EL CRUCIFIJO DEL PERDÓN
Viernes 26 de agosto de 2022
Trae indulgencias concedidas por Su Santidad, el Papa Pío X, con objeto de obtener el perdón de Dios para el prójimo. Y también para las almas del purgatorio.
El Crucifijo del Perdón tiene en el mismo, la Medalla de la Virgen Milagrosa y la medalla de San Benito.
El Papa San Pío X usó las llaves del cielo y ató este sacramental del Crucifijo del Perdón, con ricas indulgencias, cosa que Satanás odia.
El Crucifijo del Perdón fue promulgado en 1905, y ha estado oculto por muchos años.
Las palabras inscritas en él describen las indulgencias y las Gracias Divinas que fluyen de este Crucifijo en particular.
Historia del Crucifijo del Perdón.
Este Crucifijo del Perdón fue introducido en el Congreso Mariano en Roma en 1904, con la ayuda del Cardenal Coullié, Arzobispo de Lyon, Francia.
Fue a través del discurso hecho sobre este, por los Frailes Lémann, donde este Crucifijo obtuvo aprobación general.
El proyecto de la unión alrededor del Crucifijo del Perdón fue presentado a Su Santidad, San Pío X, por el Eminente Cardenal Vives, presidente del Congreso.
Contiene la histórica y sagrada inscripción de la imagen de Jesús, sobre la Cabeza de Cristo (en el crucifijo), como negación e impiedad a la realeza de Jesús al ser crucificado: “JESUS NAZARENUS, REX JUDAORUM”, conservada en la inscripción original del Gólgota, en la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén, la cual fue recuperada por Santa Elena, en el año 326, sobre la figura cruciforme de las letras familiares “I.N.R.I.”, que traducido del latín significa, Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos, es exacta a la que tiene el Crucifijo del Perdón.
En el reverso del crucifijo, en el transverso de los brazos, está escrito: “PADRE PERDÓNALOS”; en la parte vertical de la cruz dice: “HE AQUÍ ESTE CORAZÓN QUE TANTO HA AMADO A LOS HOMBRES”, además, una imagen del Sagrado Corazón de Jesús se muestra en el centro.
Debajo, como figura de Nuestra Señora coronada, hay una estrella, ocupando los pies de la cruz, el cual fue el lugar que ocupó María durante la crucifixión de Jesús.
Desde este soporte, de los pies clavados de su Hijo, llama a cada alma y le dice:
No olviden las penas de su Madre, yo los consolaré.
La desesperación murmura que es muy tarde, pero ella nos dice: Entre tarde y demasiado tarde hay un abismo. Mirad toda la Sangre de mi Jesús, mira mi devoción maternal hacia ti.