Yucatán

¿Queremos autoridades que cumplan o no?

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Jueves 22 de febrero de 2024

El día de hoy, se realizó un operativo en el que funcionarios del SAT cayeron sorpresivamente en marinas particulares.

Un operativo de esta naturaleza no se hacía en Yucatán desde 2005, cuando realizarlos estaba a cargo de la Administración General de Aduanas.

Pero el caso es que estas acciones ahora están a cargo del SAT directamente.

El resultado de esta primera «auditoría» fueron más de 200 embarcaciones que fueron sujetas a un “embargo temporal” hasta en tanto no demuestren estar al corriente en el pago de sus impuestos de importación y de tenencia y en el origen legal de las embarcaciones.

Tan solo ocho marinas privadas fueron revisadas pero en Yucatán más de 30 funcionan, algunas de manera irregular, estando carentes de documentación.

La medida, calificada por algunos como injusta, obedece a la abundancia de embarcaciones que existen en Yucatán y la presunción de que algunas pueden ser incluso robadas en Estados Unidos y compradas en un mercado propicio y ávido por el lujo, como se ha ido convirtiendo Yucatán.

La consecuencia de esta revisión, es que ahora los propietarios tendrán que ir al SAT a demostrar, la procedencia, la propiedad, que su importación obedece al valor de aduana real y que están al corriente en el pago de los impuestos derivados de tener una embarcación de lujo.

¿Villano? El SAT le cobra a quienes quieren lujo pero algunos gustan de presumir esta opulencia y no pagar los costos que conlleva.

La consecuencia de lo acontecido, puede ser que en estas vacaciones de semana Santa, varias personas tengan sus yates atracados y sin poder moverlos, hasta que comprueben su legal, procedencia y estar al corriente en el pago sus impuestos.

Eso debe ser muy doloroso en algunas dobles conciencias, que gustan presumir el lujo, pero no pagarlo.

Comprobar el origen legal y adecuado de vehículos de lujo, no debe constituir mayor contrariedad para aquellas personas que tengan sus propiedades en regla, con origen legal y estando al corriente en el pago de las contribuciones derivadas.

Resulta particularmente curioso que por una parte, señalemos con dedo flamígero a los funcionarios y autoridades que no cumplen con los deberes inherentes a su cargo, pero que nos irrite y lleve a la molestia, cuando sucede todo lo contrario y las autoridades cumplen con su deber.

Finalmente, en este y en otros casos, se aplica la ya manida divisa: el que nada debe, nada teme. Queda como responsabilidad de nosotros los ciudadanos, contribuir a que nuestras autoridades cumplan con su deber.

Seguimos pendientes…

Dios, Patria y Libertad

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