Yucatán

En Progreso no todo lo que brilla es oro

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Estimado cibernauta:

Si usted abre sus redes sociales y elige para su búsqueda Progreso, Yucatán o ayuntamiento de Progreso, se va a encontrar un sin fin de publicaciones que pondrán su corazón a latir a mil por hora.

Inauguraciones, calles, recoja de basura, ecología, limpieza de playas, eventos, protección a la fauna, adornos y mensajes navideños del alcalde…

Inevitablemente se siente la tentación de pensar: esto debe ser el paraiso. La verdad es que la prensa vendida y también el oficialismo, así pretenden pintar la labor del primer edil.

Pero la verdad es muy distinta: la basura se acumula y no hay como recogerla, las calles que no son visibles parecen paisaje lunar o queso Gruyere, a ciertas horas la presión del agua potable es inexistente, las playas están llenas de basura y desperdicios y para colmo, si usted pone un negocio, puede ser víctima de las frecuentes extorsiones de los inspectores del Ayuntamiento o de la policía municipal (de los arbitrarios cobros de impuestos, mejor ni hablar), cada día prolifera y aumenta el número de robos, asaltos a mano armada, riñas con armas de todo tipo, accidentes de tráfico, relatos de personas que deben lidiar con la prepotencia y arbitrariedades de servidores públicos, especialmente de los cuerpos de seguridad, homicidios, noticias de que en tal o cual lugar venden de manera clandestina bebidas embriagantes o enervantes, testimonios de gente que no fue atendida ante una emergencia o un accidente y entonces es inevitable cuestionarse, donde quedó el paraíso terrenal difundido y anunciado por tirios y troyanos.

Y es cuando será preciso desengañarle y decirle que ese idílico lugar semejante al jardín del Edén antes de las tropelías de la serpiente, sólo existe en la imaginación de Julián Zacarías y en las páginas impresas o electrónicas de los medios sometidos y maiceados desde la nómina municipal, que pretende vender un panorama inexistente e ilusorio, que aspiran se convierta en la punta de lanza para sustentar las aspiraciones y arribismo político del primer edil.

En efecto, Julián Zacarías pretende hacer creer a los incautos que gobierna Dubai, Jauja o Dinamarca, o un municipio cercano a ser el compendio de todas las utopías soñadas por los politólogos, pero reiteramos: la cruda realidad insiste necia, en desmentir sus afirmaciones todos los días.

Por favor, sea objetivo, de una vuelta por las calles e instalaciones de la ciudad y puerto, pero no se limite a las vialidades y avenidas principales, platique con la gente y podrá constatar que no mentimos, ni le vendemos humo.

En Progreso no todo lo que brilla es oro. Hay que decir que tanto oropel, boato y felicidad despiertan dudas y se hacen altamente sospechosos. ¿O acaso existe algún político o partido que sea confiable y diga siempre la verdad? Usted ya sabe de antemano, la respuesta… No se deje ver la cara.

Seguimos pendientes…

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