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Denuncian enfermeras represión del director del hospital del ISSSTE, Paulo Edinho Flores Salazar y deplorables condiciones de trabajo

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Personal de enfermería del Hospital Regional del ISSSTE, denunció represión de parte del director del respectivo nosocomio, Paulo Edinho Flores Salazar, por haber denunciado las deplorables condiciones en que labora el referido centro hospitalario, que ha visto rebasada su capacidad de atención para pacientes afectados por el virus del COVID-19 y por dar a conocer que se carece de material y equipos indispensables para atender a los pacientes con dicho padecimiento y de instalaciones indispensables para tal efecto, como baños para cambiarse de ropa y bañarse, así como de salidas de emergencia y de ser obligadas a firmar su registro de asistencia en el departamento de control y asistencia, ubicado muy cerca del área de urgencias, donde se atiende a pacientes infectados de coronavirus, lo que ocasiona largas filas de personal del área de enfermería, que de esta manera, se ve en riesgo de contagio.

Las enfermeras del Hospital perteneciente a la tristemente célebre dependencia federal, afamada por la cantidad de casos de corrupción y arbitrariedades de sus directivos, denunciaron que todas las áreas en las que atienden pacientes infectados por el virus del Covid-19 se encuentran totalmente saturadas, además de que no cuentan con equipo ni personal suficiente.

Aseguraron que los enfermos que llegan, tienen que esperar varias horas sentados en el pasillo de Urgencias o quedarse en las ambulancias que hacen largas filas, a la espera de que se desocupe alguna cama (cosa que solo sucede, cuando algún paciente muere).

Indicaron que les han dado indicaciones de recibir a todos los pacientes, no importa que los deban dejar sentados por horas, sin atenderlos; porque las autoridades del hospital prefieren que mueran dentro, a que lo hagan en la calle y se entere la prensa.

Revelaron que recientemente, una mujer ingresó a la sala de espera y súbitamente se desplomó y cayó muerta. No pudieron brindarle atención médica porque no había espacio. Refirieron que incluso, otro paciente falleció en Urgencias y su cuerpo permaneció varias horas en cama, junto a otros enfermos, pues no había espacio en el anfiteatro.

El personal de enfermería está angustiado, subrayaron, toda vez que debe pedir prestados de manera recurrente equipos y materiales de otras áreas, para atender al público usuario. Destacaron que hay tanques de oxigeno que no cuentan con manómetro para regular el suministro y escasean las bombas de infusión para administrar medicamentos.

Los pacientes se nos quedan mirando y nosotras paradas de frente, con ganas de llorar, porque no contamos con el equipo necesario para atenderlos, situación que nos genera una horrible sensación de impotencia, relataron. Incluso abundaron, refiriendo que por ratitos le quitan el oxigeno a uno, para ponérselo a otro, lo que parece sacado de la trama de una película de horror, subrayaron.

Revelaron que en el área reconvertida de Covid-19 cuentan con apenas diez camas, las cuales ya están llenas y varios de sus ocupantes se encuentran entubados. Lo mismo sucede agregaron, con las quince de urgencias, las seis de terapia intensiva y las quince de medicina interna: están ocupadas, con enfermos de coronavirus, muchos de ellos, graves.

Pero lo peor, aseguraron, es que los pocos ventiladores que tenemos, están fallando. Imaginen nuestra desesperación, al ver que nuestros pacientes están desaturando (se quedan sin oxigeno) y el equipo no funciona, lamentaron.

Expresaron que cuentan con infraestructura y camas para atender alrededor de entre 45 y 49 pacientes y no 173 como aseguran los directivos del hospital. Agregaron que al día reciben aproximadamente quince personas con síntomas de Coronavirus, pero no todas pueden ser ingresadas.

Lo peor resulta, deploraron, que sus equipos de protección personal son de muy mala calidad y se rompen, por lo que tienen que estar parchándolos constantemente o adquiriéndolos a costa de su propio peculio. Añadieron que no cuentan con mascarillas N 95 y les faltan batas, sábanas y mascarillas de oxigeno para los pacientes.

Pero lo peor es que los trabajadores de urgencias y el área COVID carecen de baño propio, por lo que se ven obligados a compartir uno, que les queda lejos y al cual deben ir corriendo, para no contaminarse. Agregaron que ahí se bañan al terminar su horario de servicio, tal y como marca el protocolo sanitario, pero carecen de agua caliente y no funcionan las regaderas.

Denunciaron que el director del hospital, Paulo Edinho Flores Salazar, mandó clausurar las puertas del área donde atienden pacientes infectados con el virus del COVID-19, quedándose sin salida de emergencia.

Asimismo, destacaron, que contra todo buen sentido, el director del multicitado nosocomio, determinó que deban firmar su horario de ingreso y salida, en el departamento de registro de control y asistencia, ubicado al lado del área de urgencias, donde se atiende a pacientes infectados con el virus del COVID-19, formándose largas filas, que generan un enorme riesgo de contagio entre el personal, cuando anteriormente este trámite se verificaba en cada departamento, precisamente con la intención de evitar la dispersión del virus.

Estas medidas represivas señalaron, se deben precisamente a que ya buen número de integrantes del personal de enfermería, han roto el silencio y dado a conocer lo que sucede y los directivos buscan castigarlos, por este motivo. Buscan callar bocas utilizando el órgano de control interno, señalaron, pero ya no podemos seguir callando, pues nuestra capacidad de atención ha sido rebasada y estamos próximos a colapsar, a pesar de lo cual, nuestros altos mandos nos recalcan, que es orden presidencial no dejar a nadie sin atender, situación que no es humanamente posible, toda vez que carecemos de personal suficiente y equipo y pretender lo contrario, resulta demencial, reiteraron.

Las autoridades de nuestra dependencia, tanto de nivel central, como locales, pretenden que la gente muera en áreas donde solo el personal institucional tenga acceso, para no alarmar al resto de la población, situación que en breve, resultará imposible disimular, finalizaron.

Los integrantes del personal de enfermería que se pusieron en contacto con NOTIREDMERIDA, solicitaron a la nueva responsable de la delegación, la doctora Martha Eugenia Montemayor Curiel, hacer todo lo que esté en sus manos, para ayudar a que puedan cumplir con su labor en las mejores condiciones posibles y de no ocurrir, manifestaron que tomarían medidas más drásticas, pues su situación ya resulta insostenible.

Nuestras fuentes, cuya identidad por razones obvias, nos reservamos, se quejaron de que el director, todo lo piensa solucionar con el órgano interno de control, que se usa para acallar las quejas. Destacaron que debía ver que se arregle el Hospital, que ya desde hace mucho se estaba cayendo, hay camillas oxidadas, baños sucios, mientras que él falta todo el tiempo, esta a cargo, pero nunca se ocupa de lo que siempre hace falta. Se quejaron de que los directivos están enfrascados en una lucha de poder y no en satisfacer las necesidades de sus usuarios.

Revelaron que en el hospital existe una verdadera mafia, perfectamente organizada que opera mediante la jefa de abasto, que se llama Guadalupe (no mencionaron apellidos), su consentida, Indira Barrera controla al personal suplente y la venta de los equipos que llegan, triangulando esto con Wilma Canul, que a la vez controla a los suplentes de enfermería y cobra por las suplencias que se otorgan al personal. Ellas a la vez pasan todo a Rosita González y ella sube el recurso con el director, Paulo Edinho Flores Salazar.

De esta manera, se desvían y venden de manera ilegal, todos los equipos que llegan, tales como googles, caretas, cubrebocas y toda la vestimenta de los empleados. El hospital del ISSSTE, recalcaron, es un hospital que se encuentra en ruinas por tanta corrupción y ambición. No hay humanidad, no hay comunicación, no hay sensibilidad, no hay capacitación y todo mundo hace como que no pasa nada

Seguimos pendientes…

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