La gran amenaza de China Continental más allá de Taiwán
Lunes 15 de agosto de 2022
La reciente crisis entre la República Popular de China (RPC) y Taiwán —cuyo detonante fue la visita oficial realizada por la presidente de la Cámara de Representantes, la veterana parlamentaria demócrata Nancy Pelosi, al Gobierno de Taiwán, entendida acertadamente por el Gobierno comunista de Pekín como un apoyo al movimiento independentista que hoy es presidido por la progresista Dra. Tsai Ing-wen—, obliga a realizar un análisis más profundo.
¿Por qué el gobierno comunista de Pekín se empeña en realizar ejercicios militares a gran escala (lanzamiento de misiles con fuego real, movimiento de barcos de guerra y aviones caza bombarderos) sobre el Estrecho de Taiwán —área conocida como la tácita zona media o fronteriza— que separa a ambas naciones?
La respuesta va más allá de la histórica rivalidad luego del triunfo de los revolucionarios comunistas que derrocaron al gobierno nacionalista Chiang Kai-shek en octubre en 1949, año en el cual, quedaron formalmente separados los dos gobiernos: el de Pekín bajo el control de Mao Zedong y el de Taipéi presidido por Kai-shek.
La verdadera razón del acrecentado interés de la RPC sobre Taiwán es fundamentalmente geopolítico y, en cierta medida, una mezcla de política interna por parte de los burócratas del Partido Comunista Chino (PCCh) con una buena dosis de personalismo político por parte del actual tirano mandarín, Xi Jinping.
En lo que respecta al interés geopolítico de la RPC sobre Taiwán, se encuentra la estrategia imperialista del gigante asiático por imponerse como el gran ordenador de la vasta y estratégica región del Indo-Pacífico, por tanto, una pequeña isla y tan cercana a China constituye un desafío que los totalitarios comunistas de Pekín no se pueden permitir.
Aún más cuando muestran un esplendoroso crecimiento y auge no sólo económico sino social, enmarcado dentro de un sistema político centrado en la libertad: libre mercado y democracia, todo lo opuesto a lo que rige en la RPC.
Por tanto, constituye en sí mismo una poderosa amenaza al PCCh, ergo, su Gobierno, con todo lo que ello significa.
Continuando desbrozando este complejo enmarañado geopolítico entre China y Taiwán, observamos el interés chino por quebrantar la libre navegación de la comunidad internacional en las aguas y el espacio aéreo del Estrecho de Taiwán, desconociendo status quo de una ruta tanto marítima como aérea internacional, afectando negativamente el libre tránsito de las operaciones civiles y comerciales internacionales que tienen lugar en tal espacio.
Adicionalmente, un aspecto que se ha mencionado muy poco, pero no por ello menos cierto o verosímil, es que con la realización de tales ejercicios militares, se hizo una réplica del Palacio de Gobierno de Taiwán al menos desde hace 5 años.
Dicha estructura verificada por imágenes satelitales, es utilizado por el Ejército Popular de Liberación en la Base de Entrenamiento Militar Táctico Combinado para entrenar a sus efectivos en la toma por asalto de la sede del gobierno taiwanés.
La evidencia es concluyente, la RPC se prepara para una invasión de Taiwán, dichos preparativos, también implican ciber-ataques, campañas de desinformación y coerción económica, obstaculizando el normal desarrollo de las actividades de la isla como asfixiando la moral de la población taiwanesa.
Por último y volviendo puntualmente al tipo de material bélico utilizado por las fuerzas militares de la RPC en el Estrecho de Taiwán, es decir, el alcance de los misiles como su ensayo táctico anti-acceso o denegación del área denominada “A2/AD”, constituyen una sólida evidencia que la verdadera intencionalidad del gobierno comunista de Pekín consiste en ambiciones netamente geo-estratégicas, es decir, su proyecto de alterar el status quo actual de Indo-Pacífico y unir los llamados “Mares de China”, el Oriental y el Meridional a través del Estrecho de Taiwán, convirtiendo así toda esa zona como “aguas internas” de la RPC.
De tal manera que el mundo libre no debe mirar a Taiwán como una mera disputa entre dos países, sino como la gran amenaza de la RPC contra la seguridad y paz no sólo del Indo-Pacífico sino de todo el mundo.