Religión

LA ESPIRITUALIDAD SINODAL: MÁS CERCANA AL SATANISMO, QUE AL CATOLICISMO

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– YPor el Padre Bonifacio

Aunque se supone que la «sinodalidad» es un camino sin destino prefijado, un camino conjunto abierto a las «sorpresas», sin embargo, a veces da la impresión de que la sorpresa es precisamente lo que ya nos tienen preparado con todo este lío de la «sinodalidad» y sus supuestos caminos. Una de las evidencias de lo que digo es que ya existe una «espiritualidad sinodal» que se nos propone. No se trata de una espiritualidad cristiana, centrada en Cristo, pero tampoco simplemente una supuesta espiritualidad horizontal, humanista, «del camino». Va mucho más allá. ¿Tan lejos como quiere llegar este «sínodo»?

En la página web oficial del Vaticano para el Sínodo 2021-2023  se ofrece un documento que lleva por título «Hacia una espiritualidad para la sinodalidad», aprobado por la Comisión de espiritualidad del Sínodo. Así que no hablamos por hablar, sino comentando un texto concreto, público, accesible, y oficial. En este artículo nos limitamos a comentar algunos párrafos de dicho documento publicado en inglés.

En la parte central de un documento farragoso y nada espiritual, desenraizado de la verdadera espiritualidad católica (llama poderosamente la atención la ausencia de referencias a santos y maestros de espiritualidad), se coloca un texto muy extraño (reproducido íntegro al final de este artículo), atribuido a Isaac de Nínive, un monje no católico sino nestoriano (hereje) del s.VII, considerado santo por los ortodoxos.

El documento, en resumen, asume que la escucha del otro (no de Dios) es central, y que esta escucha atenta debe llevar al discernimiento conjunto (¿de qué?, no se sabe), un discernimiento caracterizado por «la inclusividad y la apertura», y cuyo «fruto» es el «consenso» (sic), no la verdad. Por eso no extraña que se enfatice el (falso) ecumenismo y se hable de la «legítima diversidad de las iglesias», cayendo en un indeferentismo religioso que anula las notas que caracterizan a la Iglesia de Cristo: Una, Santa, Católica… Efectivamente, de la Iglesia Católica se dice que necesita pedir perdón por el pasado, «por las formas en que la Iglesia ha sido consciente e inconscientemente un agente de opresión«. En otras palabras, las demás «iglesias» son legítimas, pero la Iglesia Católica (caracterizada no como Santa, sino como agente de opresión) debe ganarse su legitimidad abjurando de su pasado «opresor», para dejar de ser Una y empezar de cero pasando a ser Otra.

¿Y a dónde nos conduce este camino en que la Iglesia ya no es la misma (por tanto, no estamos hablando ya de la Iglesia de Jesucristo)? Pues el meollo de este nuevo «discernimiento» (¿eufemismo para no decir «engaño«?) es lo que presenta este texto al que nos referíamos antes: el «acompasamiento» o «entrar en la misma onda» no sólo con toda la humanidad, sino con todas las criaturas. Y esto dejando de lado a la revelación de Dios para salir a «escuchar» todo lo que «suene» afuera… Podemos barruntar que esta «onda» puede terminar en una melodía muy rara…

Pues bien, el documento de una supuesta espiritualidad que nos propone el Vaticano quiere para nosotros lo siguiente (recomiendo leerlo al menos dos veces para darse cuenta de que se ha leído bien):

– Que nuestro «corazón arda […] por los demonios«, para ser «misericordioso».

– Que «ofrezcamos continuamente una oración llena de lágrimas incluso por las bestias irracionales».

– Que «oremos por la familia de los reptiles«.

– Y todo ello, porque así nuestro «corazón es a semejanza de Dios«, cuando «la gran compasión abrasa sin medida el corazón» que hace lo anterior (tener tan presentes y tanta misericordia por las bestias, la familia de los reptiles y los demonios).

En otras palabras, está diciendo que el corazón de Dios está abrasado de compasión hacia las bestias, la familia de los reptiles y los demonios (¡tremenda blasfemia!), y cuando nosotros también nos dejamos abrasar por ese fuego y compasión somos semejantes a Dios (¡tremendo engaño!).

Dios ama a todas sus criaturas, incluidos a los demonios, porque ama todo lo que creó, pero no puede amar del mismo modo a todas sus criaturas. A los demonios y réprobos los ama conservándolos en el ser, pues Dios es fiel y justo y no puede negarse a sí mismo, que los creó. Pero no puede tener amor misericordioso para con los demonios, pues no se rebelaron contra Dios por engaño o por debilidad, sino por pura soberbia y maldad, y han escogido para siempre su condición, separados de Dios. Por eso no hay misericordia para los demonios, pues Dios respeta la libertad de sus criaturas, y es perfectamente justo. Y es que, además, ya han pasado por el inapelable e irrevocable juicio de Dios. Sabemos que la misericordia es para los hombres (como seres inmortales, a camino de la eternidad) y sus cuidados y providencia alcanzan incluso hasta a los animales, a quienes Dios socorre (cf. Sal 36,6); pero no son para los demonios apóstatas. Además, sabemos que hay un tiempo para la misericordia, pues ésta da paso al juicio, precede al juicio. Pero no sólo no puede haber un amor de misericordia hacia los demonios, sino que mucho menos puede haber para ellos de parte de Dios un amor de comunión, pues «¿Qué unión [hay] entre la luz y las tinieblas? ¿Qué armonía entre Cristo y Belial? […] ¿Qué conformidad entre el santuario de Dios y el de los ídolos?» (2 Co 6,14-16).

Dicho esto, queda claro que hacernos semejantes a ese «dios», unirnos a un «dios» que ama a los demonios y que tiene misericordia de ellos, cuyo corazón está encendido en llamas de amor por los demonios y por la familia de los reptiles, es asemejarnos no a Dios, el Dios verdadero, sino a un dios falso, usurpador del lugar de Dios, mentiroso, a uno que sí está unido a los demonios, las bestias y la familia de los reptiles, porque es su Jefe: «el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero« (Ap 12,9).

Según antiguo adagio, el hombre se hace semejante a aquello que adora. El adorador del Dios vivo y santo es vivificado y santificado por Dios mismo; pero los adoradores de las criaturas y de las bestias, se bestializan y se vuelven cada vez más alejados de la semejanza de Dios para asemejarse a los demonios.

Esta espiritualidad satanista no es realmente una sorpresa, aunque no deje de asombrarnos, es la línea que se está imponiendo desde quien ocupa la sede de Roma, ya desde hace tiempo. Son ya incontables los hechos que confirman que el satanismo es el nuevo culto promovido por Roma, pero para muestra recordemos las «pachamamas» y los príapos en los jardines vaticanos o esas imágenes de demonios llevadas en procesión e instaladas en basílicas romanas en octubre de 2019 (y desde entonces en múltiples diócesis por varios países); la devoción del rosario «desata-nudos», pretexto para introducir oraciones satánicas a la «Abuela Araña» o «Kokyangwuti» de la mitología Navajo, que se corresponde con la deidad inca Pachamama del inframundo; los múltiples eventos del mismo cariz realizados antes y durante el reciente viaje de Bergoglio a Canadá; la horripilante «férula papal» de brujería wicca; o la inauguración ya en julio de 2013 en el Vaticano de una estatua supuestamente en honor de San Miguel Arcángel en la que en realidad todo está invertido: Satanás no es derrotado por San Miguel sino que la lanza atraviesa la bola del mundo, San Miguel no es presentado con coraza sino desnudo y no en actitud de combate, pareciendo más bien el dios griego Prometeo, representación del mismo Lucifer…

Pero alguno podría contestar que el texto clave del documento que hemos comentado es una cita. Sí, pero, ¿por qué eligen esa cita? Son libres para ofrecernos, entre todos los maestros de espiritualidad, las citas más edificantes que encuentren. ¿Por qué ésta? ¿Había necesidad de rescatar este texto y darle esta importancia y difusión? No vale tirar la piedra y esconder la mano. Pobre excusa es esconderse en que «otro lo ha dicho» cuando esa cita es de un hereje nestoriano que además cayó en la herejía de la apocatástasis, según la cual el infierno no es eterno y Dios daría «otra oportunidad», comenzando de nuevo, a los demonios y a las almas de los condenados. Quien cita a un hereje en sus herejías… hereje parece o hereje es. Este texto es precisamente uno de los principales en que Isaac de Nínive expone esa herejía que anula la justicia y la santidad de Dios, y que va contra la Revelación y varios dogmas católicos, pero que es muy del gusto de Bergoglio y de los «teólogos» modernistas para los que el infierno está vacío o debe vaciarse en determinado momento, no puede ser eterno. Por supuesto, para ellos Judas Iscariote tiene que haberse salvado. Hoy hay un nuevo Judas en la sede de san Pedro destruyendo la Iglesia: ¿Acaso cree presuntuosamente que si no se corrige podrá salvarse? De Dios nadie se burla. Los adoradores de Satanás irán con él al castigo eterno y escucharán de Jesucristo esta sentencia: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles» (Mt 25,41).

Es coherente con lo relatado y con esta espiritualidad satanista que Bergoglio cree cardenal suyo al Obispo Robert McElroy en el consistorio del 27 de agosto de 2022. Y es coherente porque hay evidencia de que McElroy, al menos protegió y reintegró en su diócesis a un sacerdote, P. Jacob Bertrand, que en realidad era un satanista (cuando lo reintegró, ya satanista confeso, y por lo mismo, expulsado del ministerio sacerdotal y de la diócesis) que realizaba profanaciones de la Sagrada Eucaristía y misas negras con ellas y los demás rituales del culto satanista, incluidas violaciones rituales de mujeres vírgenes cuya confianza se ganaba por el hecho de ser sacerdote. Su confesión llegó tras la denuncia de una de sus víctimas. Decimos «al menos» porque a lo más puede que McElroy participase también de semejantes prácticas. ¿Es McElroy parte de la red satánica infiltrada en la Iglesia católica de la que se ha venido informando al menos desde los años 70 del siglo pasado, con ramificaciones importantes en el mismo Vaticano y en los Estados Unidos? Lo cierto es que a McElroy se le ha relacionado (porque él ha apoyado a esas personas y esas tesis) con el lobby del ex-cardenal McCarrick, quien creó un lobby de poder dentro de la Iglesia, marcado por el homosexualismo.

Tiene sentido que lo que ahora se nos propone ya sin tapujos no sea otra cosa que la culminación de lo que hasta ahora se estuvo realizando a escondidas.

O con Cristo o contra Cristo. No hay término medio. Y quien está contra Cristo, está consciente o inconscientemente, con Satanás. El diablo ha querido siempre robar adoradores a Dios como primer paso, para en segundo lugar recibir él mismo la adoración en el lugar de Dios. La apostasía que padecemos en estos tiempos en el seno de la Iglesia, y que es promovida en no pocos casos desde sus más altas cimas, no tiene otro objetivo sino este mismo: llevar a la Iglesia de Cristo a adorar a Satanás. Lo que el diablo intentó incluso con el Hijo de Dios en el desierto, ¿acaso no lo iba a intentar con su Cuerpo místico, la Iglesia, para pervertirla y convertirla en el cuerpo místico del anticristo?

«Porque muchos viven según os dije tantas veces, y ahora os lo repito con lágrimas, como enemigos de la cruz de  Cristo, cuyo final es la perdición, cuyo Dios es el vientre, y cuya gloria está en su vergüenza» (Flp 3,18-19).

«¡Ay de ellos!, porque se han ido por el camino de Caín, y por un salario se han abandonado al descarrío de Balaam, y han perecido en la rebelión de Coré. Estos son una mancha cuando banquetean desvergonzadamente en vuestros ágapes y se apacientan a sí mismos; son nubes sin agua zarandeadas por el viento, árboles de otoño sin frutos, dos veces muertos, arrancados de raíz; son olas salvajes del mar, que echan la espuma de su propia vergüenza, estrellas errantes a quienes está reservada la oscuridad de las tinieblas para siempre» (Judas 1,11-13)

«No prevalecerán« (Mt 16,18

TEXTO citado por el documento vaticano:

«What is a merciful heart? It is a heart on fire for the whole of creation, for humanity, for the birds, for the animals, for demons, and for all that exists. By the recollection of them, the eyes of a merciful person pour forth tears in abundance. By the strong and vehement mercy that grips such a person’s heart, and by such great compassion, the heart is humbled, and one cannot bear to hear or to see any injury or slight sorrow in any in creation. For this reason, such a person offers up tearful prayer continually even for irrational beasts, for the enemies of the truth, and for those who harm her or him, that they be protected and receive mercy. And in like manner, such a person prays for the family of reptiles because of the great compassion that burns without measure in a heart that is in the likeness of God».

Traducción (invitamos a alguien más avezado en el manejo del idioma de Shakespeare a realizar una mejor versión del documento vaticano)

Qué es un corazón misericordioso? Es un corazón en llamas por toda la creación, por la humanidad, por las aves, por los animales, por los demonios y por todo lo que existe. Por el recuerdo de ellos, los ojos de una persona misericordiosa derraman abundantes lágrimas. Por la misericordia fuerte y vehemente que se apodera del corazón de tal persona, y por tan gran compasión, el corazón se humilla, y uno no puede soportar escuchar o ver ninguna herida o dolor leve en nadie en la creación. Por eso, tal persona ofrece continuamente oración con lágrimas en los ojos, incluso por las bestias irracionales, por los enemigos de la verdad y por los que le hacen daño, para que sean protegidos y reciban misericordia. Y del mismo modo, tal persona ora por la familia de los reptiles a causa de la gran compasión que arde sin medida en un corazón que es a semejanza de Dios».

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