Internacional

Un cristiano condenado a muerte por falsos cargos de blasfemia

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Un tribunal de Lahore ha condenado a muerte a un cristiano acusado de blasfemia en 2017. Ashfaq Masih, que ahora tiene 34 años, fue condenado a morir en la horca por un Tribunal de Primera Instancia de Lahore, provincia de Punjab, en una sentencia dictada el 4 de julio.

Ashfaq Masih, mecánico de profesión, lleva en prisión desde junio de 2017 después de que el 15 de junio se registrara una denuncia (First Information Report) contra él, en virtud del artículo 295 ‘c’ del Código Penal de Pakistán, que castiga el desprecio al profeta Mahoma.

Ashfaq Masih, casado y padre de una hija de ocho años, afirma que no difamó ni pronunció palabras despectivas contra el profeta Mahoma. En su declaración ante el tribunal, Ashfaq Masih ha dicho: «Soy inocente y el caso contra mí es falso e infundado. Me inculparon para destruir mi pequeño taller mecánico donde reparo motos y bicicletas. Hay otra tienda que realiza el mismo trabajo dirigida por Muhammad Naveed. Tuve una discusión con él el 5 de junio de 2017 porque la mayoría de los clientes visitan mi tienda a diario para realizar reparaciones”.

En su declaración, Ashfaq Masih además ha declarado: «Muhammad Naveed estaba celoso de mi trabajo, porque mi trabajo iba bien. El 15 de junio, un cliente llamado Muhammad Irfan vino a mi tienda y, después de que yo hubiera hecho el trabajo de reparación, se negó a pagar 40 rupias paquistaníes (unos 20 céntimos de dólar), el coste de la mano de obra, alegando que era un creyente sufí, por lo que no tenía que pagar».

Ashfaq Masih ha proseguido: «En respuesta, dije que soy un creyente en Jesucristo y pedí el pago por el trabajo de reparación. En lugar de pagar el trabajo, Muhammad Irfan, junto con Muhammad Naveed, convirtieron el asunto en una cuestión religiosa y me acusaron de blasfemia».

Según el acusado Ashfaq Masih, Muhammad Naveed y Muhammad Ashfaq organizaron una conspiración contra él porque su taller funcionaba bien y ganaba mucho dinero.

Ashfaq Masih ha referido en su deposición: «Estos dos hombres también me amenazaron porque querían que abandonara el taller. Esta misma información se la di al agente de policía que me detuvo. Nunca he pronunciado palabras despectivas contra el Profeta Muhammad, ni lo haría jamás. Respeto al Profeta Muhammad con todo mi corazón y mi alma», concluye Ashfaq Masih.

Joseph Jansen, presidente de la ONG «Voice for Justice», que sigue el caso, en declaraciones a la Agencia Fides, dice: «La condena a muerte de Ashfaq Masih genera decepción y temor en toda la comunidad cristiana de Pakistán, y en particular en todos los demás presos acusados de blasfemia y en sus familias” y añade: «Muchos de los casos de acusaciones de blasfemia se basan en acusaciones falsas, e instrumentalizan la acusación para resolver disputas personales. Es triste ver que este tipo de acusaciones, que pisotean el Estado de Derecho, conducen a la violencia colectiva contra los acusados, que no pueden defenderse».

Joseph Jansen afirma además: «Los cristianos de Pakistán están profundamente dolidos porque Ashfaq Masih, falsamente acusado, ha sido condenado a muerte. Está claro que todas las pruebas de este caso son inventadas y que Ashfaq Masih sólo está atrapado en él por reclamar gastos de servicio por reparar la moto de un musulmán».

La ONG Voz por la Justicia, que está preparando un recurso ante el Tribunal Superior, exige justicia para Ashfaq Masih y su inmediata puesta en libertad, e insta al tribunal a castigar a quienes incitan a la violencia o la ejercen basándose en falsas acusaciones de blasfemia.

Ashiknaz Khokhar, activista de los derechos de las minorías en el Punjab, dice a la Agencia Fides: «Es preocupante ver cómo los tribunales de primera instancia dictan sentencias de muerte a los acusados de blasfemia, incluso sin pruebas suficientes. Hay amenazas y presiones de grupos extremistas sobre los tribunales, pero ahora está muy claro que la mayoría de los casos de blasfemia se basan en acusaciones falsas, relacionadas con disputas personales. El gobierno debe tomar medidas serias para acabar con el abuso de las leyes sobre la blasfemia y trabajar para proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos y sus familias».

Según datos del «Centro para la Justicia Social», entre 1987 y 2021 se produjeron 1.949 casos de personas acusadas de blasfemia en Pakistán, entre ellas 928 musulmanes, 643 ahmadíes, 281 cristianos, 42 hindúes y 55 de fe desconocida. De ellos, 84 personas fueron asesinadas extrajudicialmente, antes de que se llegara a un veredicto final.

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