Tres cosas que todo padre debe enseñarle a su hija
Miércoles 8 de marzo de 2023
Tres cosas que todo padre debe enseñarle a su hija:
- Amar la lectura.
No hay atajos: el camino a la sabiduría es leer. Quién no le gusta leer, está destinado a la ignorancia, y a la manipulación del espíritu de su tiempo, por demagogos y charlatanes.
Desde pequeña, estimula su mente con libros, y a medida que crece, dale mejores libros. No te limites: que lea leyendas épicas, pero también historia y política. También fantasías y ciencia ficción, pero que no falten libros sobre teología y economía.
Con el tiempo, ella misma encontrará su fuerte o su pasión y tendrá comprensión básica de toda rama de conocimiento.
- La modestia y el pudor.
El espíritu de nuestro tiempo le dice a la mujer: «vístete como quieras; haz con tu cuerpo lo que quieras … eso es libertad». ¡Qué farsa más grande! Lo único que produce son mujeres que tiran sus mejores perlas a los cerdos.
Enséñale a tu hija a valorar su cuerpo, y vestir como una mujer digna de virtud. Que su hablar no sea vulgar y que cada vez que dé una opinión, lo haga con razón.
Críala como una princesa, no en el sentido de lujo, sino en el sentido de ética. Que ella misma, con el tiempo, reconozca que la virtud no se desnuda ante el público, no se vende al menor postor, no se deja corromper por las modas vulgares; sino que es restringida, es reflexiva, es prudente y sabe lo que quiere.
Tener criterio le ayudará grandemente a la hora de escoger pareja, pues no sé dejará enamorar por el primer tiburón que salga por ahí aparentando ser macho, cuando solamente sea un niño sin destino.
- Conocer a CRISTO.
Lo he dicho mil veces, lo diré mil veces más: la mejor defensa de toda mujer es el Evangelio de Cristo. No es el liberalismo, no es el socialismo, no es el feminismo, ni aún el conservadurismo.
Es Cristo que le devuelve a la mujer su lugar de honor y de gloria; que le enseña al hombre caído cómo tratar dignamente a la mujer y que produce de un sociedad iluminada con el Evangelio, el mejor entorno para que la mujer florezca y esté protegida.
Padre, ¿amas a tu nena? ¿amas a tu princesa? ¡Preséntala al Rey! Él es el único que la ama más que tú y le dará una herencia eterna.