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Ecos de un festejo con sabor de amistad y recuerdos

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Lunes 15 de agosto de 2022

Muy claro me dijeron: «No habrá prensa, la invitación es a título personal, como amigo». Así aceptamos acudir a festejar el onomástico de nuestro amigo, el senador Jorge Carlos Ramírez Marín.

Es menester subrayar que NOTIREDMÉRIDA, nuestra casa, aprecia y reconoce al legislador priista por su trayectoria y le dispensa afecto en lo personal. Jorge Carlos sabe ganarse a la gente y su cariño.

Pero como decía la Tucita: «si ya saben como soy, porque me invitan». A riesgo de que el Prócer ya no nos vuelva a incluir en su lista de invitados, debo dejar en claro que desobedeceré su solicitud.

Y el motivo de hacerlo, es que en redes sociales y en los mentideros acostumbrados, comienzan las especulaciones, los chismes y una serie de malas interpretaciones en relación al acontecimiento. Motivo por el cual creo que es necesario poner las cosas en su sitio y quien mejor que alguien que estuvo y puede dar fe de lo sucedido.

Primero que nada, indicar que en efecto, no hubo medios, no hubo prensa. Al evento acudimos quienes nos contamos entre los amigos del legislador priista (en realidad tengo algunas dudas de la autenticidad del aprecio de algunos personajes, pero Jorge Carlos es un tipo que se brinda de corazón y no es tan mal pensado como el autor de esta crónica).

Me hizo muy buena impresión encontrar que a la entrada del Club Libanés era el mismo senador quien recibía a sus invitados. Jorge Carlos recibió cantidad inconmensurable de abrazos, apretones de manos y solicitudes de fotografías.

Respecto a lo que algunas lenguas malintencionadas afirman en el sentido de que se trató de un festejo para la élite, debo decir que en efecto así fue. Fue una reunión concebida para la élite de los afectos del senador. Porque de resto, hubo de todo, desde líderes de colonias, sindicales, profesionistas, artistas, políticos y reiteramos, una minúscula, microscópica representación del ámbito periodístico.

Cabe resaltar que originalmente, el ágape fue para celebrar la llegada al sexto piso de vida de Ramírez Marín. Pero la pandemia dijo otra cosa y no fue posible y el festejo debió quedar para mejor ocasión.

Ahora las circunstancias fueron más benévolas y accesibles y ante la imposibilidad material del legislador de recibir más de medio millar de invitados en su domicilio, es obvio que se vio en la necesidad de recurrir a un local social.

Y no es ningún secreto que Jorge Carlos mantiene muy importantes lazos de afecto con muchos integrantes de la colonia libanesa. ¿Que yucateco no? Algunos los tenemos incluso como parte de nuestra familia. Además, bien sugería López Mateos: «el que no tenga un amigo libanés, que lo busque».

En la convocatoria nos encontramos muchas caras familiares: a nuestro buen y querido amigo, el profesor Carlos Rubén Calderón Cecilio, Gaby Aguilar y Feliciano, Felipe Cervera, Harry Botello, lider estatal del PVEM, Juan José Martín, alcalde de Oxkutzcab, a Hisselle Díaz de la FENAMM, a nuestra apreciadísima Charito Cetina, con Luis Briceño, el nuevo líder de la CTM, Pedro Oxté de la CROC, Gaspar Quintal, lider de la fracción priista en el congreso del estado, al chel Carrillo, al siempre caballeroso Omar Pacho, vimos a Panchito Medina del PRI municipal, a nuestro estimado Carlos Sobrino Sierra, Fito Peniche, Tuffy Gaber, no podía faltar Jorge Habib, el alter ego de Jorge Carlos, el comandante Carlos Cantón al que siempre da gusto dar un fuerte abrazo, Roger Metri, estrechamos afectuosamente a Uayo Sobrino, platicamos con Ángel Alonzo, llegaron Rolando Zapata, Víctor Caballero, William Pérez y claro, por supuesto los de casa: Lila Frías, Luis Borjas, Salvador Orozco, nuestro muy estimado Totocho, Cecy Flores, que se veía espectacular de azul y Alma Burgos, que no solo es amiga, sino hija de un buen amigo de juventud.

Espacio faltaría para reseñar con puntualidad a todos y cada uno de los asistentes, que acudieron con un factor común denominador: el afecto dispensado a Ramírez Marín y el reconocimiento a su incansable labor de suma y de cultivo de amistades.

Disfrutamos de una botanita híbrida, entre yucateca y libanesa y taquitos que reflejaron el sabroso caudal de nuestra herencia cultural y gastronomía, de la que Jorge Carlos es ferviente devoto.

Las viandas se regaron con refrescos, aguas naturales, cerveza y algunas gotas de licor. No se rindió culto a Baco, sino al amor ágape, como diría Erich Fromm.

Al momento de agradecer, Jorge Carlos refirió las circunstancias adyacentes al festejo, hizo una reflexión de los acontecimientos vividos tras seis décadas de una fructífera existencia, que implica necesariamente, su gran pasión que es el servicio público y dejó ver que estará presente en 2024, situación que muchos entendimos como la expresión de sus anhelos (ya se lo había dicho a Fernando del Collado), a lo que de inmediato sucedieron gritos de gobernador, gobernador.

Mas alla de los deseos particulares de nuestro muy estimado prócer, es pertinente subrayar que su figura es de tal talla, que es capaz de congregar figuras de lo más heterogéneas. Es indudable, Jorge Carlos es el mayor activo con que cuenta el tricolor, no solo a nivel local, sino nacional incluso. No en balde es él único senador que ganó por mayoría.

Su importancia es tal, que podemos ser capaces de decir, sin temor a equivocarnos, que es el único priista capaz de dar batalla y una pieza clave para determinar el rumbo de Yucatán para el 2024.

Una cosa es cierta y bien sabida: Jorge Carlos hará lo que considere que sea mejor para el destino de esta tierra, a la que ama hasta el delirio, como hacemos todos los que compartimos ese desaforado amor por nuestra patria chica. Seguimos pensando que Ramírez Marín puede ser el fiel de la balanza.

Ponemos fin a esta crónica, destacando que si hay alguien ducho en sumar, unir y en el arte del diálogo, la conciliación y el entendimiento, ese es Ramírez Marín, que tendrá un papel determinante para el rumbo de Yucatán. Tome nota quien deba hacerlo.

Apreciado Prócer, espero tu magnanimidad y tu indulgencia, pero es difícil hacer a un lado los bártulos de periodista y mucho más aún cuando te pones a enhebrar ideas. Ya sabes que la cabra siempre tira al monte.

Seguimos pendientes…

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