Opinión

La proverbial tacañería del Amigo Libo

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Fotos cortesía de El Sureste Noticias

Para que la cuña apriete, tiene que ser del mismo palo, consigna el refrán popular. Justamente fue lo que sucedió merced a la publicación hecha por un maestro, que acompañó a un alumno suyo, a participar a la Olimpiada del Conocimiento Infantil, organizada por la SEGEY, dependencia a cargo de Liborio Vidal, un émulo del mítico Ebenezer Scrooge, personaje del recordado cuento de Dickens Una Canción de Navidad (que estamos seguros que el titular de la dependencia estatal no ha leído ni por error).

El docente, que firma como Ernesto P, relata que al acompañar a su alumno, Gadiel Benjamín Coba May, quien cursa el sexto año de primaria, fue que vivieron tan deplorable experiencia.

El maestro refiere que en la sede del certamen, concluida la justa académica, les sirvieron un refrigerio deleznable.

El mentor refiere que bajo un techo de láminas y sentados en sillas de la escuela, a maestros y padres de familia se les sirvio un tentempié (el maestro utiliza indebidamente el anglicismo box lunch) para aludir una bolsa de papel que contenía un emparedado hecho con el jamón y el queso más baratos, una manzana de las usadas en desayunos escolares y una botellita de agua purificada (de las más baratas también).

A los maestros que fungían como asesores educativos, refiere el docente, no les brindaron absolutamente NADA, confiando seguramente el amigo Libo en que tienen su mismo nivel de ingresos y sin tomar en cuenta que quizá salieron de sus respectivos municipios, a las 4 o 5 de la mañana.

Foto cortesía de El Sureste Noticias

El maestro consigna su estupor por la poca consideración mostrada a lo más granado del alumnado estatal y a los mentores que los ayudaron a obtener esos logros, merced a saber que la SEGEY ha realizado eventos en locales muy confortables, donde se come opíparamente, cosa que no sucedió en esta oportunidad.

Sin querer queriendo, el docente pone el dedo en la llaga, exhibiendo uno de los defectos más connotados de Liborio Vidal Aguilar: su proverbial tacañería.

En efecto, el amigo Libo tiene fama de miserable y cicatero y los empleados que tienen la mala fortuna de cobrar en su negocio particular pueden dar fe de ello. Lo que nos resulta inaudito, es que esta situación se haya hecho extensiva a los de la dependencia a su cargo.

Sobre todo porque recientemente el amigo Libo ha realizado eventos, donde ha hecho gala de su poder económico, dando de comer espléndidamente a miríadas de parásitos.

Extraña pues, que no sea capaz de alimentar decentemente a los alumnos y maestros del sistema educativo a su cargo. Sería conveniente hacer un minucioso escrutinio a sus gastos y saber el origen de los fondos utilizados al efecto.

Fotos cortesía de El Sureste Noticias

¿De esta manera el amigo Libo tiene el descaro de pretender ser gobernador?

¿Que nos espera a los yucatecos, si tuviéramos la mala suerte de ser gobernados por un individuo semejante, que es capaz de sacar sangre a una piedra, antes que dar un peso de su bolsa?

Quede para la reflexión.

Seguimos pendientes…

Dios, Patria y Libertad

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