El ejemplo de los lobos
Viernes 8 de diciembre de 2023
Cuando un lobo va perdiendo la pelea contra otro lobo y entiende que ya no tiene posibilidades de ganar, ofrece apaciblemente la yugular a su oponente, como si dijera: “Perdí, acabemos con esto de una vez”.
Sin embargo, en ese momento tiene lugar lo increíble: el lobo ganador se paraliza; una fuerza milenaria le impide matar al que reconoce la derrota.
Algún mecanismo primario, incrustado en el ADN o más allá de este, le recuerda que la especie es más importante que el placer de eliminar al contrincante.
¡Qué maravillosa relojería instintiva!
Nadie llamaría cobarde al lobo que se entrega ni conmiserativo al que se paraliza; simplemente, el milagro ocurre.
Ni vencedor ni vencido.
Ambos se alejan y la rueda de la vida continúa.