Bad Bunny, expresión de la decadencia moral de la actualidad
Domingo 25 de septiembre de 2022
El sujeto al que llaman Bad Bunny (Benito Ocasio) fue elegido como Mejor Artista del Año en los premios Video Music Awards.
Estos son los galardones musicales más antiguos de la cadena MTV y el pasado domingo en Nueva Jersey, se lo han entregado al tal Benito.
Le preguntaron a un conocido compositor y músico que pensaba del fenómeno Bad Bunny, Maluma, J. Balvin, etc, y esta fue su opinión, aunque no quiso que dieran su nombre por temor a ser vetado por las disqueras y televisoras por decir algo que si bien es cierto, no se puede decir a través de los medios:
¿Que pienso del éxito de individuos como Bad Bunny? Lamentablemente, creo que es exitoso por la incultura de la gente y América Latina es un pueblo en dramática involución cultural que no tiene remedio. Ya lo dijo Octavio Paz en el año 1982 en su libro “Tiempo Nublado”. Es algo premonitorio que un intelectual de ese calibre dijera eso.
Son tramas del lumpen e intereses de las mafias de las disqueras que obedecen a las élites económicas, a las que les conviene que la gente esté mal, se embrutezca y sea cada vez mas ignorante y estúpida, porque incita a las adicciones, el consumo de droga, la promiscuidad sexual con cualquier sexo y la vida irresponsable.
Es la promoción de una vida de fantasía totalmente fuera de la realidad en el mensaje de algo que no es música, sino un disfraz latinizado y superficializado de un movimiento social encaminado a promover las peores deformaciones de lo más bajo de la sociedad, aprovechándose de la ingenuidad e ignorancia de gran parte de la juventud.
Es un tema de mafias cupulares. El lenguaje ha sido destrozado por completo y es uno de los más afectados.
Se ha desfigurado, torcido; ha quedado amorfo en las letras de estos bodrios que usurpan el nombre de la canción y la degeneran y prostituyen.
La gente paga lo que sea porque la realidad es que no van a escuchar música sino que van a recintos en donde se van a quedar afónicos gritando, donde van a ver a un estrafalario del playback lleno de luces y rodeado de bailarines de sexo indefinido haciendo loas de un producto tecnológico ficticio de la mercadotecnia.
No es arte, ni es baile, ni es danza, las letras solo son balbuceos incomprensibles, ni es canto, ni es música ni es nada.
Es un espectáculo que la vorágine empuja para que los jóvenes vayan a embrutecerse de forma tumultuaria. Pero están manipulados para que así lo hagan. Ahí es donde les venden drogas, alcohol, prostitución, fármacos, etc, porque el negocio es redondo.
Lo que promueven no es un cantante sino una figura, un símbolo de la decadencia, la derrota cultural, la destrucción de los valores y la familia, la desaparición del vínculo intergeneracional. La ruptura entre los padres y sus hijos. Es el triunfo de la ignominia, la mediocridad y la ignorancia.
Son letras perversas que, si las logras descifrar son balbuceos soeces monótonos, embrutecedores y elementales.
Es triste y lamentable que los niños oigan esas expresiones desde la primaria, y por imitación se promueva esa forma tan primitiva y básica de ver la vida; no les dejan escoger, no hay ni siquiera opción a esta basura.