Opinión

Evolución del sistema judicial mexicano (antes y después de 2025)


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Miércoles 4 de junio de 2025

Por Russell G. Arjona Tamayo

Antes de 2025: Designación elitista

  1. Mecanismo anterior: lo “designaba” un único individuo (Presidente y líder político), quien proponía candidatos siempre para las altas esferas del aparato del otro Poder y la ratificación por un grupo reducido (ej: cúpula legislativa).
    De lo anterior la crítica esencial es la exclusión ciudadana: La ciudadanía no tenía injerencia real en la integración del Poder Judicial por lo tanto una opacidad ya que las decisiones concentradas en élites políticas maquiladas por elites técnicas.

A partir de 2025 la Elección Indirecta pasa a ser una Elección popular directa-
En este nuevo modelo, los integrantes del Poder Judicial son electos por voto universal y secreto, en el que cada ciudadano decide individualmente “apoyar, rechazar o abstenerse, como parte de las prerrogativas del ciudadano consagrada en la Constitución.

Paradoja actual

Hoy surgen algunos críticos que rechazan el proceso («no voté en esa farsa»), pese a que antes “tampoco elegían” a los jueces, ministros o magistrados.

Esta reflexión en lo particular es clave:

«Si antes no votabas por los jueces (y no protestabas), ¿por qué hoy, teniendo el derecho a votar, descalificas el mecanismo?

Y es aquí cuando surge un dilema democrático:

Abstencionismo vs. Oportunidad, ambos por cualquier motivo para mi válido, por tu prerrogativa a ejercer el voto o no hacerlo.

Después de darme argumentos filosóficos queda el hecho de ver las cosas como una responsabilidad y oportunidad para hacer una pregunta incómoda:

¿Votaste alguna vez por un juez, ministro, magistrado antes de 2025?

La respuesta es un rotundo NO, porque era imposible.

Es aquí cuando surge un cambio histórico:

La elección directa transforma al ciudadano de un simple “espectador” a un “actor con poder real.

Abstenerse es válido, respetable y justo pero implica “ceder la decisión” a otros.

Cerraré esto como una conclusión y en el último párrafo con un Tesis.

El nuevo modelo (2025) no es perfecto y tardará seguramente muchos años en mejorar, pero rompe el monopolio de la designación elitista.

Quienes se abstienen tienen derecho a hacerlo, pero deben reconocer que:

  1. Antes no había opción de elegir;
  2. Ahora la hay, y desaprovecharla fortalece a los mismos grupos que antes controlaban el proceso.

La abstención es un lujo que solo puede permitirse quien ignora que, en el pasado, ni siquiera tenía derecho a abstenerse.


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