Francisco pretende demoler el Celibato y toda la doctrina del catolicismo, tal cual lo conocemos
Sábado 11 de marzo de 2023
¿Quien soy yo para juzgar?
En su entrevista con el medio argentino InfoBae.com del 10 de marzo, Francisco se lamentó de una «resistencia» de «los malos».
Para él, hay “buena resistencia” donde “un buen proyecto se ve y se discute”.
Bergoglio ha demostrado que para él toda «resistencia» es «mala resistencia» que define confusamente como «aquella que aquí se discute y retrocede buscando la traición», mientras traiciona la Sagrada Escritura y retrocede a los años 60.
Bergoglio pretende a punta de medias verdades, demoler las bases de la fe. Ahora se lanzó contra el celibato sacerdotal, diciendo que no es una cuestión definitiva como la ordenación sacerdotal.
Bergoglio también aludió que los sacerdotes de las iglesias orientales tiene mujer e hijos, como cosa normal de sus vidas e insinuó que el tema del celibato es susceptible de revisarse.
No olvidemos que con motivo del Sabido de la Amazonia, Bergoglio insinuó la posibilidad de permitir que hombres casados de buena conducta accedieran al estado eclesiástico, aduciendo la escasez de sacerdotes en la zona, pero la firme intervención del Papa Benedicto XVI dio al traste con el intento.
Ahora, sin obstáculos para sus pretensiones, Bergoglio de nuevo intenta de modificar el orden de cosas imperante y condena a quienes se oponen a sus , descalificándolos públicamente, haciendo uso de una suerte de entredicho mediático.
Es por ello que Francisco nombra abiertamente al arzobispo Viganó como «un obispo estadounidense muy conocido, que fue nuncio». y dice de él: “No se sabe si este hombre es católico o no; está en la frontera”. Este es el mismo Francisco que no cree en un «Dios católico».
Su juicio contra Viganò, uno de sus opositores habituales más conocido, (aunque para los sodomitas emplea el:»¿Quién soy yo para juzgar») se produjo el día en que los obispos alemanes se burlaron de Dios al votar por una «bendición» homosexual mientras Francisco permanecía en silencio.
Reiteramos, a partir de ahora, Bergoglio tratará de hacer una Iglesia Católica a su gusto y no se avizora en lontananza figura alguna capaz de oponerse, será preciso que intervenga Dios.
Demos tiempo, que aún faltan cosas por suceder. Esto apenas empieza.
Seguimos pendientes…
Muy acertado tu artículo