Espectáculos

Clint Eastwood presenta un inofensivo drama fronterizo para despedir al héroe cansado

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Clint Eastwood vuelve a las pantallas y, esta vez, es muy probable que sea el último viaje de un histórico cineasta nonagenario. ‘Cry Macho‘ es, por el momento, la carta de despedida de quien ha pasado casi setenta años delante de la cámara y medio siglo detrás. Un cierre anodino, pero ya sabemos cómo son las despedidas.

Una serie de catastróficas chingadas

Hace exactamente un par de veranos el bueno de Sylvester Stallone se despedía de John Rambo con una última entrega irregular pero efectiva. Una última faena personal para despedir al viejo héroe de guerra, incapaz de conciliar el sueño más de cuarenta años después de vivir la pesadilla en sus carnes. Aquella ‘Rambo: Last Blood‘, era más de lo mismo y seguramente peor que lo último que teníamos visto, sí, pero las pulsaciones marchaban a toda máquina.

Clint Eastwood lleva 15 años dirigiendo películas de sobremesa

Evidentemente, Clint Eastwood no es Sylvester Stallone, pero sería absurdo negar que ambos directores pertenecen a la casi extinta categoría de «clásicos vivos». Para esta supuesta despedida (en ninguno de los dos casos pondría la mano en el fuego), el director de ‘Un mundo perfecto‘ vuelve a las viejas carreteras, en este caso las de finales de los 70, como vieja leyenda del rodeo. Mike Milo, en la etapa final de su vida, decide ayudar a su antiguo jefe para traer a su hijo desde Mexico hasta Texas y sacarlo de las perversas manos de su madre.

La idea de la película es casi tan torpe y atropellada como su primer acto, donde un montaje de lo más extraño desubica al espectador en tan solo dos escenas. Primero es despedido, después un rótulo nos sitúa un año más tarde y es entonces cuando el hombre que despide a Milo le pide ayuda. Nunca ha sido Eastwood muy de pulir nada (que le pregunten a Bradley Cooper), pero no deja de sorprender un arranque tan brusco. Eso sí, no hay duda con la escena de la confesión del viejo vaquero: es uno de los grandes momentos del año. Sombrero calado, tumbado en una vieja iglesia, Eastwood no necesita más que un par de frases para rompernos por dentro.

El último cowboy

A pesar de su total carencia de tono y de no tener apenas historia (ni mucho menos personajes), resulta impagable ver a Clint Eastwood sobre un caballo en un papel perfecto para él. La vejez no es un defecto, es un valor añadido para quien llega al final de la etapa reconociendo no tener respuestas. Milo no pelea ni persigue enemigos, simplemente demuestra haber sido el cowboy que mejor ha silueta ha tenido delante del crepúsculo.

‘Cry Macho’ está basada en la novela de N. Richard Nash del año 1975, pero parece haber quedado atrapada en el mismo año. Las escenas de acción no son especialmente trepidantes, los momentos contemplativos se vuelven interminables y vacíos, los diálogos no funcionan y el reparto no está a la altura. Ni hay química entre los protagonistas ni están bien perfilados los personajes. Es una película a la que le falta algo de garra y que tal vez se resienta de la doble labor de un profesional de la edad de Eastwood.

Me resulta un tanto ridículo decir esto, pero ‘Cry Macho’ pedía a gritos una última sangre, un thriller de acción y no un road trip miserable alrededor de ninguna parte donde los personajes vagan sin rumbo fijo a pesar de tener marcada en el mapa la meta. Claro que para eso necesitaríamos una ex-estrella de la guerra y no a una vieja gloria de un rancio deporte ecuestre. Una despedida amable pero que en realidad no necesitaba nadie. Ni los espectadores ni la leyenda.

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