Más guinda no, por favor
En una reunión celebrada en Guadalajara a la que asistió para dar el espaldarazo al presunto candidato de MORENA en Jalisco, el secretario de gobernación, Adán Augusto López Hernández, aseveró que habrá guinda para rato en México.
No sabemos a ciencia cierta, si tal afirmación significa un deseo o una amenaza. Lo que si sabemos los mexicanos, es que las cosas no pueden continuar tal cual están al día de hoy.
Los mexicanos sabemos que el país no aguanta seis años más de división y polarización social. No podemos continuar con la monserga de chairos y fifís. A menos que se busque generar un conflicto social de dimensiones y consecuencias incalculables.
No podemos proseguir con seis años más de política antiempresarial, porque esto desalienta los flujos de capital nacional y privado y pone en tela de juicio nuestra estabilidad como país y le quita a nuestra patria cualquier viso de confianza para los inversionistas.
No podemos prorrogar seis años más la política social planeada con las patas, sin padrones confiables de beneficiarios, que garanticen que los apoyos lleguen a quienes realmente los necesitan y que yq no los reciban quienes no los requieren en absoluto. Otorgar beneficios sociales de manera indiscriminada, debería ser catalogado como delito.
No podemos extender seis años más las descalificaciones a la prensa y a los comunicadores que critiquen o que se atrevan a adoptar posturas contrarias al oficialismo. La libre expresión de las ideas no puede ser coartada y debe eliminarse por completo la censura y más aún todavía si esta proviene de instancias oficiales, máxime si se hace de manera pacífica y respetuosa.
No es posible continuar conflictuándose y promoviendo enfrentamientos con todos los sectores sociales. Hacerlo lleva a dudar de la estabilidad sicológica de quien los auspicia. No se puede pedir unidad y solidaridad a aquellos a quienes se ha injuriado.
No es posible proseguir militarizando al país, máxime que la presencia cada vez mayor de nuestras fuerzas armadas en todos los ámbitos de nuestra vida nacional, no se traduce en una mayor seguridad pública, ni en la disminución de los índices delictivos. El presidente prometió regresar al ejército a sus cuarteles y ha hecho exactamente lo contrario, menoscabando además el respeto que merecen nuestros militares de parte de todo sector social.
No es posible prorrogar más la estrategia fallida de abrazos, no balazos. Entendemos que se deben atender las causas sociales de la delincuencia, pero también exigimos se ataque al crimen organizado, con toda la fuerza y potencia de fuego del estado.
No es posible extender las suspicacias que se desatan con los saludos a familiares del crimen organizado. Si bien el diálogo siempre debe ser premisa y a nadie puede negarse el derecho de audiencia, hay que tener sensatez y sentido común para entender que no hay que hacer cosas buenas, que parezcan malas.
No es posible seguir con actitudes propias de partido de estado y con estilos autoritarios. Muchos años y mucha más sangre costó a esta patria tener instituciones e instrumentos electorales confiables y retornar a la rectoría estatal, significa lisa y llanamente, una involución inaceptable.
Fue la misma izquierda mexicana la que repetidamente exigió una serie de cambios, retratados en leyes e instituciones, que hoy se pretende borrar de un plumazo.
No es posible repetir en el gobierno actitudes propias de dictaduras bananeras, si en México ha de gobernar la izquierda, lo menos a lo que podemos aspirar es que lo haga una izquierda inteligente, que tenga más en común con los países nórdicos, que con Cuba, Nicaragua o peor aún, China o Corea del Norte.
Después de seis años de ruptura y confrontación, a México le urge una figura que garantice cabalmente la unidad y la reconciliación. De ahí la enorme trascendencia de las elecciones por venir, donde todos los mexicanos de bien, debemos ponerle un alto a MORENA y a sus seguidores de la 4T.
De manera tal que debemos rehusar con toda educación, pero con absoluta firmeza la propuesta del secretario de gobernación. ¿Seis años más de guinda? No gracias, ni que estuviéramos locos.
Seguimos pendientes…