Religión

De ser el rey del aborto a tener la mayor clínica pro vida

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Martes 27 de septiembre de 2022

Era un reconocido médico abortista en Virginia (Estados Unidos). No tenía escrúpulos a la hora de acabar con la vida de los recién nacidos. Sin embargo, la vida de John Bruchalski dio un giro de 180º grados durante un viaje a Guadalupe (México) cuando experimentó una conversión religiosa.

Desde entonces John Bruchalski se ha convertido en un gran defensor de la vida. A través de su centro médico, Tepeyac Family Centre, ayuda a todas aquellas mujeres embarazadas que tienen problemas para seguir adelante con sus bebés. Además, acaba de inaugurar la mayor clínica provida de Virginia.

Con el sufrimiento de haber acabado con la vida de miles de ninos, Bruchalski jamás imaginó que unos años después pusiera en marcha una clínica provida. En eso recuerda al doctor Bernad Nathanson, el llamado rey del aborto, que llegó a practicar 75.000 abortos, y luego dió un giro radical y se convirtió en adalid de la defensa de la vida.

En su caso ha sido decisivo el factor religioso: «El énfasis de la medicina provida siempre ha tenido a Jesucristo como el médico divino. Eso es lo que llamamos en medicina restauración. En realidad es una renovación. Sólo Jesucristo puede hacer eso. Los médicos queremos ser instrumentos de la misericordia«.

Pero Bruchalski es consciente de que a las embarazadas que han sido violadas o abandonadas o carentes de recursos no se les puede ir con música celestial. O no sólo con música celestial… sino también con ayuda material.

Y, consecuente con ello, la clínica de Bruchalski ofrece todo los servicios que necesitan los padres durante el embarazo, aunque no puedan hacerse cargo de los gastos.

El aborto es una palabra prohibida y para combatirlo, entregan a los padres grabaciones de los latidos del corazón de sus bebés y un corazón de cerámica con sus huellas.

«Tenemos que ser la luz en una colina de todos aquellos que vienen después de nosotros. Y pelear con uñas y dientes a medida que avanzamos ”, subraya Bruchalski.

No pensaba lo mismo cuando empezó a ejercer la medicina, tras doctorarse en la Facultad de la Universidad de Alabama. Entonces creía que el aborto era “el modo de promover la salud, la felicidad y la plenitud en la vida reproductiva de una mujer”.

Trató de convertirse en el mejor ginecólogo aprendiendo con rapidez todas las técnicas. Pero las dudas no tardaron en llegar.

“Yo no veía felicidad o alegría en mi clínica. Allí donde tuve más abortos, más anticoncepción, allí había más relaciones rotas, más destrucción, más rupturas. Yo no sabía qué hacer, porque los profesores estaban diciendo ‘bien, simplemente necesitamos más educación, más anticoncepción, más abortos para responder esas preguntas’». Unos meses después, John Bruchalski, que era católico, viajó a Guadalupe, en la ciudad de México, donde experimentó una conversión. Dos años más tarde, hizo una peregrinación a Bosnia y Herzegovina junto a su madre. Allí se encontró de nuevo con Cristo.

Tras esta vivencia, Bruchalski le confesó a su profesor que ya no podía practicar abortos. “Cuando llegué a casa, toda mi vida pasó frente a mí. Comprendí que había una forma mejor de practicar medicina, que nada tenía que ver con lo que estaba diciendo Planned Parenthood».

Desde entonces ya han pasado más de 23 años y este ginecólogo se ha dedicado a seguir esta visión de la medicina. Comenzó fundando junto a su esposa y tres enfermeras Tepeyac Family Center en el sótano de su casa, haciendo en primer lugar de consultorio y después de clínica.

Con su lucha y tesón, ahora trae al mundo a más de 700 bebés al año desde la mayor clínica provida de Virginia y Tepeyac Family Center se ha convertido en un refugio seguro para mujeres embarazadas.

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