Todo lo que los Windsor han hecho para sobrevivir en el trono, ¿aún peligran?
La familia real dejó de ser Sajonia-Coburgo-Gotha, abandonó a Nicolás II de Rusia; exigió la abdicación de Eduardo VIII, el divorcio de Lady Di y despojó al príncipe Andrés de títulos para sobrevivir.
Hoy, a 70 años del Día de la Adhesión, Isabel II seguramente reflexionará los sacrificios hechos a lo largo de esas siete décadas, pero también desde el siglo XIX, cuando su familia para mantener un clima político óptimo tuvo que renunciar a sus raíces germánicas y cambiar su apellido Sajonia-Coburgo-Gotha por el de Windsor.
La regla de oro para la Casa Real de Windsor es sobrevivir sin importar lo que se tenga que hacer ni el costo. Hace un siglo la dinastía aprendió, durante la guerra, ese oscuro arte de salir avante de las adversidades y nuca lo olvidaron. De cara al Jubileo de Platino la duda es, si pese a todo lo vivido, la corona puede asegurar su continuidad tras la muerte de Isabel II.
¿Por qué se cambiaron el apellido?
El cambio de apellido obedeció a que los 18 bombarderos alemanes que mataron a hombres, mujeres e, incluso, niños en Londres, durante la Primera Guerra Mundial, la mañana del 13 de junio de 1970, tenía como identificación Sajonia-Coburgo-Gotha, modificarlo fue urgente y el secretario privado del rey, lord Stamfordham, fue a quien se le ocurrió Windsor.
El 17 de julio de 1918 el segundo sacrificio. Nicolás II fue el primer monarca forzado a abdicar, era primo del abuelo de Isabel II, Jorge V, quien se rehusó a darle asilo político, debido a que los británicos no lo veían con buenos ojos; con ese abandono, Lenin y los bolcheviques, para evitar una guerra de restitución, asesinaron al zar de Rusia y a toda su familia en Ekaterimburgo.
Forjada en la guerra, nacida para adaptarse a la era democrática, en la Casa de Windsor el «verdadero amor» no es una razón para poner en riesgo a the Crown, y por eso cuando Eduardo VIII pensó que al acceder al trono podría hacerlo al lado de la mujer de la que estaba enamorado, Wallis Simpson —una norteamericana divorciada en dos ocasiones—, estaba en un error.
Para poder estar con ella tuvo que abdicar y pasar la estafeta a su hermano menor, Jorge VI, el papá de Isabel; para ella, su hermana Margarita y su mamá, la entonces reina Isabelesa fue una sentencia de muerte para el amoroso patriarca de la familia, a quien le llegó a la pronta edad de 56 años, un día como hoy, pero de 1952.
Desde entonces se empezó a escribir la historia moderna de la Casa Real, que a pesar de ser tan cuadrada le permitió que en lo privado sus miembros actuales lleven como apellido familiar Mountbatten, que trajo el príncipe Felipe, duque de Edimburgo. Él también «sacrificó» su carrera naval para cumplir su rol de príncipe consorte.
Pero ahí no terminan los esfuerzos de la actual y más longeva soberana del Reino Unido para que su familia se mantenga en el poder. Lo mismo le pidió a su hermana Margarita, su hija, la princesa real Ana, y al príncipe de Gales, Carlos, que renunciaran a las personas que amaban para evitar que la Corona fuera dañada.
¿Cuál es el futuro de los Windsor?
Recientemente para asegurar que el comportamiento indebido no provocara daños irreparables, en 1996 la reina ordenó el divorcio de su primogénito de la princesa Diana, quien casi provoca la desaparición de la monarquía. Con esa experiencia en nuestros días Isabel II «sacrificó» a su hijo favorito, el príncipe Andrés, acusado de agresión sexual, y lo despojó de todos sus títulos.
A quienes la soberana vio como la posible bandera renovadora: Meghan Markle y su nieto el príncipe Harry, también le fallaron y hubo que hacerlos a un lado. La esperanza de la otrora llamada Lilibeth recae en su hijo, a quien al final le permitió casarse con su primer amor, Camilia, y a la que ayer apoyó para que sea reina consorte, y en sus nietos William y Kate.
¿Los Windsor en riesgo de desaparecer?
Platicamos con la royal expert, Erika Roa, respecto a si ve un futuro de la Gran Bretaña sin su ya milenaria Casa Real. La colaboradora de Quién fue honesta: «No creo que pase en esta generación. Será si no lo hacen bien Carlos o y el príncipe Wiliam, con esas dos generaciones sí podría (abolirse la monarquía)».
Roa está convencida de que, a pesar del espaldarazo que le dio ayer la soberana a su hijo y a su nuera para que ella sea la futura reina consorte, muy behind the curtains está preparando a sus nietos los duques de Cambridge. «El reinado de Carlos será muy rápido porque tiene más de 70 años, creo que él sí puede abdicar en favor de William, en el primer momento que vean crítico.
«La reina ha fortalecido la imagen de Kate, hay que ver las fotos de sus 40 años, son de una soberana, traen un mensaje de que será reina consorte. Si realmente creyera en su hijo, no enaltecería tanto a sus nietos, los está empoderando como si fueran los que siguen, ellos son la carta fuerte», abundó Erika.
Finalmente, Roa insistió en que sí Carlos y Camila llegan a ser reyes no es porque Isabel II lo desee: “Ella en el fondo quiere a los Cambridge, pero también es mamá y sabe que Carlos es el heredero que más tiempo lleva en espera de toda Europa; Guillermo de Holanda llegó antes de los 50 años, igual que Felipe VI de España, y Alberto de Mónaco lo hizo a los 53”.