El decadente Vaticano de Bergoglio publicó el 20 de junio un panfleto de trabajo de 60 páginas, preparando el escenario para el próximo Sínodo de Ex Obispos.
Se planteará la ordenación [inválida] de mujeres en el contexto de los “nuevos ministerios” para permitir una mayor “participación de las mujeres”, incluso en los procesos de gobierno y de toma de decisiones, a pesar de que los centros de toma de decisiones de la Iglesia se han roto desde el Vaticano II.
También está sobre la mesa un diaconado femenino [inválido].
El documento busca medidas para “acoger” a quienes “se sienten” excluidos de la Iglesia por vivir impenitentemente en pecado mortal, como los adúlteros, los polígamos y los homosexuales.
También se prevé abolir el celibato sacerdotal.
El documento de trabajo inventa que ya existe en la Iglesia una “aceptación de los divorciados vueltos a casar”.
En cambio, otros temas acuciantes como la renovación de la Iglesia, la restauración de la liturgia, la fe y la disciplina y la lucha contra el aborto, la homosexualidad y la eutanasia, no suponen, para la neoiglesia bergogliana, problemas que haya que abordar.