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¿Al fin hay oposición en Yucatán?

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No bien anunció el gobierno del estado su intención de solicitar un crédito para reactivar la economía y auspiciar la obra pública, cuando el presidente estatal del PRI, el coordinador de la bancada en el congreso local, el representante de los alcaldes y los coordinadores de diputados federales y senadores, se apresuraron a hacer cuestionamientos y a pedir se redirigieran varios esfuerzos presupuestales.

La política es de momentos. Hay que apuntar que si bien anteriormente la oposición en nuestra entidad, particularmente el PRI, ha brillado por su ausencia y ha tenido una conducta reprochable, en este caso no fue así. En aras de la pluralidad democrática y del correcto cumplimiento de las funciones legislativas, entre las que se cuenta supervisar la correcta aplicación de los recursos, debemos aplaudir y reconocer que la actitud del tricolor y sus representantes legislativos es la adecuada.

Muchos podrán, lo sabemos, estar inconformes y molestos con el proceder del priismo anteriormente. Lo entendemos. Su malestar e Inconformidad son legítimos y fundamentados. Pero ya forman parte del pasado. Hay que mirar hacia adelante y admitir que la postura asumida en la actualidad es correcta.

Y es correcta, porque corresponde a los partidos políticos, a los legisladores, sin importar su color ni tendencia y en última instancia, a la ciudadanía, a la sociedad en general, supervisar el uso adecuado de los recursos y velar porque estos lleguen a su destino.

No es momento de sacar a relucir viejos rencores. No es momento de recordar agravios sucedidos anteriormente. Vivimos una situación de crisis y en momentos semejantes, las sociedades y grupos humanos deben unirse en pos de un solo objetivo. Y en el caso de nuestra entidad, es Yucatán y el beneficio de su población, nuestro destino. Todos lo tenemos claro y estamos de acuerdo.

Pero también es necesario convenir que si bien hay que proteger y reforzar ciertos aspectos del quehacer público y apoyar determinados sectores sociales, también hay que blindarse contra algunas tentaciones, peligros y riesgos y admitir que lo mejor es hacer las cosas con transparencia.

Porque es un hecho que la obra pública ayuda a incentivar la economía, pero no es factor determinante, ni de peso, toda vez que no genera empleos permanentes y presenta riesgos y tentaciones significativos, como favorecer allegados o allegarse indebidamente fondos, para aplicar en destinos cuestionables. ¿Para que arriesgarse a malas interpretaciones y malos entendidos? Hay que hacer obra pública, pero supervisar con lupa el caminito, la aplicación y destino de lo invertido.

Hay que entender que deben preocupar al gobierno del estado, los yucatecos: los dueños de micro, pequeños y medianos negocios que se han quedado sin trabajo y por ende, sin ingresos. Deben preocupar a nuestras autoridades, los empleados particulares que se fueron a sus casas sin un peso, igual que muchos otros: músicos, meseros, guías de turistas y un sin fin de gente, que ahora pasa necesidades y que es menester apoyar y hacerlo ya.

Debe preocupar al gobierno del estado adquirir medicamentos, equipo e insumos hospitalarios suficientes para enfrentar la contingencia y poder superarla.

Por eso la actitud del PRI y los priistas es encomiable, más allá de lo que haya ocurrido en un reciente pasado: porque es tiempo de sumar y no de dividir. Porque todos entendemos que hay que apoyar los esfuerzos que coordina el gobierno del estado, pero procurando que no haya lugar a dudas.

No extraña este buen proceder de figuras que ya anteriormente se habían hecho sentir de manera asertiva, como Jorge Carlos Ramírez Marín. Tampoco extraña de alguien discreto, pero eficiente como Juan José Canul. No es raro en gente que siempre encuentra manera de reinventarse como Francisco Torres Rivas. Pero si asombra especialmente cuando se trata de personajes incongruentes entre su decir y su hacer, como Felipe Cervera o en gente como Sansón Palma, que jamás había tenido la iniciativa de decir esta boca es mía. Como sea, reconocemos que la postura asumida por el priismo yucateco, es oportuna, adecuada y digna de elogio.

Le pedimos al priismo (también a los otros partidos) y a sus representantes populares, que piensen en el pueblo, que se acuerden de todos, que no olviden a nadie. Que supervisen no con lupa, sino con microscopio, el destino de los fondos y la debida aplicación de los recursos; porque en estos momentos, es preciso admitir que se requieren. Es preciso recordar que somos un estado subsidiado y con los fondos ordinarios no alcanza. Es preciso apoyar los esfuerzos que coordina el gobernador y darle herramientas para lograr el éxito de las acciones emprendidas, pero garantizando que todo se haga de manera adecuada y transparente, rindiendo cuentas a la sociedad de cada centavo.

En política ser oposición no debe significar ser un estorbo, sino que debe representar garantía de legalidad. Tal es lo que es preciso recordar. En estos momentos, es menester cerrar filas y trabajar juntos por el mismo objetivo: Yucatán y el bienestar de sus habitantes.

Para beneplácito de la democracia y para el éxito del equilibrio político, resulta grato anunciar, que al parecer, ya hay oposición en Yucatán y para fortuna de todos, es sensata y responsable.

Felicidades.

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