El Gran Aviso llegará cuando Cristo Desaparezca de las Misas
¿Se avecina un Cambio en la Misa? ¡El Gran Aviso podría estar Cerca luego del Sínodo!
Muchos católicos han estado preocupados por un posible cambio en las palabras de la consagración del pan y el vino en la misa, porque impediría que Jesús se hiciera presente en ellas.
Y el brasileño Lucas Gelasio ha hecho público un mensaje del 19 de octubre de 2024, del Niño Jesús a una mística con la que tiene contacto.
Incluso dice que se la presentó al padre Oliveira y ambos se han ayudado mucho.
Y el 19 de octubre, el Divino Niño Jesús le reveló que el Aviso o Iluminación de Conciencia, ocurrirá inmediatamente después del fin del Sínodo de la Sinodalidad, si hay un cambio en la fórmula de la Consagración Eucarística de la Misa.
Aquí hablaremos sobre las implicaciones del cambio de las palabras de consagración del pan y el vino en las misas, quién está detrás de esto y qué sucedería si a raíz del Sínodo se cambian las palabras, así como si no se cambian.
Cuando la Señora le dijo eso al padre Oliveira, éste le preguntó si el Aviso no vendría más si se preservaba la fórmula de Consagración.
Y ella le contestó simplemente, que entonces tratarían de cambiar la fórmula otras veces.
O sea que el cambio en la fórmula de la Consagración no necesariamente es un fruto del Sínodo de la Sinodalidad, sino que le excede.
¿Y qué consecuencias tiene esto?
El cambio en las palabras de consagración del sacerdote, sobre la hostia y el vino, haría que Jesús no se haga presente en la hostia y el vino consagrados.
Cuando los discípulos se sentaron a la mesa con Jesús en la Última Cena, y se preparaban para celebrar la pascua judía con Él, ocurrió algo que nunca había pasado.
El Pan y el Vino ordinarios se transformaron en el cuerpo y sangre de Jesús.
Lo cuenta Mateo 26 de esta forma: “Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: ‘Tomad y comed, este es Mi cuerpo.’
Tomó luego una copa y, después de dar las gracias, se la pasó diciendo: ‘Bebed de ella todos, porque esta es Mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados.’”
La Iglesia enseña formalmente lo que se llama la doctrina de la transubstanciación.
El Catecismo de la Iglesia Católica numeral 1376 expresa lo que fue adoptado en el Concilio de Trento y sigue vigente hoy.
“por la consagración del pan y del vino se opera la conversión de toda la substancia del pan en la substancia del Cuerpo de Cristo Nuestro Señor.
Y de toda la substancia del vino en la substancia de su Sangre.
La Iglesia católica ha llamado justa y apropiadamente a este cambio transubstanciación”.
Y el Concilio de Trento declaró además enfáticamente, que si alguien niega la enseñanza de la transubstanciación, y sostiene que Cristo está en ella como un símbolo, sea anatema, o sea condenado.
¿Y como sucede la transubstanciación en la misa?
Cuando el sacerdote repite las palabras de Jesús en la Última Cena, en el momento de la consagración, el pan y el vino dejan de ser pan y vino para convertirse realmente en el cuerpo y en la sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
Para que este acontecimiento suceda, deben ser pronunciadas por el sacerdote las palabras: Este es mi Cuerpo y Esta es mi Sangre.
Según Santo Tomás de Aquino estas palabras son suficientes y necesarias para la transubstanciación.
En estas palabras se supone que habla el Yo de Jesucristo.
Porque sólo Él puede decir este es mi cuerpo y este es mi sangre.
Y ningún hombre puede pretender declarar el Yo de Jesucristo, a no ser el sacerdote, que actúa en la consagración como el alter de Cristo.
Por lo tanto, sin orden sacerdotal, sin sacerdocio, tampoco hay Eucaristía ni transubstanciación.
Y en enero de 2023 Nuestra Señora Reina de la Paz de Anguera le dijo a Pedro Regis: “El plan de los enemigos es apartarlos de la verdad. Atacarán la Eucaristía para desanimaros y alejaros de la verdad”.
Y 5 días después, el famoso jesuita padre Thomas Reese, escribió un artículo en el que revela que no cree en la transubstanciación.
O sea en la explicación de la Iglesia de cómo Nuestro Señor está presente realmente en la Sagrada Comunión.
Thomas Reese tiene un largo historial de socavar las enseñanzas de la Iglesia.
Reese no cree en la transubstanciación porque dice que es un concepto difícil de entender para cualquiera que no hubiera estudiado la metafísica aristotélica.
O sea que el padre Reese niega la transubstanciación porque es algo difícil de comunicar.
Y el teólogo modernista Andrea Grillo, que pertenece a un grupo de expertos que está trabajando en una “Misa Ecuménica”, sostiene que la transubstanciación contradice la metafísica.
Y por eso la nueva liturgia va a prescindir del que llama concepto “anticuado” de transubstanciación.
Y esa nueva liturgia permitiría la comunión conjunta de católicos y protestantes, al modificar la fórmula de la consagración.
Lo significa que tendríamos misas falsas, donde ya no estaría realmente presente el Señor.
Esto lo sostienen a pesar de los milagros eucarísticos, que se siguen suscitando.
Y que muestran en las hostias sangre AB+, proveniente del miocardio, o sea el músculo del corazón, de una persona moribunda que ha sido castigada.
Y que los satanistas no tienen dudas, al punto de pagar para conseguir hostias consagradas para sus misas negras, porque creen que es el cuerpo de Cristo.
Por eso el cardenal Robert Sarah, ex liturgista principal del Vaticano, insiste en que la decadencia de la fe en la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía, está en el centro de la crisis actual de la Iglesia y de su decadencia.
Hay muchas profecías que recorren el cristianismo desde sus inicios, y que incluso vienen desde el Antiguo Testamento, que dicen que el enemigo entrará en la casa de Dios, y regirá la Iglesia en algún momento.
Y que se suspenderá el santo sacrificio de la misa, o sea la eucaristía.
Hace 25 siglos el profeta Daniel predijo que habrá «un tiempo de angustia como no habrá habido hasta entonces otro, desde que existen las naciones, que denominó el «misterio de la iniquidad».
Dice que entrará en el lugar santo la abominación de la desolación, o sea que el anticristo usurpará la sede del pontificado en Roma.
Y se suspenderá el sacrificio perpetuo, o sea la eucaristía.
También San Miguel Arcángel le dijo a María Julia Jahenny, en el siglo pasado, que no quedaran rastros del Santísimo Sacramento.
Que habrá una nueva liturgia, y hará que muchos sean perseguidos y declarados enemigos de la fe por no adaptarse a ella.
La supresión del sacrificio de Cristo en la cruz y de la misa, es un anhelo de los masones.
Al punto que es la misión asignada, en el grado 18, al caballero rosacruz de la masonería.
Ahora, el mensaje del Niño Jesús a la Señora brasileña, mencionado por Lucas Gelasio, asocia el cambio en las palabras de consagración en la misa, con la llegada del Aviso.
Dice que eso tal vez suceda en el Sínodo.
Y que si no sucediera, lo seguirían intentando.
Pero quizás este cambio sea sólo unos de los motivos por los que Dios enviará el Aviso, no el único.
Por ejemplo, Nuestra Señora dijo en Garabandal que el Aviso vendría cuando el mundo y la Iglesia estuvieran en el peor momento.
Y ninguna otra profecía ha dicho que lo único que podría traer el Aviso sería un cambio en las palabras de la consagración.
Pero sin embargo hay que estar atentos.