El mundo en alerta por Omicron; pero López Obrador llama a mitin en el Zócalo
Salvador García Soto
El que no quiera que lo arrase la “cuarta ola” que se cuide y cuide a los suyos, porque los gobernantes andan ocupados buscando aplausos, aclamaciones y votos
El contraste ayer entre lo que pasaba en México y en el resto del mundo, en materia de pandemia de Covid, era abismal: mientras los países de la Unión Europea y Estados Unidos alertaban sobre la presencia de la nueva variante de virus SARS-Cov-2 que apareció en Sudáfrica, cerraban sus fronteras a los vuelos de aquel país y tomaban previsiones sobre la fuerte capacidad de mutación de la nueva cepa bautizada como “Omicron”, aquí el presidente López Obrador llamaba a sus simpatizantes y seguidores a asistir masivamente al Zócalo de la Ciudad de México el próximo miércoles 1 de diciembre, para que lo aplaudan y vitoreen por el tercer año de gobierno.
Ayer fue tal el impacto que causó la confirmación de la nueva variante de Covid y su capacidad de mutación, 30% más que todas las anteriores, que la Organización Mundial de la Salud convocó a una reunión de emergencia a sus expertos para analizar los riesgos que representa “Omicron”, mientras las bolsas de todo el mundo resentían una caída en sus acciones en un “viernes negro” que literalmente sacudió a los mercados. Ya en Europa alertaban y se preparaban para la llegada de esta nueva cepa que vendría a acentuar y a aumentar la gravedad de la pandemia en ese continente calificado como el nuevo epicentro mundial.
Se entiende que Europa está inmersa ya en una cuarta ola de contagios que está llevando de nuevo al cierre de actividades económicas y al confinamiento y a las restricciones a la movilidad de la población en varios países. Y también que allá los casos de Covid están de nuevo al alza, con el riesgo de volver a provocar una crisis de hospitalizaciones y muertes en naciones que ya creían superada la pandemia; pero lo que no se entiende es que en un país como México, donde aún el porcentaje de vacunación con dos dosis apenas llega a 60%, y los contagios y muertes, si bien disminuyeron en las últimas semanas, hoy empiezan de nuevo a repuntar con el inicio de la temporada de frío y la cercanía del invierno, las autoridades estén tan relajadas y despreocupadas que hasta quieren hacer mítines y concentraciones masivas con fines políticos.
“Y el miércoles va a haber un informe en el Zócalo. Aprovecho para de nuevo invitar a todos, a pesar del dolor y de la tristeza por la pandemia, pues tenemos que salir adelante, echarle ganas y vamos a reunirnos en el Zócalo, pues todos los que quieran asistir, si se llena mucho, pues no dejen de llevar su cubrebocas, pero es libre”, dijo ayer el presidente en su conferencia mañanera desde Guanajuato.
—¿Habrá algún límite de asistencia? —le preguntó un reportero.
“No, no porque tenemos muchas ganas de vernos, ya ha pasado mucho tiempo y tenemos que congregarnos en el Zócalo”, repitió insistente López Obrador.
¿De qué manera el país, su economía o incluso la salud de los mexicanos va “a salir adelante” por un mitin político masivo en el Zócalo? El presidente vuelve a jugar con fuego y a desafiar todas las recomendaciones de las autoridades de la OMS y la OPS que claramente han dicho en estos últimos días que México no está exento de sufrir una cuarta ola de Covid, debido a que su porcentaje de vacunación completa entre su población aún es muy bajo.
Pero lo más grave es que el mandatario incurre de nueva cuenta en la misma ligereza e irresponsabilidad con la que siempre manejó la pandemia más grave y la crisis social, económica y de salud que provocó en el país. Si en la primera ola de Covid, allá por marzo de 2020 cuando el mundo estaba en crisis y Europa vivía una desgarradora crisis hospitalaria, López Obrador les decía a los mexicanos “salgan, abrácense”, y en la segunda y tercera ola se negaba a recomendar el uso del cubrebocas y a cerrar y restringir actividades económicas, provocando miles de hospitalizaciones y muertes, en esta cuarta ola que ya se asoma en México, el mandatario vuelve a actuar exactamente igual al convocar a una concentración masiva con fines proselitistas.
En concordancia con las ocurrencias presidenciales, en la Ciudad de México mantuvieron por dos semanas más el semáforo verde, para dar paso a la concentración masiva que ocurrirá el próximo miércoles en el Zócalo, y eso, sumado a la relajación de medidas y cero restricciones que ya se observan en toda la capital de la República, no augura nada bueno. Ya incluso la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, ocupada como está con su campaña y con cuidar su imagen, advirtió que “aun cuando tengamos una cuarta ola no volveremos a cerrar ninguna actividad en la ciudad”.
Si en Europa ayer decían que ya se están preparando para la llegada de la variante “Omicron”, en México es casi seguro que la cepa sudafricana no tarde mucho en llegarnos, ante la apertura total y sin ningún tipo de control, filtro o revisión que hay en todos los aeropuertos internacionales del país ante la llegada del turismo y los viajantes extranjeros. Cosa de recordar que hace cinco meses, cuando apareció la variante Delta en la India, el pasado mes de junio, solamente pasaron 15 días antes de que se registraran los primeros casos confirmados de contagios por Delta que se esparció rápidamente entre los mexicanos.
La política de cero restricciones a los viajeros de otros países y la total apertura de fronteras aéreas, ha funcionado prácticamente como una bienvenida mexicana a todas las variantes hasta ahora conocidas del SARS-CoV-2 y la nueva variante sudafricana no será la excepción y pronto escucharemos de casos primero sospechosos y luego confirmados en los estados de la República.
Con la actitud laxa, irresponsable e indolente de nuestras autoridades, es un hecho que el país se encamina, inevitablemente, hacia una nueva ola de contagios de Covid por el relajamiento de las medidas sanitarias y las políticas públicas para atender y contener la pandemia. Igual que ocurrió desde la primera ola, México y sus autoridades vuelven a apostar por una estrategia totalmente reactiva, que mida su éxito o su fracaso por las camas vacías y disponibles en un hospital público, y no por una actitud de contención, prevención y adopción de medidas de restricción y cierre de actividades en caso de ser necesario. Preparémonos pues para “Omicron” y sus muchas mutaciones. Y el que no quiera que lo arrase la “cuarta ola” que se cuide y cuide a los suyos, porque los gobernantes andan ocupados buscando aplausos, aclamaciones y votos.