Opinión

¿De qué lado está realmente Alito?

Spread the love

Alejandro Moreno Cárdenas, ex gobernador de Campeche, mejor conocido como Alito, es un individuo marcado siempre por el escándalo.

Desde los tiempos en que fungía como titular del ejecutivo del vecino estado, Moreno Cárdenas ha estado inmerso en el ojo del huracán: tanto en lo referente a la honestidad de su administración, sobre la que pesan varias acusaciones de corrupción (algunas traducidas en demandas), hasta en lo concerniente a sus preferencias particulares, sobre las que se cuentan innumerables historias vinculadas al amor que no se atreve a decir su nombre.

Alito desató una verdadera guerra civil en el tricolor, que tuvo como colofón la renuncia de Ivonne Ortega al partido que le significara un triunfo histórico en Yucatán y que representó para el campechano, acceder a la dirigencia nacional, en un momento por demás complicado.

Ya al frente del tricolor, Moreno Cárdenas ha debido enfrentar una seguidilla de reveses, consustanciales a la pérdida del control político anexo a la presidencia de la república y ráfagas y andanadas de acusaciones respecto de su lealtad partidista y de grupo.

Sus detractores han motejado a Moreno Cárdenas como Amlito, merced a su subordinación al presidente. Tras prometer de manera inicial, educar a López Obrador, tras el arrollador triunfo en las urnas del tabasqueño, Alito casi besa el suelo que pisa el primer mandatario y hasta se ostenta su amigo.

En Yucatán Moreno Cárdenas se ha vinculado al ex gobernador Rolando Zapata Bello y a otras figuras que la militancia priista no sólo no mira con afecto, sino a quienes acusa de entreguistas, por su subordinación a los otros niveles de gobierno.

A pesar del descrédito en que sus aliados se encuentran sumidos y a los pésimos resultados electorales que han ofrecido, Moreno Cárdenas los sostiene contra viento y marea, pese a las voces que piden democracia interna y renovación de cuadros, entre las que se cuentan las de algunos militantes muy destacados.

A la fecha, Alito se ha sumado a la alianza opositora que integran junto con el PRI, el PAN y el PRD. No obstante lo anterior y a pesar de formar en teoría parte de este bloque, Moreno Cárdenas ha hecho cuánto ha estado en sus manos por desestabilizarla, e incluso por boicotearla.

Por ejemplo, cuando se discutía la llamada reforma energética, que implicaba una serie de medidas en cuanto a la generación de energía eléctrica, el PRI inicialmente utilizó un lenguaje ambiguo que dejaba a una muy cuestionable interpretación la posición partidista, si bien a final de cuentas, el tricolor terminó votando en contra (algunos dicen que porque Alito no logró lo que solicitaba).

De manera reciente, en los estados que están en disputa, Moreno Cárdenas será responsable de al menos un par de reveses de la alianza opositora: los que se sufrirán en Hidalgo y en Quintana Roo.

En Hidalgo Alito maniobró para imponer como candidata a Carolina Viggiano, en contra de los deseos del gobernador Omar Fayad. La maniobra de Alito fue una auténtica filigrana de la traición y el juego sucio, que contó con la complicidad del presidente nacional del PAN, Marko Cortés, que la destapó como abanderada de la alianza y que significó que Fayad no defeccionara a favor de Movimiento Ciudadano, sino que decidiera para cuidar su salida, entregar el poder a MORENA, que es casi un hecho que ganará la entidad.

En Quintana Roo, si bien es cierto que hay un gobierno panista en la teoría, pero que encabeza un transfuga del PRI como Carlos Joaquín, la realidad es que las estructuras políticas vigentes, fueron armadas por el tricolor.

Empero, a pesar de que Acción Nacional integra la alianza opositora, Carlos Joaquín determinó curarse en salud y traicionando a los suyos, entregar el poder, si bien subrayamos, las estructuras utilizadas por los panistas, son tricolores.

Amén de lo anterior, la responsabilidad de Moreno Cárdenas para reventar toda esperanza opositora, quedó evidenciada merced a que los tricolores pretendían de manera absurda, que fuera Leslie Hendricks quien encabezara la coalición opositora, en vez de José Luis Pech o Laura Fernández.

Para colmo, Alito mandó a Rolando Zapata, Víctor Caballero, Carlos Sobrino y un séquito de impresentables al vecino estado, con la consigna de imposibilitar cualquier intento opositor de articular esfuerzos convincentes contra el morenismo.

Capítulo especial merecería el nombramiento de Rolando Zapata Bello, ex titular del ejecutivo estatal, como encargado de alianzas con otros partidos. Son de todos conocidas las inclinaciones socialistoides del ex gobernador. No olvidemos que cuando Acción Nacional ganó la presidencia de la República con Fox, fueron Zapata Bello, Liborio Vidal Aguilar (actualmente secretario de educación estatal) y Dulce María Sauri Rancho, quienes coquetearon con el PRD, en ese entonces en manos de López Obrador y estuvieron a punto de abdicar de su militancia tricolor. De suerte tal, que es posible inferir que toda alianza cuyo cuidado se encargue a Zapata Bello, si no es para favorecer a MORENA, está destinada al más completo fracaso.

A últimas fechas, tras darse a conocer una serie de audios de parte de Layda Sansores, ex gobernadora de Campeche y que Moreno Cárdenas hiciera lo propio con otro de Manuel Velasco, ex gobernador de Chiapas y actual senador, demostrando que también sabe jugar rudo, Alito ha quedado una vez más en evidencia.

No olvidemos que Miguel Aysa, a quien se pretendía dar la embajada en República Dominicana, a cambio del voto de su hijo, senador priista para la reforma eléctrica, fue quien sucedió a Moreno Cárdenas en la gubernatura de Campeche.

Tampoco pasemos por alto que Velasco hizo notar que el secretario de gobernación Adán Augusto López Hernández buscaba a Alito para negociar y que este dejó entrever que los morenistas no cumplían sus acuerdos, lo que pone en relieve que ya habían existido negociaciones y habían establecido compromisos.

La negativa de Alito a Velasco no pareció definitiva, antes bien pareció destinada a encarecer su precio. A pesar de ello, panistas y perredistas han cerrado filas con el campechano y le han hecho patente su apoyo.

¿De qué lado realmente está Alejandro Moreno Cárdenas? La verdad es que de aquel que beneficie directamente a sus intereses, sin que le importe en lo más mínimo que su postura signifique enterar definitivamente las aspiraciones del PRI y su desaparición en el escenario nacional como partido.

Si bien aparentemente esta con la alianza de la oposición, Alito hace en la práctica todo lo contrario y en los hechos nos percatamos que en lugar de favorecer a los adversarios del régimen, Moreno Cárdenas hace cuanto sea necesario para que la mal llamada cuarta transformación salga triunfante. Hasta el día de hoy, nadie le ha exigido todavía compromisos tangibles, lo que le ha permitido medrar con sus lealtades para su provecho personal, ante la debacle priista.

La realidad es que sí López Obrador tiene un esquirol confiable y un infiltrado de todas sus confianzas en las entrañas de la oposición, ese es Alejandro Moreno Cárdenas, un individuo dispuesto a la peor de las vilezas, con tal de salirse con la suya. Aplica matiz semejante en lo concerniente a la desfortuna que padece el PRI yucateco, que seguirá en la lona, mientras persista secuestrado por los personeros y mozos de estoques de Alito.

Tiempo al tiempo. Esperamos que no sea demasiado tarde cuando panistas y perredistas se percaten que el puñal que les clavaron por la espalda, fue gracias a una conjura orquestada por el campechano.

Seguimos pendientes…

Un comentario en «¿De qué lado está realmente Alito?»

Deja una respuesta