Socialistas realizaban orgías en España durante el confinamiento
Miércoles 8 de marzo de 2023
Querían ‘liberar’ a la mujer pero la han cosificado a ella y a sus hijos por nacer
El escándalo de prostitución de los socialistas y sus vínculos con su militancia proaborto
España está siendo testigo, pese al intento de los medios izquierdistas por ocultarlo, del grado de corrupción moral que existe en las filas socialistas.
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Un escándalo de prostitución que salpica a las filas socialistas
El PSOE se está viendo salpicado por un nuevo caso de corrupción política, el Caso Mediador, que ya ha llevado a la detención de un diputado de ese partido. La dirección socialista intentó limitar los posibles daños de este escándalo expulsando a ese diputado, que se vio obligado a dimitir y abandonar su escaño. Hace unos días se supo que 15 o 16 diputados socialistas participaban en orgías con prostitutas y drogas, y que además esas orgías se llevaron a cabo mientras el gobierno nos mantenía encerrados a los españoles en nuestros hogares a causa del confinamiento impuesto por Pedro Sánchez por la pandemia en 2020.
Esas orgías tenían lugar en Madrid y eran pagadas por empresarios interesados en conseguir ayudas públicas otorgadas por el gobierno regional de Canarias, un gobierno encabezado por el PSOE. No es el primer escándalo de este partido relacionado con la prostitución. En 2018, el PSOE protagonizó otro caso de corrupción, esa vez en Andalucía, por el uso de dinero público destinado a los parados para organizar orgías con prostitutas, gastando más de 15.000 euros de los contribuyentes en una sola noche de juerga.
¿Ha influido esa corrupción moral en las políticas socialistas?
Teniendo en cuenta esos hechos, cabe preguntase hasta qué punto esa corrupción moral ha acabado fundamentando las políticas de ese partido, y en concreto sus políticas proaborto. Y cabe preguntarse también hasta qué punto las feministas del PSOE y otras feministas de izquierdas han acabado siendo meras tontas útiles al servicio de una forma de entender a la mujer como un objeto por parte de los varones socialistas. Recordemos que las pioneras del feminismo se oponían al aborto, no sólo por ser algo degradante y por tratar al hijo por nacer como una propiedad (que es justo lo que ellas rechazaban para las mujeres), sino también porque lo consideraban una forma de explotación de las mujeres, como apunto Alice Paul, redactora de la enmienda constitucional que otorgó el derecho de voto a la mujer en EEUU.
La prostitución, un gran negocio para los abortistas
Sobre esta cuestión aconsejo leer el detallado artículo escrito en 2020 por Marvin Olasky con el título «Abortion and prostitution». Olasky es también el autor de un detallado estudio sobre el aborto en EEUU, «Abortion Rites: A Social History of Abortion in America» (Wheaton, Illinois: Crossway Books, 1992). En ambos trabajos la relación entre el aborto y la prostitución, principalmente en EEUU pero aportando también datos sobre Francia. Por ejemplo, cita al detective de Nueva York John H. Warren (autor del libro «Thirty Years’ Battle with Crime», publicado en 1875), que señalaba que la prostitución es «el negocio de los abortistas» y denunciaba que los abortistas «prosperan y se enriquecen con la prostitución como fuente de ingresos». Esto lo escribió un hombre que estuvo tres décadas combatiendo al crimen en la mayor ciudad de EEUU.
Olasky también cita el estudio llevado a cabo en esa misma época por un investigador francés, el Doctor Jean-Baptiste Parent-Duchatelet, que sacó a la luz el alto índice de abortos entre las prostitutas en Francia, tras obtener datos al respecto en hospitales y prisiones. Hasta entonces existía la creencia de que las prostitutas eran estériles o tenían muy bajos índices de fertilidad, debido en parte a las enfermedades de transmisión sexual que contraían. Parent-Duchatelet advertía: «Si estas chicas públicas rara vez llevan a término sus embarazos, es porque casi siempre los abortan».
La prostitución y su influencia en la normalización social del aborto
Trasladando los resultados de esa investigación a EEUU y partiendo de los datos obtenidos por John McDowall durante su investigación de la prostitución en Nueva York en la primera mitad del siglo XIX, Olasky señala que «100.000 abortos relacionados con la prostitución pueden haber ocurrido anualmente en los Estados Unidos en vísperas de la Guerra Civil», y eso sobre una población de unas 66.000 prostitutas. Es decir, que muchas de ellas abortaban más de una vez al año. Ya en la segunda mitad del siglo XIX, el ya citado detective John H. Warren alertó sobre cómo esa forma de explotación dela mujer estaba relajando el rechazo de una parte de la sociedad al aborto e incluso al infanticidio:«Crímenes sociales como el infanticidio, que alguna vez se colocaron al mismo nivel que el asesinato, ahora no sólo se miran con complacencia sino que se pasan por alto por completo, pero ciertos teóricos los defienden en principio».
Hay que señalar que ya en el siglo XIX se observaba un fenómeno que se sigue dando ahora. El Doctor John Trader, de Misuri, sostuvo que los hombres estaban empujando a las mujeres a abortar: «No afirmamos, ni queremos que piense por un momento, que la la carga de esta culpa recae en los pies de las mujeres». Olasky también explica que ya se usaban métodos anticonceptivos hace cientos de años, pero resultaban incómodos o ineficaces, por lo que el recurso al aborto seguía siendo la práctica habitual para borrar del mapa los efectos de la prostitución.
El aborto y su influencia en el auge de la prostitución en la URSS
Significativamente, el primer país que legalizó el aborto fue la URSS en 1920, antes de que la Guerra Civil Rusa llegase a su fin. Si bien los bolcheviques combatieron inicialmente la prostitución, al considerarla característica de la sociedad capitalista, en la década de 1920 la prostitución experientó un notable auge en la URSS, coincidiendo con el fracaso de la Nueva Política Económica (NPE, 1921-1929) y la extensión de la pobreza en el país.
Marcelline Hutton, en «Resilient Russian Women in the 1920s & 1930s» (2015), señala la denuncia de la principal promotora de la legalización del aborto en la URSS, la dirigente soviética Alexandra Kollontai: «Kollontai criticó otro aspecto desagradable de la NPE: el regreso de la prostitución a gran escala. La prostitución había disminuido inicialmente bajo los bolcheviques, pero el alto desempleo entre las mujeres, incluso las trabajadoras de cuello blanco, tuvo efectos angustiosos a mediados de la década de 1920. Un socialista observó: “Los hombres con dinero y las mujeres sin él” conducen a la prostitución.» Hutton añade: «Durante este período se disparó el desempleo de las mujeres y aumentó la prostitución y el aborto, así como el abandono de niños».
Una forma de deshacerse de los efectos del libertinaje de los varones
Después de lo que acabamos de ver, cabe preguntarse si el socialismo quiso legalizar el aborto para «liberar» a la mujer o para liberar a los varones de los efectos del libertinaje. Porque a día de hoy, y como vienen denunciando asociaciones provida desde hace años, esas presiones sobre las mujeres para abortar se han convertido en algo muy habitual por parte de sus parejas masculinas, llegando hasta el punto de que muchas mujeres que tenían intención de abortar se echan atrás cuando reciben ayuda de esas asociaciones provida. Las ayudas que les habían negado sus parejas, y también las mismas ayudas a madres embarazadas sin recursos que el PSOE viene rechazando en España.
Lo que ha conseguido la izquierda con su apoyo al aborto es cosificar a los hijos por nacer y también a las mujeres, y todo ello con la complicidad de las feministas de izquierdas, que han sido las cómplices necesarias en una forma de explotación de la mujer que llega al extremo de liquidar a sus hijos por nacer para que varones socialistas puedan seguir haciendo orgías sin preocuparse de las consecuencias y para que el lobby del aborto, que tiene una influencia notable sobre la izquierda política y mediática, pueda seguir obteniendo considerables beneficios. Vaya unos defensores de las mujeres.