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Videojuegos como trampas para los niños

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Hace algunos días, la Policía Cibernética de la Ciudad de México descubrió que algunos criminales utilizan videojuegos en línea para interactuar con otros jugadores con el fin de ofrecerles a cambio de información personal y fotografías íntimas de índole sexual, premios como monedas digitales, regalos, atuendos y armas para los avatares y hasta diamantes.


El gancho para realizar estos actos criminales se hace a través de los videojuegos más populares entre los jóvenes y principalmente entre los menores de edad como: “Free Fire”, “Call of Duty”, “PUBG, “Fortnite”, entre otros. Este tipo de videojuegos tienen como principal característica la interacción con distintos participantes mediante mensajes o conversaciones de voz.

Por lo regular los criminales invitan al jugador a que continúen su conversación por canales distintos a los del juego como son las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea, con el objetivo de captar la atención de la víctima y obligarla a mandar información a cambio de los premios prometidos.

Este tipo de videojuegos online proporcionan el anonimato, pues los jugadores no llenan formularios con datos reales, si no que utilizan apodos. El mayor riesgo de caer en estas trampas es para los menores de edad que pueden sufrir agresiones como acoso, extorsión y bullying.

Ante estos graves riesgos, la Policía Cibernética hace las siguientes recomendaciones para que los usuarios de estos videojuegos puedan utilizarlos de manera segura: los padres de familia deben prestar atención sobre las aplicaciones y videojuegos que utilizan sus hijos, sobre todo los que son menores.

De acuerdo a la edad de los usuarios los padres de familia deben: revisar constantemente las interacciones que sus hijos tienen con otros usuarios, así como monitorear las publicaciones y actividades en sus redes sociales y foros de conversación, supervisar las conversaciones que se realizan a través de las aplicaciones de mensajería instantánea, establecer un horario para que los menores usen el dispositivo móvil, computadoras, tabletas electrónicas y demás dispositivos donde estén descargadas las aplicaciones, sensibilizar a los jóvenes sobre los riesgos de enviar fotografías íntimas o de índole sexual, hablar con desconocidos sobre temas personales o intercambiar información, lo que puede derivar en delitos como pornografía infantil, sextorsión o bullying; y por último, deben reportar a la policía a los usuarios quienes infringen las políticas de uso en las herramientas que hay en los chats de audio y texto.

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