Opinión

El fiel de la balanza

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Miércoles 30 de agosto de 2023

Más allá de la guerra de cifras que prevalece, es preciso convenir en una realidad, a la que nadie puede, ni debe cerrar los ojos: hoy por hoy, nuestra entidad está inmersa en un empate técnico en las preferencias electorales.

Independientemente del nombre al que los sondeos señalen como ganador, la diferencia existente con su más cercano adversario, es de mas-menos cuatro puntos. Lo que en materia estadística se conoce como empate técnico.

Es decir, que no hay un ganador definido (lo hemos dicho antes: la moneda está en el aire) y a poco de iniciar formalmente el proceso electoral, sin temor a equivocarnos, podemos decir que todo puede pasar.

Claro, a partir de que arranque la etapa proselitista, los aspirantes darán a conocer en detalle sus propuestas y el electorado hará un análisis y una valoración del trabajo de sus autoridades, para premiar o castigar con su voto.

No obstante, insistimos, la contienda se vislumbra muy cerrada y no encontramos visos de que puedan darse condiciones para que haya una ventaja inalcanzable, que permita un triunfo cómodo y holgado.

Todo lo contrario: consideramos que el margen de ventaja será cerrado e incluso anticipamos, que la contienda pudiera concluir dilucidándose en los tribunales.

Motivo por el que las alianzas revisten particular importancia. Y es en mérito de ello, que para los involucrados en esta batalla, es primordial hacer buenos amarres y contar con vínculos que sean fructíferos al momento del escrutinio y cómputo.

Y es ahí que el apoyo, la suma, el acompañamiento del priismo, se aprecia, capitaliza y cobra especial relevancia, porque los votos provenientes del tricolor pueden significar la diferencia e inclinar la balanza hacia uno u otro lado.

Pero aquí es medular señalar que el otrora invencible anda por la calle de la amargura, arrastrando la cobija, con una dirigencia cuestionada, señalada y que apenas va a demostrar de que está hecha y si se encuentra a la altura de su responsabilidad histórica.

Si bien hay que dar a Gaspar Quintal oportunidad de comprobar si tiene espolones para gallo, es un hecho que al menos de momento, representa más dudas que certezas, respecto a su capacidad de sumar, aglutinar, multiplicar y sobre todo, retener.

No sabemos si cuenta con los perfiles idóneos para ello. De momento no los vemos y no verlos, no significa que no existan o no se cuente con ellos. Simplemente no se avizoran, ni se perciben. Para bien de la dirigencia y del propio priismo, esperamos que tengan ases bajo la manga.

De tal suerte, cobra particular relevancia y preponderancia especial, para tirios y troyanos, la figura del Senador Jorge Carlos Ramírez Marín, un liderazgo sólido y consolidado dentro del tricolor. Un liderazgo en condiciones de competir de tú a tú, con cualquiera de los aspirantes inscritos o con planes de apuntarse para competir.

Jorge Carlos por si solo significa un porcentaje mayoritario del PRI: comenzando porque es el único liderazgo priista que ha hecho algo por los suyos, guste o no a algunos, continuando porque la estructura del senador tiene presencia y se hace sentir en todo el territorio yucateco, prosiguiendo porque el Senador cuenta con sus propios apoyos y fuentes de financiamiento, que trascienden el ámbito partidista y para finalizar, porque tanto el senador como sus allegados, son empáticos y conciliadores, fácilmente asimilables y adaptables por su don de gentes y su nulo radicalismo.

De manera que, lo hemos dicho antes, quien quiera ganar la contienda rumbo a la gubernatura, debería asegurarse de tener muy cerca a Jorge Carlos Ramírez y construir un buen acuerdo con él.

No olvidemos que las alianzas se construyen con buenas intenciones, poniendo la buena fe por delante, usando los mejores modos, teniendo como bases la generosidad, el realismo y la congruencia, que son elementos indispensables al efecto.

Los involucrados en la contienda no debieran olvidar que en Jorge Carlos Ramírez tendrían un aliado inapreciable tanto para la operación política, como para el discurso, razón por la que creemos menester tenerlo muy cerca.

Para rematar, consideramos pertinente no olvidar lo acontecido con antelación, los buenos detalles y las atenciones dispensadas antaño por Jorge Carlos a las autoridades constituidas, en aras del ejercicio legislativo, procurando recursos para trabajar a favor del bien común. Son detalles que no creemos que deban pasarse por alto.

Resumiendo: el que quiera gobernar Yucatán, deberá tener de su lado a Ramírez Marín, por un simple tema de números. Quien lo haga, tendrá la mayor parte del priismo, que implica al Senador y algunos otros. Es la verdad pura y dura. Tome nota quien deba.

Seguimos pendientes…

Dios, Patria y Libertad

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