Opinión

Panchito Torres, el mayor cáncer y la mayor vergüenza del PRI en Yucatán

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Domingo 21 de agosto de 2022

Dice un antiguo refrán: el que es perico, donde quiera es verde y el que es pen…ejo, donde quiera pierde. Lo prescrito por la sabiduría popular le queda como anillo al dedo a Francisco Torres Rivas, presidente estatal del PRI hasta el día de hoy.

Embotado sin duda por los vapores etílicos, Panchito se fue de la boca y lo mismo que un can callejero que se intenta quedar donde le regalan un bocado, moviendo la cola para congraciarse, trató de quedar bien con MORENA, afirmando que este partido es el que tiene mayores coincidencias ideológicas con el PRI y sería con ellos, con quien habría que establecer una alianza.

Pero el dipsómano dirigente tricolor ni siquiera sabe mover la cola con gracia y no bien terminó de emular al más paradigmático solovino, que Mario Mex se apuró en propinarle una patada en el trasero, diciendo que no habría alianza con el PRI, porque se opone al presidente de la república.

Bien se le emplea a Pancho Torres por ofrecido, por transformarse en la más vulgar meretriz de la política, ofreciendo sus favores a cambio de cualquier piltrafa. Debería caérsele la cara de vergüenza, por ser desdeñado por un personaje de la calaña de Mario Mex.

El alcohol ha trastornado a Panchito y lo ha convertido en una parodia de aquel político que alguna vez se creyera tenía potencial para llegar a grandes destinos. Hoy día Torres Rivas da pena, vergüenza, lástima, asco y en el mejor de los casos, risa.

A los epítetos de inepto, incapaz, flojo, desidioso, ambicioso y depredador, ha adjuntado la fabulosa calidad de traidor y la condición de coox virar, como decimos aquí en Yucatán. Ni duda cabe que va de mal, en peor.

Insistimos en lo que hemos dicho: Panchito Torres es un cáncer para el PRI yucateco y ante sus más que evidentes intenciones de convertirse en palero de la cuarta transformación, lo mejor que podría hacer, si todavía le queda una partícula de amor propio, una migaja de dignidad, es presentar de inmediato su renuncia, con carácter de irrevocable, antes que Alito lo saque con cajas destempladas y a fuerza de puntapiés por la puerta trasera de la presidencia estatal, para echarlo ignominiosamente al basurero de la historia del tricolor de nuestra entidad.

Si Alito lo hiciera, el priismo local tendría mucho que agradecerle, pues de la mano de Panchito, va directo al peor de los fracasos. Tiempo al tiempo.

Seguimos pendientes…

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