Espectáculos

La soledad de una diva

Spread the love

Jueves 19 de septiembre de 2024

Por más de treinta y siete años Greta Garbo, la mujer mas bella del universo, vivió totalmente aislada en su departamento del quinto piso 450 de la calle 52, en Nueva York.

En 1970, el anticuario norteamericano Sam Green conoció a Greta Garbo en la Costa Azul, en casa de Cecile de Rotschild, «Sabía poco de Garbo y no había visto ninguna de sus películas» apunta Green, que con ello se convertía en un candidato perfecto para su amistad, ya que después de la película «La mujer de dos caras», estrenada en 1941, Greta Garbo literalmente se encerró a piedra y lodo, frecuentando nada más a sus tres amigos.

Entonces el señor Green tenía 30 años y Garbo 65. Un año después de este encuentro, Green se convirtió en su acompañante de la actriz durante las caminatas que solía hacer a lo largo de Madison Avenue y de Central Park.

«Estos pasos son sólo una huída. Cuando ando sola pienso en mí y en el pasado».

Era el único con el que hablaba por teléfono. Sus más de cien horas de conversaciones telefónicas, grabadas con conocimiento de Greta Garbo, fueron depositadas en los archivos de la Universidad de Weselyan en Middletown.

Después de la muerte de la actriz el 15 de abril de 1990, por primera vez se hicieron públicas en una nueva biografía de Barry París, titulado «Los años perdidos».

A continuación transcribiré un pequeño fragmento de este interesantísimo testimonio de los últimos años de la vida de la diva mas divina de Hollywood de los años treinta y cuarenta.

«El incidente más extraño tuvo que ver con los dientes de la Garbo. En 1978 le molestaba uno de los incisivos de adelante, pero no tenía dentista. Green se ofreció a concretarle una cita con el suyo, pero ella le preocupaba el aire acondicionado de su consultorio.

«Estará apagado», le aseguro Green. Sí pero ella no podía sentarse en una sala de espera. Alguien podría abordarla.

Las pegas eran interminables y el resultado fue insólito en los anales de los dentistas de Manhattan: Green lo depositó en un banco situado en el cruce entre Central Park West y la calle 72, donde un contrariado doctor Irving Schultz examinó la dentadura de Greta Garbo al aire libre.

Dice Barry París que Greta Garbo tenía la costumbre de hablar de si misma en género masculino, «Fumo desde que era un crío», por ejemplo.

Green opina que esto no tenía connotaciones sexuales, sino que era una manera de alejarse» de una historia, convirtiéndose en otra persona, sobre todo cuando hablaba de Hollywood.

Deja una respuesta