Opinión

Contrastes

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Viernes 16 de junio de 2023

Liborio Vidal pretende vender a la comunidad la idea que es un hombre empático, solidario y de buenos sentimientos, que merced a ello es conocido popularmente con el sobrenombre del Amigo Libo.

Pero la realidad es muy distinta. No podemos afirmar, a partir de los hechos evidentes, que Liborio Vidal merezca la calidad de amigo. Es notorio que Vidal Aguilar desconoce lo que significa la amistad.

Veamos: Dejar de pagar salarios dignos y las prestaciones debidas a los trabajadores que emplea, no lo hace acreedor al calificativo de amigo.

Son del dominio público las denuncias realizadas por trabajadores de su empresa, quejándose de sus percepciones y de las condiciones en que desempeñaban sus labores. Ciertamente, el pago de salarios miserables y evadir cumplir con el correspondiente pago de prestaciones, no es precisamente amigable.

Una maestra cuyo nombre omitimos a solicitud expresa, de manera reciente exhibió a Liborio como persona no confiable.

Procedemos a dar a conocer las circunstancias, cumpliendo nuestro deber de no revelar la identidad de la protagonista.

Esta maestra, trabajó por más de veintidós años para el gobierno del estado, los últimos doce mas o menos para la SEGEY, se vio aquejada por el flagelo de una enfermedad discapacitante, que le impedía el desempeño de sus labores.

La maestra hizo notar a las autoridades lo complejo de su situación, sobre todo los riesgos que implicaba para su integridad física, acudir a su centro de labores.

La docente presentó toda la documentación que acreditaban sus condiciones físicas y estado de salud. La dependencia le ofreció pensionarla con un tanto por ciento de su sueldo. Tal era la salida estrictamente legal.

La maestra, que es soltera, madre de dos hijas y que no tiene otros ingresos que su salario, recurrió al secretario y le hizo notar sus circunstancias, solicitando le dieran un cambio de adscripción y desempeñar funciones de otra naturaleza, para poder cumplir con los años de servicio faltantes y lograr jubilarse con el cien por ciento de sus ingresos. Liborio no accedió y la mandó a casa con una pensión por discapacidad muy menguada, injusta merced a los años de servicios prestados sin día, ni horario. Ciertamente eso, no es muy de amigos, ¿Verdad?

Concluimos con otra historia real, narrada por un ex diputado local que hace evidente la poca calidad humana de Vidal Aguilar y que visibiliza uno de sus defectos más relevantes: la tacañería.

Hace algunos años, un grupo de panistas vallisoletanos protestaba porque no se había verificado la construcción de un hospital en su tierra natal. Los panistas no fueron escuchados por el gobierno local y decidieron llevar su malestar a las instancias del gobierno federal.

Como acostumbraban los panistas de antaño, los vallisoletanos reunieron unos centavos para irse en autobús a la capital del país.

Llegando a la metrópoli, constataron que sus escasos haberes se agotaron y decidieron recurrir a los legisladores de su partido en busca de ayuda.

Tras pasar mil peripecias, lograron dar con los diputados panistas de entonces, que tras recibirlos, los mandaron por un tubo, argumentando carecer de recursos.

Resignados a no contar con el apoyo de sus cofrades, fueron conminados por personal legislativo a pasar a un salón, donde les preguntaron a que se debía su presencia. De inmediato, respondieron, haciendo saber sus motivos. Les solicitaron aguardar.

Minutos después, se presentó un legislador PRIISTA, que les hizo servir alimentos y les cuestionó si tenían recursos para retornar, ofreciendo apoyarlos al efecto.

Los manifestantes, se sorprendieron de que el legislador yucateco que los apoyaba, provenía justo del partido contra el que se manifestaban.

Huelga decir, que con anterioridad, uno de los integrantes del colectivo que realizaba la protesta, recordó que aunque no era panista, había un paisano suyo (vallisoletano) que también era diputado federal y sugirió pedirle ayuda, pensando que por el paisanaje, podría otorgarles apoyo.

No de muy buen grado, se avinieron los demás a hacerlo. No fueron recibidos y a través de un ayudante, les hicieron saber la negativa del legislador, motivada por la naturaleza de su protesta, pues era dirigida contra una autoridad emanada de su propio partido.

El legislador priista que fue omiso en ayudar a sus coterráneos, se llama LIBORIO VIDAL AGUILAR.

Como es sencillo comprender, la conducta de Vidal Aguilar, no fue precisamente amigable.

Tras presentar estos casos nos cuestionamos: ¿Amigo de quien es Liborio Vidal entonces, si no ayuda a sus paisanos, ni a sus empleados?

La respuesta es muy sencilla: de sus intereses personales y nada más. ¿Puede merecer el título de amigo, un individuo semejante? La respuesta es categórica y tajante: NO

Concluimos la historia, reconociendo por justicia, la generosidad y el humanismo de un diputado federal priista, de aquel entonces, que tuvo la virtud de auxiliar a sus paisanos en apuros, siendo que no solo no eran sus correligionarios, sino que en sentido estricto, eran sus contrincantes, sus adversarios.

El legislador al que aludimos, hoy día continúa sirviendo a su pueblo y lo hace como acostumbra, sin distinciones. Responde al nombre de JORGE CARLOS RAMÍREZ MARÍN. Honor a quien honor merece.

Como todo en la vida, hay contrastes y niveles.

Seguimos pendientes…

Dios, Patria y Libertad

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