Opinión

Escoger bien sus amistades, deber de todo gobernante

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Lunes 17 de febrero de 2025

Los gobernantes tienen entre muchas de sus obligaciones, seleccionar bien sus amistades. Lo anterior, implica escoger cuidadosamente a los integrantes de su equipo de trabajo, encargados de la realización de las labores de carácter institucional.

Asimismo, el deber previamente descrito también obliga a ser sumamente meticuloso a la hora de elegir las personas o empresas con las cuales asociarse, a la hora de determinar quienes tendrán a su cargo aquellas labores que los gobiernos no aciertan a realizar de manera directa.

En muchas ocasiones de las buenas o malas decisiones derivadas de tales actos, depende en buena medida, el éxito o el fracaso de una administración.

Nunca faltan quienes aprovechándose de la amistad o la confianza depositada en ellos, exceden la naturaleza de sus funciones e incurren en actos u omisiones, que podrían ser tipificados ya no solamente como errores, sino como faltas de probidad e incluso francamente como delitos.

Es en tal virtud, que los gobernantes, más allá del nivel que ocupen o el ámbito en que se desempeñen, deben siempre poner especial atención en lo que a estos temas concierne y sobre todo, ser especialmente receptivos a lo que se les pueda arguir al respecto, especialmente desde la opinión pública o desde los medios de comunicación, ya que muchas veces, cuando algo semejante sucede, la primera reacción es desestimar los señalamientos.

Desgraciadamente muchos gobernantes al acceder a sus cargos, se embriagan de poder y se marean desde la corta elevación de su ladrillo y sienten que nadie los merece, que todos los envidian, ven complots por todas partes y a nadie creen a la altura de sus merecimientos.

Aunque accedan a las calles, se blindan con cortes de lacayos y oportunistas, que les dicen solo lo que quieren oír y terminan aislados y al margen de la realidad social. Este es el peor de los errores que podrían cometer.

Vale recordar a nuestros gobernantes la estratagema implementada por el mítico Sultán de los relatos de Las Mil y Una Noches que se disfrazaba para salir a alternar con el pueblo y conocer su sentir.

O rememorar la estrategia de Víctor Cervera, que desplegaba a lo largo y ancho de la plaza, cafés y bares, una tupida red de informantes, que lo tenían al tanto del pulso social.

En los últimos días han circulado profusamente en las redes sociales, hablillas relacionadas con actos u omisiones no precisamente legales, de personajes vinculados a autoridades de distinto nivel.

Vale recordar a los interesados, lo fundamental de realizar una cuidadosa selección de sus allegados, a efecto de evitarse dificultades a futuro, porque inevitablemente todo en la vida llega a saberse (y Mérida o Yucatán no son excepción a tal regla) y ello, acarrea siempre, consecuencias de toda índole.

La sensibilidad, la prudencia y el sentido común son cualidades que deben adornar a todo gobernante, a sabiendas que el hilo se rompe siempre por el lado más delgado y como recordó un ex mandatario: el pueblo pone y también quita.

No es casual que la sabiduría popular sugiera: Dios mío, cuídame de mis amigos, que de mis enemigos, me cuido yo…

Vale también en tal virtud, rememorar el estribillo que machaconamente repetía mi abuela, en múltiples ocasiones: Este es el juego de Juan Pirulero, que cada quien atienda su juego…

Quien tenga ojos y oídos, para ver y oír, que entienda.

Seguimos pendientes…

Dios, Patria y Libertad

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