Opinión

Defendamos el idioma

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Lunes 23 de diciembre de 2024

Recientemente pudimos enterarnos del vendaval mediático desatado por Ricardo Salinas Pliego, propietario de TV Azteca, que pidió a sus empleados descartar el uso del mal llamado lenguaje inclusivo.

El lenguaje inclusivo es el que utilizaba Vicente Fox (mexicanos y mexicanas) y que hacía que los lectores, cibernautas, radioescuchas y televidentes nos desternilláramos de risa, elucubrando si el guanajuatense padecía de un severo retraso mental o si su conocida afición a la cannabis había hecho estragos, aniquilando sus neuronas.

La realidad es que después de Fox hicieron acto en escena algunos personajes que continuaron expresándose como si hubieran sido abducidos del cerebro, en aras de figurar públicamente como gente moderna y liberal.

Podemos mencionar entre ellos, a Alito Moreno, el corrupto dirigente priista, que es fama en Campeche que le patina la reversa, como puede constatarse por su afición al bótox y a depilarse las cejas, que lo hacen ver más femenino que su esposa.

Lo mismo sucede con Ricardo Anaya, el ex dirigente y ex candidato panista, poseedor de voz de pollo bobo y con una simpatía menor de cero, que se refleja en su deplorable votación, pues el llamado chico maravilla no emociona ni a su mujer.

No escapa a estas taras el mismo Dante Delgado, que pese a su provecta edad, habla como anencefálico, quizá por la ausencia de pelo en su bóveda craneal, lo que le debe haber calcinado los sesos.

Todos las figuras antes mencionadas y algunas otras más (Xóchitl Gálvez, Claudia Sheinbaum y un larguísimo etcétera) se expresan de similar manera, haciendo sangrar los oídos de quienes amamos el idioma y nos duelen las aberraciones qué profieren, en el ánimo de verse plurales.

Pero es un hecho que en los ámbitos político y mediático, hay cada vez más oportunistas, ávidos de manipular la opinión pública, que recurren a esta deleznable manera de expresión, como si les pagaran por ello o les fuera la vida de por medio.

La verdad es que en estos tiempos en que hay tantas aberraciones en boga, es un acto de rebeldía y casi de heroísmo, atreverse a ser diferente y expresarse con apego a las reglas gramaticales, que son olímpicamente hechas de lado, por gente que pretende disimular su supina ignorancia, fingiendo una intención incluyente.

Aplaudimos la decisión de Ricardo Salinas Pliego de no ofrecer basura a su teleauditorio, solicitando explícitamente a sus subordinados producirse con apego a las reglas gramaticales vigentes.

Hacemos votos porque sus homólogos de los otros medios de comunicación hagan lo propio y esta iniciativa se haga extensiva a los gobiernos de todos los órdenes (federal, estatales y municipales) que buena falta hace, que nos dejen de considerar a los ciudadanos, seres con retraso mental.

Seguimos pendientes…

Dios, Patria y Libertad

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