Memoria histórica
Viernes 10 de febrero de 2023
Desde que tomó posesión de la presidencia de la república López Obrador, muchos supimos que la historia se repetiría.
Supimos que volverían los excesos del populismo, que creímos enterrados tras los sexenios de Echeverría y López Portillo.
Supimos que retornarían los caprichos y ocurrencias de los antes aludidos, que creían encarnar la soberanía de la patria y que constituían su voluntad en la medida de todas las cosas.
También supimos que regresarían las épocas del autoritarismo, con ribetes más monárquicos que republicanos, que son parte de la naturaleza de quienes pretenden erigirse en caudillos y prohombres.
Dura será la cura, amarga será la medicina, conjeturamos. Deberemos sufrir mucho como nación y como personas y deberemos pagar una alta cuota en lo económico y en lo social y Dios no quiera que además debamos pagar un alto precio en vidas y en sangre.
Porque alla vamos, hacia ahí nos están arrastrando un presidente y su partido (López Obrador y MORENA), que cada día que pasa, se aferran más al poder y endurecen su postura de intransigencia y negativa a la negociación y el diálogo.
Pero todavía no tocamos fondo, las cosas deben ponerse mucho peor, para que los mexicanos entendamos que no debemos otorgar a nadie, poder omnímodo, que no es posible dejar a alguien completamente sin límites.
De todo corazón muchos mexicanos hacemos votos porque este terrible trecho final del mandato lopezobradorista nos vacune contra la enfermedad del populismo y nos haga inmunes ante las tentaciones de la política clientelar y corporativista.
Porque si no lo entendemos, si no aprendemos de las arduas lecciones de la gobernación autoritaria, los mexicanos nos mereceremos más de medio siglo de desgobierno de MORENA, como nos sucedió con más de medio siglo de desgobierno del PRI.
Dios, Patria y Libertad