La abogada de la Infancia
Lunes 13 de mayo de 2024
La tradición dice que la Beata Imelda a la temprana edad de nueve años entró en un convento dominico cerca de Bolonia (Italia).
El único gran deseo de su vida en aquellos dias, era recibir dentro de su pecho a su Dios sacramental.
La costumbre habia establecido la edad de doce años como el momento adecuado para que los pequeños recibieran la Primera Comunión, y el capellán del convento no escucharía una desviación sugerida de esta regla.
Con frecuencia la niña suplicaba a su confesor permiso para acercarse a la mesa del banquete divino, sólo para ser rechazada.
Sin embargo el 12 de mayo de 1333, la vigilia de la Ascensión, la comunidad participó de la Eucaristia, dejando a Imelda sola en su puesto del coro.
Su frágil cuerpo temblaba de emoción, las lágrimas corrían por su rostro, y con una voz que temblaba de amor, pidió ser alimentada con el Cuerpo de su Señor.
No se le prestó atención. La misa llegó a su fin. Las religiosas abandonaron el coro. Pero Imelda se quedó atrás.
De repente, una dulce fragancia, como de rosas, llenó el aire por todo el monasterio. Las monjas, rastreando Su fuente, regresaron a la capilla, y alli, para su asombro, vieron una Hostia Consagrada suspendida en el aire, sobre la cabeza de la Beata.
El sacerdote que acababa de celebrar la Santa Misa, vino y reconociendo la voluntad de Dios, con santa reverencia tomo la Sagrada Forma y la colocó en la lengua de aquella niña. De las manos del capellán, Imelda recibió a su Dios Eucaristico.
El amor que se apoderó de su pequeño corazón en este anhelado momento era demasiado grande para un ser finito.
Apenas comulgó, Imelda cruzó sobre su corazón las manos como abrazando al Señor, cerró sus ojos y quedó como dormida en los brazos de Jesús.
Mucho rato después, cuando la priora fue a buscarla, la encontró muerta, pero aún arrodillada ante el altar.
Imelda murió en estado de éxtasis en pura alegria e hizo su acción de gracias por la Primera Comunión entre los ángeles en el cielo.
Su culto público fue aprobado por León XII el 20 de diciembre de 1826.
Por voluntad de San Pío X, Imelda es Patrona y modelo de los niños de Primera Comunión.
También se le ha nombrado «Abogada de la Infancia».
Su cuerpo reposa en la Iglesia de San Segismundo en Bolonia, Italia. Su fiesta se celebra el 12 de Mayo.