Nunca dejo entrar al viejo a casa, dice Clint Eastwood
Un dia Clint Eastwood jugaba al golf con el compositor y cantante de música country, Toby Keith. Clint le comentó que el lunes siguiente iba a cumplir ochenta y ocho años y que comenzaría a rodar una película la semana siguiente (The Mule).
Sorprendido, Toby Keith le preguntó que cuál era su motivación y Clint le respondió que todas las mañanas cuándo se levantaba, no dejaba entrar al viejo a casa
Toby Keith quedó tan impresionado con la respuesta, que compuso una canción sobre eso y se la envió a Clint, editó con ella este video, el cual utilizó en la película sin cambiarle nada.
“Mi secreto es el mismo desde que en 1959 hice Rawhide: mantenerme ocupado. Nunca dejo que el viejo entre en casa”, cuenta Eastwood.
Es cierto que se le nota más frágil: habla para el cuello de su camisa, un ligero vaivén balancea su cuerpo, lleva una barba sin afeitar con canas y claros, y el oído izquierdo se la juega a menudo.
Pero aún se nota su poderío, en sus respuestas, en su entorno, comportándose como el rey de los estudios Warner con los que trabaja desde hace décadas mientras sus asistentes te recuerdan que te sientes mejor a su derecha.
“Si uno deja de vivir mirando hacia delante no hay otra cosa que echar la vista atrás y eso es caer en la nostalgia”, añade el por siempre recordado como Harry el sucio.
Los años de Eastwood tampoco han cambiado su estilo, conocido por rodar solo una toma de cada secuencia. Su aclaración es rápida y su lengua, viperina.
Se llama Clint Eastwood y es una leyenda que lleva diez candidaturas al Oscar, de las que ha ganado cuatro estatuillas. Todas ellas después de haber cruzado el umbral de los sesenta. A eso se llama no dejar entrar al viejo a casa.