, ni moverle.

Pero dicha situación (la inquietud de la candidata morenista por nombrar secretaria de seguridad en nuestra entidad), si bien a muchos nos parece una broma de mal gusto (solo pregunten a los empresarios y verán que opinan), al que pone en un brete, es a su candidato a gobernador que tan solo un par de días antes, declaró que haría lo que fuera para convencer al Comandante Saidén para proseguir en su cargo.

Pensamos lo anterior, habida cuenta de la descomunal cantidad de elogios vertidos por la abanderada guinda, a favor de la señora Figueroa.

Resulta más que obvio que Sheinbaum la considera la persona idónea para hacerse cargo de la seguridad en Yucatán.

Solamente que es menester observar que la señora Figueroa no tiene ni la más remota idea de como andan las cosas por estas lajas, a diferencia de quien hace más de veinte años se encarga de ello y se las sabe hasta durmiendo.

Cambiar a estas alturas al experimentado secretario de seguridad en funciones, por una neófita, podría ser de consecuencias incalculables: imaginemos los peores escenarios que pudieran hacerse realidad, si esto ocurriera. Perderíamos esa confianza y seguridad con que los yucatecos salimos a la calle.

Guste o no a algunos, en Yucatán la seguridad tiene nombres y apellidos: Luis Felipe Saidén Ojeda.

Sabemos que nadie podrá siquiera igualar la labor que el Comandante Saidén realiza y estamos ciertos también que algún día deberá retirarse a su casa, repleto de honores y con la satisfacción del deber cumplido.

Pero estamos seguros que este supuesto ya debe estar más que previsto por un policía de su experiencia y que indudablemente el día que anuncie semejante determinación, nos hará saber quien está capacitado para proseguir su tarea.

De suerte tal, que debería el candidato morenista a gobernador, ponerse a considerar la posibilidad de decirle: no, gracias a la futura titular del ejecutivo federal.

Lo que no nos queda claro, es si será capaz de hacerlo y anteponer el bienestar de todos los yucatecos, a sus conveniencias particulares. Tiempo al tiempo, será cosa de ver.

Por otro lado, pero trayendo a colación los refranes aludidos, pudimos enterarnos que Rommel Pacheco fue designado candidato de MORENA a la alcaldía de Mérida.

Es vox populi que Rommel llega a la nominación merced a su cercanía con la candidata presidencial que lo ha prohijado.

Solo que Rommel es objeto de rechazo y de repulsa de parte de la ciudadanía meridana y de la propia militancia morenista, a quienes no agrada su trayectoria, ni su perfil de saltimbanqui político.

Ya un destacado militante de MORENA, el diputado Rafael Echazarreta, ha subrayado que Rommel significa una derrota moral y en las urnas y coincidimos con tal apreciación.

El asunto no es si Rommel va a perder, sino por cuanto lo hará. Vislumbramos una verdadera paliza en lontananza; y una derrota apabullante en esta capital, equivale a entregar la gubernatura al abanderado del blanquiazul.

Por eso volvemos a remitirnos a los refranes y reiteramos lo que se aconsejaba en época de la Colonia: las cosas de Yucatán, dejarlas como están…

Cuidado con ciertas iniciativas, a pesar que se originen en los más caros deseos de quienes detenten la jefatura política…

Seguimos pendientes…

Dios, Patria y Libertad

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