Beisbolistas fenomenales sin anillo de serie mundial, ni salón de la fama
Los Angeles Dodgers acaban de coronarse como campeones de la Serie Mundial y terminó una agobiante espera de 32 años sin levantar el único título que verdaderamente importa a una franquicia como la angelina.
Después de muchas decepciones y cuestionamientos a la verdadera grandeza del considerado el mejor pitcher de esta generación, Clayton Kershaw, éste podrá respirar aliviado y exhibir con orgullo el anillo que le acredita como campeón de la mejor liga del mundo.
Afortunadamente, el as de los Dodgers, quien prácticamente tiene un nicho asegurado en el Salón de la Fama de Cooperstown por su actuación en 13 campañas, no pasará a engrosar la lista de fenómenos del béisbol que tuvieron una gran carrera, pero nunca accedieron a la gloria de acariciar el Trofeo del Comisionado.
La lista de súper dotados sin la máxima gloria colectiva es larga e incluye a nombres tales como: Ty Cobb, Ted Williams, Barry Bonds, Ernie Banks, Juan Marichal, Ken Griffey Jr., Rod Carew, Mike Piazza, Tony Gwynn, entre otros.
Pero en esta oportunidad obviaré a esos pesos pesados antes mencionados para concentrarme en cuatro figuras que tuvieron en común carreras relativamente cortas pero intensas — truncadas por las lesiones–, que quedaron en el límite para acceder a Cooperstown -al cual pudieran llegar a través de la Comisión de Veteranos- y que nunca pudieron ganar una Serie Mundial.
Adrián González
Una fuerte lesión en la espalda en la temporada de 2017 limitó al primera base Adrián González a jugar 71 partidos en el rol regular, y como consecuencia, quedar fuera de la postemporada en un año en que su equipo Los Ángeles Dodgers llegó hasta la Serie Mundial ya sin él.
En su carrera en MLB, González jugó 1,929 partidos en temporada regular tomando 8,046 apariciones en el plato, pero en la postemporada solo llegó hasta la serie de campeonato en dos ocasiones, apareciendo –tras un controvertido viaje de vacaciones familiar por Europa– solo en Serie Mundial fuera de roster en prácticas de bateo con los Dodgers en 2017 cuando perdieron ante los Houston Astros.
Sus números finales en 15 temporadas, tras jugar 54 partidos para los New York Mets en 2018, no son para llevarlo al Salón de la Fama de Cooperstown, pero si quedan para un jugador destacado en MLB al pasar los 2,000 hits, 400 dobletes, 300 jonrones y 1,000 producidas.
En junio de 2000 fue reclutado en el Draft como número 1 general por los Florida Marlins, pero su debut en MLB lo hizo con Texas Rangers en 2004, para después repartir su carrera con San Diego Padres, Boston Red Sox, Dodgers y Mets.
En sus 15 años en MLB fue seleccionado a cinco Juegos de Estrellas, ganó cuatro Guantes de Oro como mejor primera base, dos veces fue Bate de Plata y en siete ocasiones tuvo votos para Jugador Más Valioso, quedando dos veces en el Top-10 con un cuarto y séptimo lugares.
Pegó un total de 2,050 imparables, con 437 dobletes, 12 triples, 317 cuadrangulares y 1,202 carreras producidas, además de 997 anotadas. Su promedio de bateo fue de .287, con .358 de OBP, .843 de OPS y 3,462 Total de Bases conseguidas con los hits.
Fue un excelente primera base a la defensiva, al compilar .995 de porcentaje de fildeo en 1,859 partidos, al cometer solo 79 errores a lo largo de 15,948.1 episodios, es decir, una pifia cada 201.8 episodios.
Juan ‘Igor’ González
Si las lesiones no se hubieran ensañado con él al final de su carrera, estaríamos hablando de un pelotero de 600 jonrones y probablemente más de 2000 impulsadas. Pero en sus últimos cuatro años (2002 a 2005) en las Mayores apenas jugó 186 partidos de 648 en total.
Para el periodista puertorriqueño Hiram Martínez, Igor -apodo que se ganó por su profundo amor por la lucha libre- está incluido en algún lugar entre el cinco y el 10 de los mejores peloteros boricuas de la historia. Martínez va más allá, asegura que si solo se tomaran en cuenta los 11 años en los que fue titular indiscutible y la salud lo acompañó (1991 al 2001) estaríamos hablando de un Top 3 en la rica historia del béisbol puertorriqueño. Juan Igor pegó 434 jonrones de por vida y remolcó 1,404 carreras; en el periodo de 11 años en que se convirtió en uno de los mayores toleteros de MLB, promedió 35 vuelacercas, 114 impulsadas por temporada y ganó dos premios MVP (1996 y 1998).
El jugó 17 campañas en MLB, 13 de ellas con los Texas Rangers, y solo pudo participar en cuatro Series Divisionales, tres con Texas y una con Cleveland. En las cuatro ocasiones su equipo perdió, no obstante, él dejó muestras de su talento promediando .290 con 8 jonrones y 15 empujadas en 15 partidos.
Al igual que muchos jugadores de su generación, Igor ha sido vinculado con el consumo de sustancias para mejorar el rendimiento, aunque nunca se le pudo probar y él ha reiterado, una y otra vez, que nunca se inyectó o tomó nada que no le hubiera recetado un doctor.
Igor nunca lucirá un anillo, pero le queda el consuelo de poder algún día ingresar en el Salón de los Inmortales. Números tiene para ello.
Carlos Delgado
«Carlos Delgado es sin duda uno de los mejores peloteros boricuas de la historia. No solo le rompió el récord de jonrones entre los isleños a Orlando Cepeda, sino que también era firme candidato a convertirse en el primer puertorriqueño en alcanzar los 500 HR en su carrera. Lamentablemente una lesión en la cadera lo atacó desde temprano y vio su carrera limitada a 17 temporadas», reseñó Héctor Cruz, Senior de Béisbol de ESPN Digital.
Delgado pegó 473 jonrones, impulsó 1,512 carreras y promedió un sólido .280 en 12 años con los Toronto Blue Jays, cuatro con los New York Mets y uno con los Florida Marlins. Recibió votos para el premio de Jugador Más Valioso en siete temporadas. Las mejores posiciones fueron: segundo en 2003 y cuarto en 2000. Además, conquistó tres Bates de Plata como inicialista en 1999, 2000 y 2003. Del 97 al 2008 bateo 30 jonrones o más en 11 de 12 años, impulsó 100 o más en 9 de 12 campañas y 85 o más en 12 de 12 años. Tuvo una línea ofensiva .283/388/556/945 y 142 de OPS+ en esos años. Es indudable que Delgado sí tiene números para estar en Cooperstown.
Desafortunadamente tampoco pudo alzar el trofeo del Comisionado. Apenas probó el sabor de los playoffs. Solo jugó dos series de postemporada. Las dos el mismo año 2006. Primero, contra los Dodgers en la Serie Divisional de la Liga Nacional y luego, en la Serie de Campeonato frente a los St. Louis Cardinals. Sus Mets barrieron a los Dodgers en tres partidos y cayeron ante Cards. Delgado bateó .351, producto de 13 hits en 37 turnos. Conectó 4 jonrones e impulsó 11 carreras.
Cruz acotó que la situación de Delgado y la entrada al Salón de la Fama pasa por el hecho de que coincidió en una época de grandes inicialistas y le afectó ejercer su libertad de expresión.
«Delgado fue firme en sus convicciones, y sus acciones siempre respaldaron sus creencias pacifistas y su oposición a la guerra en Iraq a la que llamó ‘la guerra más estúpida de todos los tiempos’. Por eso se negó a mantenerse en pie cuando se puso de moda en los estadios de Grandes Ligas entonar la canción ‘God Bless America’ en la 7ma. entrada tras los ataques a las Torres Gemelas de New York, el 11 de septiembre de 2001».
Ambas circunstancias conspiraron en su contra para que los votantes del Salón de la Fama de Cooperstown lo ignoraran, y en su primera aparición en la boleta, apenas logró sacar el 3.8% de los votos, por lo que quedó excluido de futuras votaciones, injusticia que puede ser enmendada por el Comité de Veteranos.
Para Hiram Martínez, Delgado tiene los números para estar en Cooperstown y es imposible referirse su trayectoria sin subrayar que «es un embajador del juego, al nivel de Roberto Clemente, en su labor social y filantrópica».
Johan Santana
Las lesiones, en gran medida, apagaron una de las carreras más luminosas de la primera década del siglo XXI. Al zurdo venezolano le faltó la consistencia necesaria, de al menos 10 años, que se les «exige» a quienes deseen ser exaltados al templo de los Inmortales. No obstante, tuvo tiempo para sentar cátedra en su paso por las Mayores y convertirse durante un momento en el mejor pitcher del béisbol y, probablemente, el lanzador venezolano más grande de la historia.
La carrera de Santana puede demarcarse en dos etapas bien visibles. La primera, y más gloriosa, con los Minnesota Twins (2000 al 2007) y la segunda con los New York Mets (2008-2012).
Durante su periodo con los Twins ganó 93 juegos, perdió 44, para un impresionante promedio de .679, y efectividad de 3.22. Además, conquistó los premios Cy Young en 2004 y 2006, y era visto como el mejor pitcher en las Mayores. También sumó tres títulos de efectividad (2004,2006 y 2008) y ganó la Triple Corona en 2006 (19 victorias, 245 ponches y 2.77 de efectividad).
A pesar de sus logros individuales no le alcanzó para agenciarse un anillo de campeón de la Serie Mundial. Con Minnesota estuvo en cuatro series de postemporada y apenas pudo salir victorioso en un partido y perdió dos veces. Con Mets participó en un playoff y su saldo fue de 0-1.
Su caída llegó después de firmar por $137 millones con los Mets. De acuerdo al periodista venezolano y productor de ESPN Internacional, Leonte Landino, quien cubrió toda la carrera de Santana, la ética de trabajo del zurdo cuando arribó a Queens cambió. A partir de ese momento empezaron las lesiones a aparecer y no pudo mantenerse sano.
«El cambio de ciudad y liga afectó mucho a Santana. Dio la sensación que los millones que recibió, el ambiente de un equipo repleto de grandes figuras latinas y la presión de jugar en un mercado grande le pasaron factura», dijo Landino. «Sus números cayeron estrepitosamente en New York. No se veía al mismo lanzador hambriento de gloria que vimos en sus ocho años con Minnesota».
Landino, con profundo conocimiento sobre sabermetría, explicó que Santana es uno de los ejemplos de por qué en el presente los mega contratos no son tan comunes. «A él se le pagó por lo que hizo y no por lo que sería capaz de hacer». No obstante, lo ubica como número uno en su país, en disputa con Felix Hernandez, y con posibilidades -un tanto remotas- de que los votantes del Comité de Veteranos consideren el hecho de que hubo una etapa en la que fue el mejor pitcher del béisbol y lo seleccionen para entrar a Cooperstown.
Don Mattingly
Los problemas de espalda cortaron prematuramente la carrera de ‘Donnie Baseball’. Solo pudo jugar 14 temporadas, todas con los Mulos del Bronx, entre 1982-1995.
Jugar con el equipo más grande del béisbol de poco le sirvió en su afán de coronarse como campeón de la Serie Mundial. Debutó en 1982, un año después de que los Yankees perdieran el Clásico de Otoño. En sus primeros 13 años con el equipo, nunca accedió a la postemporada.
Solo pudo jugar en playoffs en su temporada de despedida, 1995. Allí destrozó la pelota (24-10, 4 2B, 1 HR, 6 CI y .417 AVE), pero no pudo impedir que cayera su equipo en la Serie Divisional ante los Seattle Mariners.
Podría argumentarse que sus números de forma general no cumplen los estándares para estar incluido en el Salón de la Fama, pero Mattingly en ese lapso de 14 años ganó un premio de Jugador Más Valioso (1985), recibió votos en otras siete temporadas, asistió a seis juegos de estrellas y obtuvo nueve Guantes de Oro, lo que demuestra la consistencia del inicialista y jardinero de los Mulos.
El finalizó su carrera con 2,153 hits y un supremo .307 de promedio de bateo.