Opinión

NARCOGOBIERNO

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Viernes 2 de febrero de 2024

De manera reciente y por investigaciones realizadas por el periodista norteamericano Tim Gordon, confirmamos lo que muchos sospechamos con antelación: que MORENA se mueve con financiamiento del crimen organizado, específicamente del narcotráfico.

El periodista norteamericano deja ver en su investigación que el cartel de Sinaloa, por medio de la Barbie, aportó en 2006, dos millones de dólares a la campaña de López Obrador.

El dinero llegó a través de la figura de Nicolás Mollinedo Bastar, el famoso Nico, asistente personal de López Obrador, el personaje que conducía el Tsuru, emblema de la austeridad republicana. Esto claro, antes de llegar a la presidencia y cambiar el carrito por las camionetotas.

Ahora nos queda claro el origen del financiamiento del plantón que paralizó Reforma y la identidad de quienes realizaron las aportaciones, que era obvio no podía tener un origen irreprochable para haberse prolongado tanto tiempo. Huelga decir que el plantón fue un secuestro a todas luces y de tal suerte, proporcionó a López Obrador una fuerte cantidad que le fue pagada en concepto de rescate, para que levantara el bloqueo.

Entendamos entonces la razón (interesada) del súbito humanismo lopezobradorista, traducido en la divisa: abrazos, no balazos y en el reconocimiento a la calidad humana de los delincuentes y hasta a su buen comportamiento, actitudes inauditas e inusitadas, en un primer mandatario, teórico garante del estado de derecho.

Ahora cobran sentido las cortesías a la madre del Chapo, las facilidades diplomáticas concedidas y la (suponemos) fluida correspondencia sostenida con el titular del ejecutivo federal, que culminaron con la escena del saludo en Badiraguato, que muchos interpretamos como un auténtico besamanos, en el que el presidente de la república, se puso de rodillas ante el poderío económico de los enemigos de la legalidad.

Ahora adquiere sentido la frase: no necesito guardaespaldas, el pueblo me cuida, pues desde la visión lopezobradorista, los narcotraficantes también son pueblo (armado ilegalmente) y tienen sentimientos y derechos.

Ahora entendemos a plenitud porque se ha incrementado a lo largo y ancho del territorio nacional el cobro de derecho de piso y los motivos por los que en fechas como Navidad y Reyes los cárteles reparten regalos y juguetes a cara descubierta.

Ahora entendemos porque el presidente ha emasculado a nuestras fuerzas armadas y ha aburguesado y corrompido a sus altos mandos, suspendiendo de hecho, el combate frontal que realizaban en perjucio de la delincuencia organizada.

Ahora entendemos porque en estados en los que el narcotráfico manda y gobierna como Sinaloa, Tamaulipas y Quintana Roo, coincidentemente es MORENA el partido que gobierna: hay quien cuide y proteja sus intereses.

Ahora entendemos la estrategia electoral lopezobradorista, consistente en la inducción y compra del voto, a base de dádivas, disfrazadas de apoyos sociales y el amedrentamiento ejercido por grupos de choque vinculados al narco, que realizarán el trabajo sucio de violentar la elección si se requiere. Es evidente que el narcotráfico cifra en MORENA sus esperanzas gubernamentales.

Tristemente no existe posibilidad de que en nuestra patria esto pueda revertirse por la vía de la legalidad, pues MORENA ha cooptado o corrompido las herramientas legales utilizables al efecto.

Nuestra única oportunidad como país, de no perpetuar este narcogobierno es la intervención decidida del gobierno norteamericano, que es poco probable, en tanto MORENA siga convertida en su patrulla migratoria y no afecte los intereses de sus connacionales.

Por supuesto, también nos queda la leve y remota posibilidad de que el pueblo mexicano se harte y se vuelque masivamente a las urnas para deponer al mal gobierno imperante, pero la candidata opositora es tan mala y para colmo, consume peyote (como ella misma ha reconocido), asi que solo Dios podría salvarnos.

Seguimos pendientes…

Dios, Patria y Libertad

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