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Ecos y reflexiones del debate

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Los debates son ejercicios siempre interesantes para la compulsa de ideas, que tienen la intención de clarificar y orientar el criterio del electorado. Al menos esto es lo que justifica la realización de esta clase de ejercicios.

A lo anterior, habría que agregar una frase, o tendríamos que añadir un adendum o salvedad: los debates sirven para confrontar ideas y ayudar al elector a forjarse un criterio y decidir el sentido de su voto, siempre y cuando no lo haya definido antes… En cuyo caso, los debates se reducen a mera parafernalia.

Aquí cabe aclarar (y es preciso hacerlo) que el yucateco no suele ser un elector indeciso, sino todo lo contrario: el electorado yucateco, especialmente el meridano, suele tener un criterio definido. Los resultados electorales (que son consistentes en los últimos cuarenta años al menos) , lo prueban y demuestran a cabalidad.

En efecto, guste o no, a muchos, es menester admitir que el elector meridano es consistente en sus criterios y que de manera sistemática opta por una alternativa partidista. Los resultados electorales de los años pasados lo prueban (y demuestran también, que cuando decide variar, lo ha hecho por otra opción perfectamente definida en nuestra entidad). Ergo, es obligado decir que en Mérida al menos, impera de manera tradicional una primacía, o en el mejor de los casos, el bipartidismo.

Y aquí no se trata de las posibilidades que existen y se tienen al alcance de la mano, sino del análisis e interpretación escueta de la realidad que prevalece al día de hoy y que es definida y contundente: el meridano se inclina por el PAN de manera consistente y cuando ha decidido variar, ha optado por el PRI. Subrayamos: esto es notorio en los últimos cuarenta años al menos.

El electorado meridano es sereno, maduro y conservador, guste o no a muchos admitirlo. No le gustan las aventuras ideológicas. Detesta la izquierda. Un buen amigo, ex presidente del organismo electoral estatal sostiene con talante peyorativo, que el electorado meridano, es absurda e irracionalmente panista. Será el sereno, pero así es (reitero, los resultados hasta el día de hoy, así lo señalan).

Es preciso manifestar igualmente, que en la teoría todos los partidos poseen buenas ideas y en la teoría, todos pretenden el progreso social y el bienestar colectivo. Las cosas cambian cuando se llevan a la práctica, pero esa es otra historia, diría la nana Goya.

Personalmente creemos, que el electorado meridano es de ideas definidas y que los debates, son ejercicios de carácter anecdótico, que tienen como objetivo dar reflectores a los candidatos, si bien hay que admitir que difícilmente modifican las preferencias del electorado de nuestra ciudad.

Empero, si contribuyen a ratificar en sus convicciones a los votantes e incluso, a propiciar el equilibrio político, habida cuenta que en los últimos años, hemos podido observar que el voto cruzado, es un fenómeno cada vez más común en nuestra entidad.

En efecto, el electorado yucateco no suele poner los huevos en una sola canasta y de manera innata, trata de equilibrar el panorama de este modo. Nótese que en los últimos años, han desaparecido virtualmente las mayorías absolutas y en el legislativo yucateco han debido darse intensos cabildeos para temas trascendentales, si bien es cierto, que en varios de ellos se ha impuesto el tradicionalismo consustancial a nuestra entidad.

En lo particular, sostenemos que el debate realizado el día de ayer, difícilmente modificará las tendencias electorales prevalecientes y salvo un porcentaje insignificante de votantes que modifiquen su criterio, no alterará los resultados. De hecho, en nuestra entidad, suele ser común que los votantes indecisos, de última hora se inclinen a favor del aspirante más fuerte, validando el fenómeno conocido como voto switcher. Esto, reiteramos, lo sostenemos con base en el análisis de resultados.

Muchos podrán alegar que en los comicios pasados, esto varió con base a cifras que arrojaron como resultado el triunfo de López Obrador en nuestra entidad, pero ello no pasa de ser nada más un espejismo. El triunfo lopezobradorista fue sólo el reflejo de la insatisfacción generalizada con el rumbo del país, entre lo que los partidos tradicionales hicieron o dejaron de hacer, pero contra cuyo efecto la realidad ya nos vacunó. Basta ver para sustentar este criterio, la creciente reprobación al gobierno federal prevaleciente en las benditas redes sociales y la división que existe entre los diversos organismos de izquierda para constatarlo: en Yucatán no volverá a alzarse victoriosa la pretendida cuarta transformación.

Volviendo al debate de anoche, nuestras impresiones son muy puntuales: pudimos advertir un todos contra Renán que no extraña, ya que siempre se le tira al adversario más fuerte (no se apedrea nunca al árbol que no da frutos).

Renán Barrera, candidato del PAN y favorito para llevarse la contienda, demostró serenidad y mesura ante los ataques. Respondió con argumentos que lo hicieron ver como hombre de estado. Sus propuestas es claro que han sido formuladas al crisol de la realidad cotidiana y pensamos que a pesar de toda la tinta que pudiera correr a favor o en contra de sus aspiraciones, difícilmente a menos que ocurra un evento apocalíptico análogo al que produjo la desaparición de los dinosaurios, debe refrendar la alcaldía de Mérida. Eso no significa que deba colgar la hamaca y confiarse, sino que debe evitar cometer errores que pudieran modificar el rumbo de la contienda, para garantizar su triunfo. Puede o no gustar a muchos, pero hemos puesto sobre la mesa las razones que nos llevan a suponer esto, reiteramos, basadas en el análisis de la realidad y resultados previos.

Jorge Carlos Ramírez Marín, aspirante del PRI, formuló varias propuestas interesantes, dignas de ser consideradas por sus oponentes. Si no fuera Acción Nacional, la alternativa viable y sería para Mérida, debiera ser él. En términos taurinos podemos aseverar que se vio voluntarioso. Empero, nos afirmamos y ratificamos en lo que con antelación hemos planteado: el problema o el riesgo para el abanderado tricolor, no está fuera, sino dentro. Pensamos y tenemos elementos en la realidad para suponer, que al legislador con licencia lo van a apuñalar desde dentro. Dudamos de la lealtad de varios de sus correligionarios que operan de manera abierta o soterrada para otros partidos y que serán a la postre, su principal obstáculo.

En cuanto a la izquierda, protagonizó un espectáculo vergonzoso y de oportunismo, que no vale la pena ni perder el tiempo en reseñar. Baste decir que la candidata de Víctor Caballero, Verónica Camino, se vio más falsa que un billete de tres pesos y que ser consecuencia de una imposición, a espaldas de los militantes de su propio partido, le pasará factura. De los demás, mejor ni hablar, es una soberana pérdida de tiempo dedicarles una atención que no merecen.

Consideramos en NOTIREDMERIDA insistimos, que estos ejercicios de intercambio de ideas y puntos de vista son saludables, aunque dudamos que incidan en el rumbo de una elección, que a nuestro parecer está muy claramente definida, si bien el seis de junio será el pueblo yucateco quien diga la última palabra y confirme nuestras ideas o nos corrija la plana. Tiempo al tiempo.

Seguimos pendientes…

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