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Cecilia Patrón y su desorden obsesivo-compulsivo por el poder

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Cecilia Patrón Laviada no sabemos a ciencia cierta si debe dar risa o pena. Se muestra ansiosa y desesperada y exhibe un desaforado desorden obsesivo-compulsivo por el poder.

La menor de los integrantes de la dinastía Patrón Laviada ha extraviado la cordura y se le han ido las cabras al monte. Lo decimos por la cantidad de disparates cometidos el día de ayer, siguiendo al pie de la letra lo prescrito en el manual de procedimientos del estilo Vila, cosa que hace para halagar a su principal promotor y patrocinador, el gobernador del estado, Mauricio Vila Dosal.

Hagamos un recuento de las atrocidades realizadas por la eternamente ausente presidenta del comité municipal panista en nuestra ciudad y diputada por milagro, al ser derrotada en toda la línea por un ilustre desconocido, que ni campaña hizo:

1.- Diablo con vestido azul. – Aparecer en palacio municipal, con atuendo color celeste, pretendiendo ser sutil y dar a entender que acceder a ocupar sus instalaciones era su objetivo. Empero, no tuvo en ese momento, arrestos para decirlo con claridad, así que se lo encargó a sus sicarios de la pluma, a pesar de su probada ineptitud en el manejo del idioma de Cervantes.

2.- Su romance con los baches y ruptura de relaciones con viejos amigos.- Desesperada por figurar, Cecilia se dejó fotografiar mirando un bache, como se admira la Victoria de Samotracia, pero sin hacer más. Como el hamster le rueda bastante lento de manera atávica, decidió posteriormente fotografiarse chapeando y en pleno acto de petrolizar. Hasta ahí estaba bien en cuanto al populismo, el problema fue cuando decidió grabar un video expresando que se trasladaba a una colonia que tenía problemas con sus servicios públicos, porque no se dio cuenta que escupió para arriba: primero porque ponía en entredicho la calidad de los servicios proporcionados por el ayuntamiento de Mérida (una de las principales banderas de toda administración emanada del blanquiazul) y luego, porque asestaba severa descalificación a la labor desplegada por una persona con la que se supone mantenía buenas migas, José Collado Soberanis, director de Servicios Públicos Municipales (ahora quien sabe). La cereza del pastel de la foto contemplando el bache fue la cantidad de gente que se pitorreó de ella. Cecilia le repugna a los meridanos, que la repudian pues la sienten más falsa que una moneda de tres pesos.

3.- Mal asesorada sabrá Dios por quien (quizá por alguien empeñado en cancelarle toda posibilidad de triunfo, Cecilia refriteó la divisa de campaña utilizada por el ex candidato priista a la alcaldía de Mérida, Víctor Caballero Durán, casualmente derrotado por Renán Barrera, situación que quizá pretendía constituir un perverso parangón, que la agudeza de la mente de Cecilia no acertó a percibir (fue francamente cruel que le recomendasen cosa semejante y peor aún, que cayera redondita en el garito).

4.- Cuando le hicimos notar todas las insensateces cometidas, entonces cometió la peor de todas: recurrir a la «ayuda», otorgada de manera de$interesada por lo que considera en su enana visión la biblia del periodismo local, porque sólo puso en relieve su desesperación por ser tomada en cuenta y fue cuando lanzó jaurías y bandadas de partidarios a colmarla de elogios y a vertir improperios contra el alcalde, sin reparar que esto, sólo mancha la marca, situación que no la beneficia, sino todo lo contrario, porque la muestra como lo que es: como una desequilibrada, codiciosa, hambrienta de poder.

5.- Lo peor de todo, es que Cecilia desde plataformas de WhatsApp del comité municipal del blanquiazul, empezó a azuzar a sus allegados tratando de recurrir al único recurso que sus limitadas capacidades le permiten: la victimización. Reiteramos, no sabemos a ciencia cierta si lo que da Cecilia es risa o pena.

Pues bien, he aquí que la menor de los hermanos de la dinastía Patrón Laviada ha hecho público que aspira a la alcaldía de nuestra ciudad. Queremos saber en qué momento va a pedir licencia de su cargo como diputada Pluri nominal y como presidenta del comité municipal del PAN meridano, para no seguir incurriendo en desvío de recursos situación que con la captura publicada, probamos a cabalidad.

A ver si Cecilia como ronca, duerme y si por primera vez en la vida da muestra de coherencia entre lo que predica y lo que hace, porque sabemos que la congruencia no es su fuerte.

Pobre Cecilia, no sabe que un rayo jamás cae dos veces en el mismo árbol. En su soberbia se niega a aceptar que los panistas y los meridanos sobre todo, NO LA QUIEREN porque su nombre hiede a Vila y ese tufo es sinónimo de derrota estrepitosa.

Seguimos pendientes…

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