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El Monumento a la Patria, símbolo de Mérida

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El Monumento a la Patria fue inaugurado en abril de 1956 bajo la supervisión del escultor colombiano Rómulo Rozo, y ha formado parte de Mérida desde hace más de sesenta años, y a través del tiempo su presencia ha sido una pieza fundamental de la cultura.

Sin duda es el foco de turismo y el paso de diario para muchos yucatecos, este monumento reúne cada día a cientos de personas quienes le dan vida al ajetreo perpetuo que caracteriza a esta importante glorieta.

Existen más de 300 figuras talladas a mano, las cuales representan la historia de México desde la fundación de Tenochtitlán, hasta mediados del siglo XX.

También pueden encontrarse en la fachada del monumento, figuras que hacen alusión a la cultura maya, como un Chacmool, un árbol de ceiba custodiado por  mariposas, jaguares y el escudo de la ciudad.

Este monolito es una parada obligatoria para los turistas y un tesoro invaluable para los meridanos. Es aquí donde tenemos la dicha de admirar esta gran obra y ser testigos del recuento de la historia de México, así como de la destreza de quienes dieron vida a esta pieza.

Para muchos yucatecos representa más que una maravilla arquitectónica.  Este lugar fue concebido y realizado por el escultor colombiano avecindado en Yucatán, donde también participaron los arquitectos Manuel y Max Amábilis y el maestro de obras Víctor Nazario Ojeda.

Se dice que la obra tuvo su origen en un concurso convocado por la Universidad de Yucatán, para la realización de un monumento que se dedicaría a la bandera, proyecto que en manos de Rozo evolucionó hasta lo que ahora conocemos.

El monumento es un ejemplo de la arquitectura neoindigenista o neomaya (como parte del movimiento nacionalista) y consiste en un hemiciclo central con dos rampas, una escalera y una fuente, con un diámetro externo total de 40 metros.

En la fachada del monumento que da al norte, en la parte cóncava inferior, hay un espejo de agua con un pretil en piedra que reproduce al lago de Texcoco, en el cual se reproduce al águila devorando una serpiente, sobre un nopal, símbolo de la fundación de Tenochtitlán, el origen de la cultura mexica. También muestra los escudos actuales de los 31 estados de la república, incluyendo la Ciudad de México.


Por las paredes superiores de la mole de piedra desfilan los cuerpos y rostros de un buen número de personajes claves en la historia, política, literatura y arte de México e incluso de América.

Visto desde la parte frontal, de derecha a izquierda se ubican, en la primera sección, los principales personajes de la Colonia, en la central, la representación de la Patria en una figura femenina mestiza, ataviada con vestimentas de tendencia prehispánica maya y en cuyo interior arde permanentemente la lámpara cóncava.

Hacia la izquierda, se ubican personajes de la Reforma, la Revolución y el México contemporáneo, de manera tal que un recorrido por este monumento, es un viaje a través de la historia de México y además un recorrido fisonómico por los rostros de los hombres y mujeres que escribieron con su vida la historia de nuestro país.

Además, hay cuatro columnas con pebeteros que flanquean la escalera central, cuyas rampas representan las cuatro divinidades mayas que desde el cielo fecundan la tierra.

En la parte cóncava del monumento hay una representación de la ceiba sagrada de los mayas «el árbol del linaje de los Itzá», la tribu más culta del continente indoamericano»

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