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La novela Rosa Viva se publica sesenta años después de ser escrita

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Escena de 'Marcelino Pan y Vino'.

Jueves 1 de junio de 2023

El pago de una deuda a la Virgen propició la réplica de Marcelino Pan y Vino por Sánchez-Silva

La novela Marcelino Pan y Vino fue un verdadero best-seller mundial en los años sesenta. Más de treinta traducciones se realizaron gracias a la historia del niño huérfano que es acogido en un convento de franciscanos y tiene unos diálogos con el Cristo del desván. Y con el éxito literario vendría la versión cinematográfica de la mano del cineasta húngaro Ladislao Vajda, en 1954, con la actuación estelar del niño Pablito Calvo.

Años después tendríamos la versión italiana del director Luigi Comencini, titulada Marcellino pane e vino; una serie de dibujos animados de Santiago Moro y Xavier Picard, en Televisión Española; así como una telenovela titulada Rayito de luz, en la cadena mexicana Televisa.

José María Sánchez-Silva, periodista formado en la Escuela de El Debate, fue el autor de ese gran éxito literario. Pero mucho antes había sido un niño huérfano y pobre, que recorrió tres asilos de beneficencia en el Madrid de los años veinte, y echó mano de un cuentecito de apenas doce líneas, que “oí de los labios de mi madre” en esas noches en las que apenas podían llevarse a la boca un trozo de pan duro y una taza de leche, para conformar ese Marcelino Pan y Vino de fama mundial.  

José María Sánchez-Silva (1911-2012) nació y murió en Madrid y logró con ‘Marcelino Pan y Vino’ un éxito literario y cinematográfico mundial.

“Qué infinitamente más lejos estaría de adivinar que mi madre me dejaba una fortuna con el repetido relato de un cuento de doce líneas que oí de sus labios y que, casi medio siglo después, sería el origen de Marcelino, que hizo mi fortuna literaria y mi independencia económica desde 1952”, escribiría años más tarde el periodista.

Una réplica a Marcelino Pan y Vino para pagar una deuda

Al poco tiempo de ese éxito literario, Sánchez-Silva se embarca en dar réplica a Marcelino Pan y Vino, y con ello “pagar una deuda”. 

“He querido hacer una historia exactamente para esa torre porque la amo. En ella hay también una mujer. Es una mujer que ilumina. Y un hombre, a su pesar iluminado. Es un relato que discurre, creo, al encuentro del tiempo ganado. Trato con él de pagar una deuda. Es una deuda que contraje en otra historia, hace años, llamada Marcelino Pan y Vino”.

Y así nació esta novela que lleva por nombre Rosa Viva. Comenzó a escribirla en 1954 para concluirla en 1963. Y se publica ahora ¡sesenta años después! 

'Rosa viva' de José María Sánchez-Silva.

Qué ha pasado para que este inédito haya estado guardado en un cajón sin ver la luz durante más de medio siglo?

«No es una novela para protestantes»

Entre las notas manuscritas que dejó José María Sánchez-Silva señala con claridad el objetivo de esta novela: “No es para niños. No es para protestantes. Sí es la réplica a Marcelino. Sí es el intento de pagar una deuda a María (escamoteada por mí en aquella obra). La costa está llena de ex-votos María Reina en España. No tiene más dificultades que MPV”.

Notas de Sánchez-Silva sobre 'Rosa viva'.

Y en otra de las notas muestra sus particulares conclusiones sobre Rosa Viva. “Contento. Trabajar. Dar a leer (no leer yo). Censura eclesiástica. Esperar. Publicar sin prisa”.

El obstáculo del nihil obstat

La censura eclesiástica era uno de los temas que más preocupaba a Sánchez-Silva. Era el año 1963 y transcurría el Concilio Vaticano II. Todavía era preceptivo que los libros de temática religiosa católica pasaran un filtro eclesiástico para dar el visto bueno a su difusión. Y el autor de Marcelino Pan y Vino, católico devoto, quería cumplir con lo establecido por la Iglesia. En varias notas tenía apuntado preguntar a un tal reverendo Unciti sobre cómo abordar el nihil obstat.

Y su hija Sara, religiosa, que todavía vive en Logroño, dentro de la comunidad de la Compañía de María, en una de las cartas que le manda a su padre, aborda esta preocupación: “Yo, entretanto, quedo pidiendo al Señor que salga a flote [la publicación del libro]. Veremos por dónde enfocan las censuras. Si lo que les parece mal es tomar el Cantar de Cantares en los labios de Paolo. Y no sé lo que se puede contestar. Creo que ahora la gente está más preparada como para entenderlo que antes, cuando no se dejaba leer este libro así como así (…). No sé, ánimo, porque nunca he sido censor… que no nos fastidien. Dios quiera que salga bien y lo quiero tener, eh”.

Según señala su hija Sara, parece ser que algún eclesiástico recomendó que se ralentizara su publicación. No era el momento. Y para ganar tiempo, Sánchez-Silva se puso a trabajar en el tratamiento cinematográfico de la novela aun no publicada. 

Rosa Viva, al cine

Se redactó un contrato con la productora Andalucía Films S.A., representada por Antonio Díaz Quesada como consejero delegado, y el anticipo que se fijó era de 500.000 pesetas de la época. Estamos hablando del año 1969.   

Parte del guión de 'Rosa viva'.

Parte del guión de ‘Rosa Viva’, basado en sus primeras páginas: la historia de un pintor hastiado de la vida que evoca un momento dramático de su vida vivido en Jávea durante la Segunda Guerra Mundial

La productora se reservaba la explotación comercial exclusiva, a nivel mundial, tanto en cine como en televisión “o en cualquier otro sistema inventado o por inventar de dicha especie de la película realizada sobre el argumento y guión de José María Sánchez-Silva”. 

Rosa Viva, la réplica mariana a Marcelino Pan y Vino, el gran éxito mundial, tanto editorial como cinematográfico, ya tenía un contrato con una productora para llevarlo a los cines, un guión y un tratamiento cinematográfico. Y, sobre todo, una expectación ante lo que podría ser otro exitazo de taquilla

En la introducción del libro, el editor comenta que “nadie acierta a comprender cómo se esfumó la posibilidad de publicar otro best-seller, convertido a la vez en película. Un misterio. El hecho cierto es que tanto el original de la novela, como el guión y las notas para el tratamiento cinematográfico de Rosa Viva durmieron en un cajón, durante sesenta años, de la casa familiar en San Lorenzo de El Escorial”. 

Sesenta años después ya podemos leer Rosa Viva, la réplica mariana a Marcelino Pan y Vino.

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