Australia lanzaría la ID digital este año
Lunes 12 de febrero de 2024
El gobierno australiano está planeando el lanzamiento de un documento de identidad digital a escala nacional, previsto en principio para este año.
El proyecto de ley de identificación digital de Australia, que entró en el Parlamento el año pasado, terminó su fase final a finales de enero y recibió aportaciones de grupos empresariales y financieros. Actualmente, las autoridades del país se están comunicando con cada uno de los estados.
Un anuncio del Ministerio de Finanzas reveló que el novedoso sistema permitiría a los usuarios seleccionar su proveedor de identificación digital preferido para acceder a servicios tanto públicos como privados. Las entidades privadas pueden solicitar la acreditación para prestar servicios de identificación digital con arreglo al Marco de Identidad Digital de Confianza (TDIF), que es el marco de reconocimiento del Gobierno.
Según ha declarado un portavoz oficial, la medida legislativa pondrá en marcha la ampliación del Sistema de Identificación Digital del Gobierno australiano para abarcar a las organizaciones estatales, territoriales y del sector privado que opten por participar.
El DNI digital nacional servirá esencialmente como una versión integral de MyGovID que los australianos utilizan actualmente para acceder a la Oficina Australiana de Impuestos, Centrelink y Medicare. La estrategia para conservar otros ID digitales emitidos por otros gobiernos estatales.
Un usuario individual tendrá la capacidad de crear una imagen multipunto en un dispositivo, que se validará con la foto de su pasaporte o, eventualmente, su permiso de conducir. Las autoridades afirman que los usuarios sólo tendrán que establecer sus credenciales una vez.
Las identificaciones digitales suelen implicar la recogida y almacenamiento de datos personales, incluida información biométrica como huellas dactilares o datos de reconocimiento facial. Esta concentración de datos sensibles puede ser un objetivo tentador para piratas informáticos y ciberdelincuentes.
Una brecha exitosa podría conducir al robo de identidad, fraude o incluso chantaje.
Además, existe el riesgo de vigilancia y seguimiento no autorizados. Los gobiernos u otras entidades podrían utilizar indebidamente los sistemas de identificación digital para vigilar a las personas sin su consentimiento, vulnerando las libertades personales y la intimidad.