Religión

Acusan a Francisco de depender de un grupo de dudosos asesores

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Lunes 23 de enero de 2023

El cardenal Müller, una voz conservadora, dijo que debido a ese proceder hay personas heridas por Francisco y que ha sido injusto en sus decisiones

Considerado por muchos el mejor teólogo de la Iglesia tras la muerte del papa Joseph Ratzinger hace 22 días, el cardenal Gerhard Müller, depuesto en 2017 como Guardián de la Ortodoxia católica por Francisco, acusó al pontífice de estar rodeado de un ”círculo mágico” de personas en su sede-alojamiento de Santa Marta, que “no están preparadas desde el punto de vista teológico” y “que influyen incluso en los nombramientos de obispos y cardenales”.

En una acción concordada la prensa difundió este sábado adelantos de la aparición la semana próxima de un libro-entrevista del ex Prefecto para la Doctrina de la Fe, titulado “En buena fe”, escrito con la vaticanista del Messaggero de Roma, Franca Giansoldati.

Müller sostiene que “los canales institucionales por desgracia son siempre los menos consultados por el pontífice”, que privilegia la actividad paralela del “círculo mágico”, del cual no da nombres.

El teólogo alemán, que no ha recibido nuevas funciones por parte del argentino desde que perdió su cargo, se ha dedicado a dictar conferencias en todo el mundo sobre teología y, especialmente, está a cargo de la herencia académica de los libros y materiales del fallecido Benedicto XVI.

Cuando ejercía el papado, Ratzinger llevó al Vaticano a Müller, entonces obispo de Ratisbona, haciéndolo Prefecto de la Doctrina de la Fe.

El cardenal ejercita una gran influencia en la galaxia ortodoxa y conservadora, aunque afirma que no participa de las conspiraciones contra Bergoglio “del cual no soy enemigo”.

Müller denunció hace tiempo que al monasterio en los jardines vaticanos donde vivió Ratzinger hasta su muerte y que él frecuentaba, “van a curarse muchas personas heridas por Fancisco”.

Abusos sexuales

En la grave cuestión de los abusos sexuales, el cardenal alemán señaló que “no todos en la Iglesia son tratados del mismo modo”.

Se refirió en particular al caso del obispo argentino Gustavo Zanchetta, ex obispo de Orán, condenado por la justicia de Salta a cuatro años de prisión por abusos, que está cumpliendo. No se sabe si ha sido también condenado en un proceso interno de la Iglesia.

Zanchetta residía en la Casa de Santa Marta después de haber logrado, tras su renuncia al obispado de Orán, que Bergoglio lo nombrara con un cargo de asesor en un dicasterio (ministerio) vaticano.

En su caso sostiene Müller que el obispo argentino “pudo gozar de un status privilegiado en cuanto amigo del Papa.

Por norma, las amistades no pueden influenciar en el proceder de la justicia y deben ser tratadas en modo igual”.

El cardenal teólogo dijo que existe otro caso relevante de abusos sexuales, el del clérigo italiano Mauro Inzoli, vecino al movimiento Comunión y Liberación. “Un tribunal vaticano le hizo un proceso que concluyó con una condena que lo redujo al estado laico”.

Según Müller, un cardenal de la Curia fue a ver a Francisco a Santa Marta para pedirle clemencia. “Francisco se convenció” y decidió modificar la sentencia ajustando la pena de Inzoli: se respetó su condición de sacerdote pero se le prohibió el uso público del hábito y presentarse ante la comunidad como consagrado”.

“Es decir que seguía siendo consagrado pero no podía mostrarse a los extraños como tal. Esto es solo un ejemplo”, afirma Müller en tono de claro reproche.

En el libro, el ex Guardián de la Ortodoxia católica asume la defensa del cardenal Giovanni Becciu, quien era uno de los altos prelados más cercano a Bergoglio, pero que fue castigado por Francisco que le impidió ejercitar como purpurado debido a un resonante escándalo inmobiliario.

Becciu esta siendo sometido a un prolongado juicio penal junto con otros prelados y laicos por la desastrosa y opaca compra de un gran edificio en una rica zona de Londres como supuesta inversión para la Santa Sede.

La operación fue un incordio. Becciu está acusado de responsabilidad en el “affaire” pero Francisco cambió de opinión respecto al cardenal y lo ha rehabilitado a medias. Los vaivenes del caso siguen siendo un terremoto para el prestigio de la Santa Sede.

Müller dijo que Becciu fue condenado “con lo que dice un artículo del semanario L’Espresso que alguno le llevó a Francisco, con una investigación sobre el cardenal. Ha sido humillado y punto frente al mundo sin darle una posibilidad de defensa”.

A las tensiones de estas tres semanas, también causadas por las acusaciones que lanzó contra Francisco el arzobispo Georg Gasnwein, secretario durante muchos años de Benedicto XVI y Prefecto de la Casa Pontificia, se agregó una decisión del pontífice sobre los retiros espirituales con las autoridades eclesiásticas de la Curia Romana, el gobierno central de la Iglesia.

Los retiros se realizan durante la preparación de la Cuaresma y son una reflexión común entre los jefes de los “ministerios” de la Curia y sus superiores. Se trata de una meditación juntos, más oraciones y reflexiones que incluyen sermones de un predicador.

Francisco introdujo la novedad de cambiar el retiro en el Palacio Apostólico vaticano por una sede en una casa religiosa en la cercana localidad de Ariccia, aislada en el verde y el silencio para lograr un ambiente de mayor espiritualidad y recogimiento.

Pero ayer llegó una comunicación, Francisco invitaba a los cardenales y los jefes de los dicasterios a organizarse por su cuenta “y vivir en modo personal un período de ejercicios espirituales supendiendo la actividad laboral”.

Las disposiciones papales establecen que los participantes de los ejercicios espirituales deben reunirse en oración desde la tarde del 26 de febrero al viernes 3 de marzo, primera semana de quaresma”.

También han sido suspendidas en el mismo lapso las actividades de Bergoglio, incluída la suspensión de la audiencia general de los miércoles.

El sitio de informaciones vaticana El Sismógrafo señaló que “cuando en la Curia se realizaban ejercicios espirituales por separado los motivos eran claramente explicados.

Otro sitio escribe que Francisco habría reaccionado así “a las continuas críticas que habría recibido por la gestión de los funerales de su predecesor Benedicto XVI”.

Francisco está preparando su próximo viaje a África previsto desde comienzos de febrero en la República del Congo y en Sudán del Sur, que había tenido que suspender hace un año por los problemas en la rodilla que le impedían caminar y lo obligaban a utilizar una silla de ruedas.

Francisco se somete a intensos ciclos de fisioterapia que le permiten ahora estar de pie y caminar brevemente apoyándose en un bastón.

Son además la única alternativa a una operación a la rodilla y tal vez a la cadera cuyo trámite incomoda al argentino y ya ha dicho que prefiere cualquier alternativa antes de sufrir una nueva intervención quirúrgica.

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