Hostia palpita durante la bendición
Viernes 23 de agosto de 2024
El vídeo ya se ha vuelto viral. El rostro conmovido del padre Juvel Zuluaga, Agustino, al observar la hostia consagrada palpitar como un corazón vivo junto a alrededor de 300 personas presentes en la parroquia para rezar el Santo Rosario.
El sábado 10 de agosto, en la parroquia San Joaquín, del barrio Las Ferias, Bogotá, los fieles reunidos ante la Presencia Real de Jesús parecen haber presenciado lo que podría ser un milagro eucarístico.
Al ver la hostia palpitante, el sacerdote, en lugar de exponer el Santísimo Sacramento sobre el altar, decide mantenerlo en alto, mientras junto con la asamblea reza así: «Alabado seas, Señor nuestro. Ten piedad, Señor. Perdónanos, Señor. Ponte de rodillas, Señor, te damos gracias por estar aquí. Bendito seas, alabado seas, toda la gloria para ti siempre”, “Señor, te pedimos perdón por todos nuestros pecados, Señor, por todas nuestras faltas. Te entregamos, Señor, a nuestros hermanos venezolanos; Colombia, el mundo entero.»
En un comunicado oficial de la parroquia de San Joaquín, el sacerdote presente en el evento declaró: «Éste fue un día de oración por Venezuela y Colombia, por eso los participantes lo vimos [la palpitante hostia consagrada] como un signo de su amor y presencia para estas dos naciones y para el mundo entero. Que esta «demostración» nos lleve a valorar más este inmenso regalo del cielo que es la Sagrada Eucaristía, que sirva para reafirmar nuestra Fe y seguir reparando».
Asimismo, los fieles testificaron también que este momento de oración duró unos 20 minutos y que todos «lloraron de emoción, pidieron perdón y clamaron a Dios por misericordia, paz y la conversión de estas naciones».
“Que nuestra vida se consuma como una vela [y que podamos ser] apóstoles de la Sagrada Eucaristía y de la reparación por los muchos ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que [Jesús en Su Presencia Real] se ofende diariamente «, fueron las palabras del padre Juvel Zuluaga.
Tras la difusión del vídeo en las redes sociales, muchos dieron gracias a Dios por este acontecimiento:
«Ayer no pude participar del Santo Rosario, pero me quedé sin palabras. Pido perdón al Señor por mi locura que no me hace creer en su misericordia», o también: «El amor de Dios es incomparable, bendito sea Dios», y: «Ayer tuvimos el gran privilegio de sentir la Presencia viva de nuestro señor. Gracias al Padre Juvel por hacer posible este hermoso Rosario en nuestra parroquia.»
Como es costumbre en la Iglesia en estos casos, habrá que realizar investigaciones para confirmar o desmentir el posible milagro eucarístico.
Si llegara la confirmación -y por tanto las imágenes fueran tan auténticas como parecen-, sólo nos quedaría unirnos a la contemplación de este acontecimiento tan apasionante.
