México

La faceta de Frida Kahlo como escritora y sus publicaciones

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¿Frida Kahlo, escritora? Para muchos es una faceta poco conocida de la pintora mexicana. Sin embargo, hay prueba de sus escritos, como se puede ver en una página de El Universal Ilustrado, una revista cultural de EL UNIVERSAL que se publicó de forma semanal hasta la década de los 30.

Es en el número 290, del 30 de noviembre de 1922 donde se publicó un breve poema de Kahlo. Se trata de una edición dedicada a Guanajuato, pero no sólo al carácter cultural y a los creadores del estado, sino también se incluían artículos sobre fábricas de zapatos y otros elementos de su vida cotidiana.

La página 61 de El Universal Ilustrado abre con un dibujo al puro estilo Art Decó, del cual abajo se encuentra el título “Los poetas nuevos de Guanajuato”.

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Al final de esta se encuentra “Recuerdo”, texto firmado por Frida Kahlo en el que se describe a detalle una escena de noche festiva en medio de una plaza pública. Mientras es seguida por “él”.

Yo había sonreído. Nada más. Pero la claridad fué en mí, y
en lo hondo de mi silencio.
El, me seguía. Como mi sombra, irreprochable y ligera.
En la noche, sollozó un canto. . .
Los indios se alargaban, sinuosos, por las callejas del pueblo.
Iban envueltos en sarapes, a la danza, después de beber mezcal.
Un arpa y una jarana eran la música, y la alegría eran las morenas sonrientes.
En el fondo, tras del “ Zócalo”, brillaba el río. Y se iba, como los minutos de mi vida.
El, me seguía.
Yo terminé por llorar. Arrinconada en el atrio de la Parroquia, amparada por mi rebozo de bolita, que se empapó de lágrimas.

La página cuenta con otros cinco poemas de distintos escritores. Uno de ellos es “Cabaret”, de Alfonso Muñoz Orozco, un poeta amigo de Manuel Maples Arce, quien también trabajó en El Universal Ilustrado.

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El texto es seña de la precocidad creativa de la escritora; tenía tan solo 15 años cuando se publicó, fue durante su época preparatoriana, aún antes de iniciarse en las artes plásticas.

El texto se ubica previo al accidente automovilístico que le cambiaría la vida y propiciaría la carrera de Kahlo como pintora.

La recuperación, el dolor y el aislamiento no solo sirvieron para que la artista creara sus cuadros más importantes, sino también para desarrollar su escritura a través de correspondencia para mantenerse en contacto.


¿QUÉ PASÓ EN 1922?

En aquel año Kahlo recién ingresaba a la Escuela Nacional Preparatoria. Aún no tenía aspiraciones de ser artista, en cambio buscaba convertirse en doctora.

Para entonces el muralismo mexicano ya tenía un par años de haberse iniciado, de hecho entre 1921 y 1923 Diego Rivera se encontraba pintando el mural “Creación”, ubicado al interior del Antiguo Colegio de San Idelfonso.

La joven se integró al grupo político los “Cachuchas”, de corriente socialista-nacionalista, liderado por Alejandro Gómez Arias.

CARTAS ANTES DE RIVERA

En el Museo Dolores Olmedo se encuentran una serie de misivas escritas por Kahlo dirigidas a un joven amor, uno antes que Diego Rivera.

Se trata justo de Alejandro Gómez Arias, con quien la artista inició una relación en 1923.
En una carta de enero de 1925 se puede apreciar que la relación de Frida y “Alex” -como lo llamaba de cariño la pintora- también era intensa y conflictiva, como lo fue con Diego.

En el texto, Kahlo menciona estar de acuerdo con algo que había mencionado antes Gómez Arias: que Anita Reyna es “chulísima”. Aunque la pintora dice apreciar la honestidad de su novio, también le hace saber que siente envidia y le pide que cuando él tenga ganas de acariciar a Anita, mejor se lo haga a ella y que se imagine que es la otra mujer, se lee en el documento:

“Acerca de lo que me dices de Anita Reyna, naturalmente ni de chiste me enojaría, en primer lugar, porque no dices más que la verdad, que es y será siempre muy guapa y muy chula y en segundo lugar, que yo quiero a todas las gentes que tú quieres o has querido (?) por la sencillísima razón de que tú las quieres, sin embargo eso (sic.) de las caricias no me gustó mucho porque a pesar de que comprendo que es muy cierto que es chulísima, siento algo así… vaya, cómo te diré como envidia sabes? Pero eso es natural. El día que quieras acariciarla aunque sea, como recuerdo, me acaricias a mí y te haces las ilusiones de que es ella eh Mi Alex?”.

Nueve meses después ocurrió el accidente de Kahlo con el que iniciaría su carrera como pintora. Sin embargo, su escritura no se detuvo.

En una carta de 1927, Frida le reclama a “Alex” su falta de comunicación -él se encontraba en un viaje en Europa- y además reportó su estado de salud, donde explica que su doctor le recomendó el uso de corsé de yeso, indumentaria que después se volvería característica de ella y su obra, incluso el de yese se convertiría en uno de sus lienzos.

“Sigo mala, me estoy adelagazando mucho; y siempre opinió el Dr. que me pusieran el corsé de yeso tres o cuatro meses pues la canaladura esa, aunque es un poco menos molesta que el corsé, da peores resultados pues como es cosa de estar en ella meses, los enfermos se allagan y es más…”.

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Foto: Cortesía Museo Frida Kahlo 

EL HISTORIAL CLÍNICO DE KAHLO, RESCATADO EN CARTAS

Frida Kahlo y Diego Rivera -ya siendo pareja en 1929- se mudaron a San Francisco (EU). Mientras el muralista pasaba largas jornadas trabajando, Kahlo se desahogaba en correspondencia con su madre, Matilde Calderón de Kahlo.

Otra persona con quien encontró compañía, fue el doctor Leo Eloesser. La comunicación entre ellos trascendió del plano médico-paciente para convertirse en una amistad.

Entre las cartas de tono afectuoso, también se encuentran líneas donde se discuten el estado de salud de la artista y la descripción de sus padecimientos, por eso expertos consideran que esta serie de misivas son una fuente valiosa para conocer más sobre los padecimientos de Frida.

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