San Valentín, santo patrono de los enamorados
Los martirologios más antiguos registran en la fecha del 14 de febrero la celebración de tres valentines, dos de ellos romanos y el tercero africano, los tres mártires.
De los romanos, a uno de ellos se lo describe como sacerdote, al otro como obispo de Interamna (la actual Terni en Umbría, Italia), ambos ejecutados en la capital imperial. De hecho, la actual Porta del Popolo, la antigua Puerta Flaminiana, fue conocida en el s. X como Puerta de San Valentín, por la basílica y catacumbas homónimas existentes en las cercanías.
Circula por ahí la versión según la cual, la vinculación del santo con los enamorados tendría que ver con su martirio por continuar casando en secreto a los jóvenes después que el matrimonio de jóvenes fuera prohibido por el emperador Marco Aurelio Claudio Gótico, Claudio II, emperador entre los años 268 y 270, quien, según la leyenda en cuestión, entendería que los solteros eran mejores soldados que los casados.
Una versión que carece de viabilidad histórica, no sólo por la más que cuestionable veracidad del supuesto edicto imperial, sino todavía más, por cuanto que la Iglesia no empieza a tomar cartas en lo relativo al matrimonio sino bastante más tarde, a partir tal vez del s. IX, tema en el que habremos de entrar en algún momento.
Probablemente la vinculación de San Valentín con los enamorados tenga más que ver con cuestiones estacionales que con cuestiones puramente religiosas.
Estaríamos, como ocurre en tantas otras ocasiones, ante un caso claro de sincretismo, en el que la Iglesia cristianiza lugares, fechas y costumbres que son en realidad precristianas. Y tendría que ver con la creencia medieval, incluso bastante tardía en este caso, de que en torno al 14 de febrero se produce el apareamiento de las aves.
Así, y de acuerdo con lo dicho, en el “Parlamento de las aves” (“Parlement of Foules”) de Geoffrey Chaucer (h. 13431400), escrito hacia principios del último cuarto del s. XIV, el autor de los “Cuentos de Canterbury” escribe:
“Por esto que fue enviado el día de San Valentín cuando cada ave su pareja ha de elegir”.
Estableciendo una correspondencia similar a la que establecen dichos populares tan conocidos como el tan famoso y español “por San Blas, las cigüeñas verás”, un San Blas que, por cierto, se celebra el 3 de febrero, no tan lejos de San Valentín.
El caso de San Valentín es un caso más de las incertidumbres y las dificultades históricas con que tropieza el martirologio, o en otras palabras el santoral, del protocristianismo, caracterizado por la persecución.
Si cuando nos referíamos a Santa Eulalia, nos encontrábamos ante una santa que probablemente era la misma aunque registraba dos tradiciones distintas en dos lugares muy diferentes hasta reclamar que se trata de santas diferentes, aquí más bien parece que nos encontramos con el caso contrario, es decir, el de tres mártires distintos confundidos en un mismo martirologio.
Y bien amigos, que hagan ustedes. mucho bien y que no reciban menos. Y felicidades a todos o casi todos, que estar enamorado es una situación connatural al ser humano.
Seguimos pendientes…